MILITARES DE EEUU: NO HAY NINGÚN PLAN REAL PARA ENFRENTARSE A IRÁN

La Administración Trump está subiendo el tono sobre Irán proclamando un nuevo plan para enviar hasta 120.000 soldaos a Oriente Medio para contrarrestar las supuestas “identificadas y creíbles amenazas” de Irán.

Pero en el mundo del Pentágono hay planes para los políticos y luego hay otros reales. Tres altos mandos implicados en el planeamiento y supervisión de las tropas en la región dicen a TIME que no hay ningún plan real, ejecutable ni parecido, para un despliegue en gran escala de tropas en el Golfo.

“Eso exige saber a qué nos vamos a enfrentar”, dice uno. “¿Son las tropas iraníes el objetivo o sus milicias” ¿Está el enemigo en Iraq, en Siria o en otro lugar? ¿Un coche bomba, misiles o ciberataques? ¿Se dispone de evidencia creíble que relacione un ataque con el gobierno iraní de modo que el ataque a Irán sea legítimo?”. Los tres militares, que quieren ocultar sus nombres porque no han sido autorizados a debatir este asunto públicamente, dijeron que no habían visto datos detallados.

El Asesor de Seguridad Nacional, John Bolton, solicitó recientemente un plan para enviar una cantidad sustancial adicional de tropas de tierra y aire al Golfo Pérsico, según los tres militares. El 9 de mayo el ministro de Defensa, Patrick Shanahan, le presentó a él y a otros altos cargos de seguridad nacional un bosquejo preliminar de planes de despliegue de hasta 120.000 más soldados en la región, según los altos cargos, a los que se les dio información en la reunión que fue publicada primeramente por el New York Times.

No obstante, los despliegues de incluso tropas limitadas para tratar creíbles amenazas exigen lo que se llama un documento de despliegue y tropas por fases, o TPFDL. Ahí se detallan qué unidades están en posición, qué otras más serían desplegadas o en reserva, qué equipo y suministros serían necesarios, dónde embarcarían y desembarcarían, cómo se moverían y con qué velocidad.

Los datos de un TPFDL para un despliegue importante pueden llevar meses de pulir y los pequeños detalles importan. Cuando EEUU se estaba preparando para invadir Iraq en 2003, por ejemplo, el ministro de Defensa, Donald Rumsfeld, alteró los datos de modo que los ordenadores destinados a seguir la llegada de armamento y suministros llegaron después del equipo que deberían controlar.

Una vez pulidos los datos, producir el TPFDL puede llevar días. Entonces el documento se usa para coordinar la necesaria capacidad de transporte por aire y mar para desplegar gran cantidad de tropas y material necesario. “La capacidad disponible de transporte por mar determina cuántos pueden desplegar de una vez, lo que afecta a la velocidad de despliegue”, dice el general Eric Shinseki (R), que fue JEME durante la invasión de Iraq. Cada viaje tarda de 22 a 23 días desde EEUU al Golf y lo mismo para volver, lo que exige meses para instalar una fuerza grande en la región una vez que el plan está en marcha.

El Pentágono mantiene y actualiza plas generales de despliegue por todo el mundo –“posiblemente incluyendo Canadá”, dice uno de los militares. Sin embargo, los planes existentes preparados para una posible confrontación con Irán por Estado Mayor Central de EEUU, que es quien desarrollad las misiones de combate en la región, no exigen el empleo de una gran cantidad de tropas para invadir el país, dijeron los tres que habían sido informados al respecto.

En lugar de ello, manifestaron, cualquier ataque a Irán implicaría una combinación de ataques aéreos con munición de precisión y ciberataques para quebrar las infraestructuras de electricidad, oleoductos, comunicaciones y sistema financiero.

Quien probablemente respondería primero, dijo uno de los militares, no sería Tierra, Aire, Mar o Infantería de Marina, sino el CiberMando, que dirige las operaciones ofensivas con instrumentos tales como Stuxnet que atacó las instalaciones para enriquecimiento de uranio de Irán en 2010.

Otro indicio de lo lejos que está EEUU de un despliegue real de tropas es el escaso trabajo realizado para determinar dónde estarían las bases de los soldados. No ha habido contactos cerca de Arabia Saudí, Qatar o Kuwait para alojar 120.000 soldados, cientos de aviones y posiblemente cientos de toneladas de equipo o ayuda para sufragar el coste envuelto, dijeron dos diplomáticos que no quieren decir sus nombres para evitar la ira de la Casa Blanca.

Tampoco ha habido un esfuerzo para constituir una nueva coalición militar parecida a la que EEUU reunió para rechazar a los iraquíes de Kuwait en 1991, manifestaron. No está en absoluto claro quiénes querrían unirse a tal coalición. “Es probable que los saudíes y los Emiratos Árabes Unidos entraran”, dice uno de ellos, “pero esta vez hay que olvidarse de los europeos”.

