El GEO, la élite del águila, cumple 40 años en plena forma

Son la unidad táctica de la Policía y un referente internacional con expertos en tiro, buceo, asaltos o explosivos

Torronteras Han perdido a tres compañeros: el peor caso, el del subinspector Torronteras, caído en Leganés Ninguna mujer Ninguna mujer ha superado el curso de GEO; alguna decidió abandonar a punto de hacerlo

 Imaginen una película de Lars von Trier a las tres de la mañana. Imaginen que tienen que verla tres o cuatro veces seguidas, a oscuras y tomando notas. Imaginen que después les examinan sobre el color de los calcetines de uno de los actores. Imaginen que la multivisión de esa película y ese examen se lo hacen tras una marcha de veinticuatro horas por el monte cargados con una mochila gigante, o con un compañero a la espalda, sin descanso. Si se duermen mientras ven el film o no se saben las respuestas, les restan puntos y después de varias pruebas no superadas son candidatos a la expulsión.

JAIME GARCÍA

Esta es alguna de las pruebas a las que someten a los aspirantes a GEO, el Grupo Especial de Operaciones de la Policía Nacional, la unidad policial más versátil y táctica, la más desconocida; la más militar y disciplinada. Este año cumplen 40, los mismos que la Constitución, y siguen celebrándolo. Tanto que mañana los visitará en su sede de Guadalajara el Rey Don Felipe VI, que asistirá a una demostración de sus proezas, junto al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska.

Trece de 400

Este año han superado el curso solo 13 aspirantes de los 400 policías que optaron a él. Es la media. La mayoría se queda en el camino de las durísimas pruebas físicas y psicológicas a las que los someten. Y aun así, curso tras curso (este ha sido el número veintinueve) cientos de agentes presentan la solicitud, ansiosos por ingresar en ese grupo de escogidos, cuyo emblema es un águila. La primera criba de esos 400 agentes la pasaron cincuenta y, tras los siete meses que dura el acceso, los elegidos fueron 13. «El perfil físico es muy exigente y también se pide un perfil psicológico muy concreto», explica el jefe de los GEO, el comisario Javier Nogueroles.

«Yo quería ser geo desde niño, desde que veía Los Hombres de Harrelson y lo logré», cuenta pertrechado con el mono negro de trabajo uno de los policías. Lleva ya 16 años en este indiscutible grupo de élite, considerado uno de los mejores del mundo. Se quedará hasta que el cuerpo aguante. «La familia lo lleva regular, pero a mí me apasiona».

Nacieron en 1978 para enfrentarse a grupos terroristas y de delincuencia organizada y en el camino se han labrado un currículum envidiable desde su base de Guadalajara: más de 75 comandos terroristas detenidos, 467 rehenes liberados, 65 barcos cargados de droga abordados en alta mar y despliegue en 29 países –de los más peligrosos del mundo- para proteger al personal diplomático español en nuestras Embajadas.

«Cuando pasas tres noches apostado en una Embajada de Irak o de Afganistán te acostumbras a asumir el miedo. Luego hay pocas cosas en la vida que te bloqueen. Yo creo que tenemos algún rasgo de psicopatía, positiva y necesaria, para reducir esa sensación de miedo y peligro». Son palabras de un exgeo, experto en tiro y buceo, que ha pasado media vida profesional en ese destino. Ahora mismo, los hombres de mono negro y boina granate se encargan de la protección de la Embajada española en Kabul, tanto de la estática como de la dinámica. Están allí desde 2015 cuando asesinaron de forma salvaje a los policías Jorge García y Gabino Sanmartín el 15 de diciembre.

