No es la primera vez, que de forma aislada alguna patrulla de F-5 marroquí viola el espacio aéreo español, posiblemente para comprobar si el Sistema de Defensa Aereas los detecta. Aunque la incursión fuere a baja cota -existe la leyenda que a poca altura son indetectables-, las previsiones del Sistema, con la instalación de los radares adecuados y la coordinación con la Unidad de misiles de Algeciras, integrada en el Sistema, hacen inútil el esfuerzo marroquí de comprobación, y refuerza la capacidad del Sistema de garantizar la eficacia de la vigilancia del espacio aéreo. Comentario que se hace extensible a las violaciones del espacio aereo, que realizan los aviones militares y comerciales en Gibraltar.
Hasta aquí, el comentario sobre la actuación de las FAS que constitucionalmente cumplen su misión, otra cosa es la actuación del gobierno, especialmente el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación que es informado al momento de estas actuaciones delictivas de aeronaves de los países mencionados. El MAEC actúa de acuerdo con sus conveniencias, en la mayoría de las ocasiones se limita a una reclamación diplomática – cuando lo hace-, en detrimento de la correspondencia que deberían tener las acciones de vigilancia militares y la contundencia de la reclamación.
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Recientemente, múltiples altos cargos y expertos militares españoles coinciden en que Marruecos supone una amenaza creciente para la seguridad y estabilidad de España, especialmente con el aumento constante de sus capacidades bélicas.
Para contrarrestar dicha amenaza, opinan los altos cargos militares españoles, España debe fomentar la consolidación de un estado saharaui independiente sobre el territorio del Sahara Occidental.
Una línea de pensamiento que la defiende el general de división Jésus Argumosa, quien sostiene que “la aparición de un Estado democrático independiente y sólido, produce importantes ventajas en la seguridad del entorno geopolítico del norte de África y África occidental”.
Para el general de división y ex jefe de la Escuela del Estado Mayor, Argumosa, un Estado saharaui en el Sahara Occidental “constituye un ‘muro de contención’ contra el yihadismo islámico, facilita el equilibrio estratégico de las potencias de la región (…) incrementa la estabilidad de nuestro espacio próximo de seguridad que constituye un objetivo estratégico nacional».
Para el analista de la División de Cooperación de Estudios de Seguridad y Defensa del Ministerio de Defensa español, Ramón Liaño, Marruecos impide la constitución de un Estado saharaui vía «retrasar sine die el referéndum y obstaculiza la acción de la Minurso”.
Por su parte, el coronel José María Manrique, en un extenso artículo publicado recientemente, asevera que Marruecos es el enemigo más peligroso y descarado de España.
El coronel detalla que Marruecos agrede a los “derechos pesqueros (de España), con la inundación de nuestros territorios con droga e inmigrantes, con anexión del territorio pendiente de descolonización del Sáhara, del que España sigue siendo la potencia administradora ante la ONU, de nuestras aguas de interés económico y lo que supone en pesca, petróleo, “tierras raras” (telurio, etc) y soberanía, la anexión de la zona neutral de Ceuta y Melilla, y la asfixia económica de ambas plazas, y tantísimas cosas más, entre las que los comparsas marroquíes del 11M solo son la punta del iceberg”.
A la opinión de los militares españoles se han sumado destacados medios de comunicación, como El Confidencial, que hicieron eco al acelerado proceso de militarización de Marruecos y los riesgos que supone para España.
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