El 6 de octubre de 1934, Lluís Companys, desde el balcón del Palau de la Generalitat, declara “el Estado catalán de la República federal española” y promete “edificar una República libre y magnífica“.
En las elecciones de noviembre de 1933, la CEDA de José María Gil Robles obtiene 120 escaños.Francisco Largo Caballero, con el PSOE, veta su entrada en el Gobierno. Largo Caballero ha sido corrompido por el totalitarismo que infecta las bases socialistas y por el que le adulan y proclaman como “el Lenin español“. El viejo socialista sensato, que colaboró con la dictadura de Miguel Primo de Rivera y que admiraba a los moderados socialistas ingleses, se ha vuelto un marxista estricto que aspira a la violencia y al poder total. No es un demócrata, es un totalitario: “Queremos todo el poder; vamos por todo el poder político. Tenemos que luchar como sea, hasta que en las torres y en los edificios oficiales ondee no una bandera tricolor de una República burguesa, sino la bandera roja de la revolución socialista”. Desea la guerra civil: “Estamos en plena guerra civil aunque esta guerra no ha tomado aún los caracteres cruentos que por fortuna o desgracia tendrá inexorablemente que tomar”.
El 4 de octubre de 1934, Alejandro Lerroux, del Partido Republicano Radical, pasa a ser primer ministro, con Niceto Alcalá Zamora, un republicano decente, en la presidencia, y entran en el gabinete tres ministros de la CEDA.
El PSOE, que lleva tiempo preparando el golpe de Estado, con Indalecio Prieto consiguiendo las armas, de lo que se arrepentirá toda su vida, declara la huelga general como instrumento de toma del poder, tal y como fue teorizada por George Sorel. El golpe de Estado resulta un fracaso y sólo prenderá con fuerza en Asturias, con la cuenca minera en pie de guerra, habiendo pasado a la historia con el nombre de la “revolución de Asturias”.
Lluís Companys aprovecha la ocasión. Da por supuesto que hay un vacío de poder y lo toma, declarando el Estado catalán a las 20,10. Tras su breve discurso, a sus colaboradores les dice: “Ahora no podréis decir que no soy suficientemente catalanista”. Los anarquistas no secundarán en ningún momento la estrategia por considerarla propia de los partidos burgueses.
Companys llama a Domingo Batet para que se ponga a sus órdenes. Batet es el capitán general de Cataluña y jefe de la IV División orgánica. Es catalán, nacido en Tarragona, y un hombre de ideas moderadas, que no secundará el alzamiento del 18 de julio y será fusilado por el bando nacional. No adelantemos acontecimientos. Batet llama a Lerroux que le insta a que declare el estado de guerra, con respecto a la Ley de Orden Público de 1933.
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