El Geo lo componen unos 130 hombres plenamente operativos. Hasta ahora ninguna mujer ha superado el exigente curso. Alguna pasó las pruebas iniciales pero abandonó en esos primeros días concebidos por una mente maquiavélica con el objetivo de reunir a los mejores: cuerpos de «superman» y mentes equilibradas. Tienen su cuartel general a la entrada de Guadalajara, un lugar estratégico, con dos autovías que comunican con Madrid, el aeropuerto de Barajas a unos minutos y también el de Torrejón, lo que garantiza una respuesta rapidísima. El GEO es, de hecho, una unidad de respuesta e intervención y su reto actual es ese: reducir los tiempos.

Desde que les llega un aviso tardan entre 15 y 16 minutos en desplegarse. Una de las condiciones es vivir lo más cerca posible de la base. Cada semana un grupo, de los tres que existen, permanece en alerta. Cuentan además con otro grupo, subgrupo en realidad, en movimiento continuo en Madrid.

En cada equipo de cinco en los que suelen dividirse de forma operativa todos pueden hacer de todo y esa pluricapacidad les diferencia de sus cuerpos hermanos en Europa. Son expertos en artes marciales, combate, escalada urbana, armamento y tiro, manejo de explosivos, técnicas de asalto, dispositivos contra francotiradores o incidentes con rehenes. Como héroes de Marvel, pero de carne y hueso. A esa formación global le sigue una especialización: francotirador, buzo, paracaidista, experto en aperturas… según la inclinación y la destreza individual.

El inspector jefe Serrano, el tercero en el mando, lleva 30 años vistiendo el uniforme de geo. Ayer llevaba el de camuflaje o «mimetizado», como le llaman ellos, en lugar del mono negro ignífugo. «El de los abordajes tam-

bién es un mono pero estanco; el de las embajadas tiene dos piezas».

Medios técnicos especiales

El comisario Nogueroles aporta una descripción precisa de los hombres bajo su mando y de su cometido, mientras ellos se van desplegando para tomar un edificio con rehenes: «Es la unidad táctica por excelencia de la Policía Nacional y es un referente internacional. Tiene funciones muy concretas y específicas, una especialización altísima y también cuenta con medios técnicos especiales».

En la exhibición que un grupo lleva a cabo en el patio central de su sede aparece un mastodonte negro difícil de encasillar. «Es un Vantac, un vehículo táctico, de fabricación española. No puede alcanzar gran velocidad, por eso se destina a lugares próximos a la base», detalla uno de los mandos con orgullo. Sobre el mastodonte hay una plataforma por la que trepan hasta ocho agentes después de que uno haya preparado los explosivos (sin ellos en el simulacro) para reventar los cristales. Unos minutos antes, cuatro coches derrapando han rodeado a un atracador que trataba de huir y del que uno de los perros del equipo casi no deja ni la cabeza. Cada uno de los policías que atraviesa las ventanas carga con un equipo de 30 kilos, a veces durante ocho horas. «Estamos acostumbrados», dice Álvaro, «en las marchas vamos con regalo», ironiza. El «regalo» puede consistir en cargar con un compañero. Sonríen al recordar cómo lo lograron. Preguntamos por la prueba de la piscina, esa leyenda que circula sobre el GEO. «No es una leyenda. En enero te dan una pala o un pico a las tres de la mañana para que rompas el hielo de la piscina y te lances dentro. Algún compañero decide marcharse».

Los más veteranos se abonan al gesto serio al recordar al subinspector Francisco Javier Torronteras, al que los explosivos de los yihadistas suicidas de Leganés se llevaron por delante el 3 de abril de 2004. Es el hecho más grave y más doloroso de su historia de éxito. Otros dos compañeros fallecieron pero durante unos traslados.

El currículum impecable de estos hombres incluye operaciones de salvamento de los buzos o hallazgos de cocaína en cascos de barcos; detenciones de grupos mafiosos, arrestos de etarras y yihadistas y barcos y más barcos cargados de droga. Esas son las más conocidas, las de relumbrón, pero cada semana un grupo de geos «vuela» allá donde otros policías no llegan.

12 dic. 2018    ABC    CRUZ MORCILLO GUADALAJARA