Parte de las razones para ello es la escasa evidencia sobre la amenaza misma. Cuatro cargos de inteligencia de EEUU y aliados dicen que no han visto ningún aumento significativo en la amenaza planteada por Irán o sus aliados ni hay nada que sugiera que ese país se esté preparando para reanudar la fabricación de armamento nuclear.

Los informe recientes que Irán ha cargado misiles en barcos en el Golfo. Sin embargo, los analistas de inteligencia que tales operaciones han sido realizadas sin ocultarlas de la vigilancia desde satélites, lo que indica que Irán no se esfuerza en el lanzamiento de un ataque por sorpresa.

Si acaso, la información disponible indica que el gobierno de Irán quiere evitar provocar un ataque de EEUU o incurrir en más sanciones internacionales sobre sus exportaciones de petróleo, según un funcionario de inteligencia que, como los otros, no quiere decir su nombre para comentar asuntos que no está autorizado a decir públicamente.

A lo sumo es evidente que algunos aliados de EEUU encuentran escasa evidencia. Esta semana España retiró una fragata que era parte de una flota de EEUU en el Golfo Pérsico y Federica Mogherini, encargada de Asuntos Exteriores de UE,  pidió “máxima prudencia” tras reunirse en lunes en Bruselas con el Secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, quien no pudo encontrar apoyo para la campaña de “máxima presión” de EEUU contra Irán.

Un alto cargo británico dijo a los periodistas el martes en el Pentágono que o había visto aumentar el peligro de Irán o las milicias shiitas en Irán o Siria. “Tenemos clara conciencia de su presencia y los vigilamos junto con muchos otros por la situación en que nos encontramos”, dijo el GD Chris Ghika, segundo jefe de la coalición liderada `por de EEUU que combate a los restos de ISIS en Iraq y Siria.

Más tarde, el Estado Mayor Central de EEUU se retractó. Diciendo que los comentarios de Ghika son “contrarios a las amenazas identificadas disponibles a la inteligencia de EEUU y aliados sobre las tropas en la región respaldadas por Irán”.

A algunos aliados y miembros de los partidos en el Congreso les preocupa que algunos funcionarios de la Administración quieran el conflicto independientemente de que haya un plan de despliegue o no.

Los tres militares dijeron que estaban desconcertados por la cifra de 120.000 que ha aparecido en muchos periódicos. “No tiene sentido”, dijo uno. “Es una parte de lo que sería necesario para invadir Irán y bastante más de lo que se necesitaría para derrotar a una milicia lo bastante tonta como para lanzar un ataque importante, significativo”.

EEUU invadió Iraq, que es la cuarta parte de Irán y tiene la mitad de habitantes, en 2013 con 145.000 soldados. Ese contingente fue demasiado pequeño una vez se eliminó al ejército y la policía; en aquellos momentos Shinseki calculó que se necesitarían varios cientos de miles de soldados para ocupar Iraq, recomendación que la Administración Bush ignoró.

Con intención o sin ella el presidente Trump aumentó la incertidumbre el martes al comentar los informes sobre un nuevo planeamiento militar: “Creo que es un bulo. ¿De acuerdo? ¿Lo haría ahora? En absoluto. Pero no lo hemos planeado. Ojalá no tengamos que planearlo y, si lo hacemos, mandaríamos una endemoniada cantidad de muchas más tropas que eso”.

Esas declaraciones aparentemente contradictorias suscitaron la esperanza de una división entre el presidente y su Asesor de Seguridad Nacional, el halcón John Bolton. En una serie de tuits el miércoles Trump negó que haya ninguna disputa sobre la política con Oriente Medio en su gobierno.

La política favorece a los palomas. Mientras el apoyo de Irán a las milicias y terroristas en el Líbano, Siria, Iraq, Yemen, franja de Gaza y otros lugares es cosa bien conocida, es probable que la Administración Trump vaya a tener difícil lograr el apoyo público y político para una nueva acción militar en Oriente Medio sin presentar una evidencia concreta y convincente sobre una nueva e importante amenaza de Irán.

En unas declaraciones la semana pasada, el representante Seth Moulton, demócrata de Massachusetts que sirvió en Iraq, dijo: “Bolton hizo lo mismo con el presidente George W. Busch e Iraq”. “Como alguien enviado cuatro veces a esa malhadada guerra, he visto el coste de la desastrosa política exterior de Bolton de un modo que él nunca querrá –como primera providencia y con la pérdida de miles de vidas de americanos-“.

No obstante, incluso si ningún país quiere la guerra, existe el peligro de un cálculo erróneo, dice Shinseki. “Las cosas podrían complicarse rápidamente, incluso aunque se intentaran como una advertencia y no una amenaza directa”, dice, y “una vez que se cruza el Rubicón, ya no hay marcha atrás”.

John Walcott

TIME, 17 de mayo de 2019

Por la trascripción:

Leopoldo Muñoz Sánchez

Coronel de Intendencia ET (R)