La pertinaz sequía. «Relación de embalses construidos durante el gobierno de Francisco Franco»

Cuando la «pertinaz sequía» aprieta como ocurre ahora –en el año 2017 apenas cayó una gota, en el 2018 ni eso y en lo que va de 2019 ya para qué decir–, todos los españoles, sin distinción de credo, sexo, edad y, menos aún de ideología, por fin en algo coincidimos, miramos a los pantanos con ansiedad para ver cómo se encuentran, pues sabemos lo muchísimo que dependemos de ellos. Pero sólo unos pocos, y desde luego de forma clandestina debido a la Ley de Memoria Histórica en vigor –en realidad de des-memoria o de mentira histérica, férrea ley de censura y tergiversación de la verdad histórica de nuestra nación–, se lo agradecen a quien tuvo verdadera obsesión, e inmensa clarividencia, por dotar de agua hasta lo imposible a nuestra patria, tanto para consumo habitual como para regadío.

Desde los tiempos de los romanos hasta 1936, es decir, en dos mil años, se habían construido en España 191 embalses con capacidad para 4.000 millones de m3 de agua; Mérida dispone aún de uno de esos embalses romanos.

Durante la II República no se hizo ninguno, ni siquiera se terminaron los que estaban en avanzada construcción, cuyas obras fueron paralizadas.

En los treinta y nueve años que van de 1936 a 1975, o sea, los de gobierno de Franco, se construyeron 547 embalses y pantanos con capacidad para 40.000 millones de m3 de agua, es decir, diez veces más que en los veinte siglos anteriores; además, a su fallecimiento estaban en marcha otros 78 que, terminados todos en 1979, se le deben a él, lo que sumados hacen un total de 625 obras de tal tipo.

Asimismo, figuran en su haber obras hidráulicas del calibre del trasvase Tajo-Segura –con una distancia de 350 Km. de los cuales 36 van soterrados– o las del Plan Badajoz, todo lo cual hace que podamos afirmar que todavía hoy cuando abrimos un grifo en nuestras casas el agua que de él mana se debe a las obras de Franco y de los españoles de su tiempo.

Para valorar adecuadamente las mismas debe tenerse en cuenta la situación económica de muchos de los años en los que se hicieron como fueron las décadas de los cuarenta y cincuenta. Sugerimos miren con atención las fechas de terminación, y podrán comprobar cómo por ejemplo en plena guerra ya se terminaron tres; cómo en los durísimos años de 1940 a 1945, en plena guerra mundial, se terminaron no pocos; y cómo el ritmo fue creciendo hasta alcanzar su cenit en los años sesenta y setenta.

También es de destacar la enorme envergadura de muchos de ellos aún hoy en día no superados en Europa –se les llegó a denominar «mares»–, así como hay que valorar los medios técnicos con los que se realizaron; en muchos de ellos, sobre todo en las décadas de los cuarenta y cincuenta, el transporte de materiales se hizo sobre mulas y a lugares de dificilísima accesibilidad.

Más abajo ofrecemos un enlace para poder descargar en PDF la relación de dichos embalses con expresión de su nombre, la cuenca en la que se encuentran, su capacidad y el año de finalización y consiguiente inauguración; seguro que muchos los conocen, han estado en ellos o les suenan. Se incluyen en la relación los embalses terminados en 1976, 1977 y 1978 porque estaban ya en avanzadísimo estado de construcción cuando falleció el Caudillo –este tipo de obras precisa de varios años para su realización–, por lo que en justicia el mérito le pertenece; también porque fue ese mismo 1978 el año en que se derribó definitivamente su régimen con la aprobación de la Constitución actualmente en vigor.

 

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