Pascua Militar

«Feliz Pascua Militar. Con especial afecto y gratitud a todos los que cumplen con su juramento alejados de España»
«Feliz Pascua Militar a la honradez y el sacrificio. Y ¡Viva el Rey!»

Cuando escribo, el Salón del Trono del Palacio Real está abarrotado de gente decente rodeando a su Rey y Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas de España, que habrían de denominarse sin complejos de por medio, Reales Fuerzas Armadas de España. Real Ejército de Tierra, Real Armada Española y Real Ejército del Aire, idea impulsada y promovida por el coronel del Ejército del Aire don Julio Serrano. Día de la Epifanía, 6 de enero de 1782, los soldados de Carlos III recuperan Mahón, en poder de los ingleses. Eso es Memoria Histórica, y no esas gilipolleces resentidas de los sectarios e ignorantes. Hoy, con posterioridad al acto Real no será necesario desinfectar el Salón del Trono o los maravillosos salones que autorizan a su acceso. Hoy, los militares, uniformados, limpios de cuerpo y ánimo, leales, ejemplares servidores de España, son recibidos y reciben a su Rey, que gracias a Podemos ha superado el 80% de popularidad y respeto entre los hijos de España, no todos admirables ni patriotas, que más de 40.000.000 de hijos de España dan lógica cabida proporcional a unos pocos millones de hijos de otra cosa, como en cualquier nación, si bien los de aquí, además de hijos de otra cosa destacan por su soberbia incultura y mayúscula ordinariez mental.

BARRIO

Tuve el honor, días atrás, de cenar con un grupo de amigos entre los que se encontraban un coronel legionario y su mujer, tan legionaria como él. Durante su carrera militar más de diez mudanzas por razones de destino. Más de diez, es decir, once. Y hablamos de los sacrificios humanos, familiares y económicos de los militares, de los guardias civiles, del Cuerpo Nacional de Policía, que no perciben comisiones por cumplir con su deber, como algunos sinvergüenzas inspectores de Hacienda que se enriquecen con los porcentajes que Montoro, el gran prevaricador, les asignó a cambio de arruinar a la clase media española. Hablamos de dos personajes militares en concreto. Hijos de poderosísimos militares durante el franquismo. Del hijo del Almirante Carrero Blanco, y del hijo del Capitán General Muñoz-Grandes. Los dos hijos, con brillantes carreras militares, en la Armada y en el Ejército, respectivamente. Uno y otro, hijos de dos militares con un poder excepcional. Uno y otro, hijos de ejemplar servicio a España sin un euro de dinero público extraviado a sus bolsillos. Ni uno ni otro, siendo hijos de quienes fueron tan poderosos en el franquismo, han podido ahorrar para comprar una casita en Comillas, donde veranean. Y salió la referencia –salió porque yo la hice salir–, de Pablo Iglesias y su mujer, los desheredados, que en pocos años de política estalinista y comisiones varias, han adquirido con holgura hipotecaria un maravilloso chalé en una zona privilegiada de la provincia de Madrid, donde en la noche, los ruidos provienen de los jabalíes, los corzos, los venados y los muflones. Y el coronel, el legionario, comentó: –Nosotros no nos fijamos en eso. No tenemos envidia material. Bastante orgullosos estamos de servir a España y al Rey con honestidad, porque eso equivale a servir a todos los españoles con honradez–. Aunque el petimetre importado de Argentina, el tal Echenique, no se lo crea, los militares en España son así. «Me paso a la Corona por el coño», ha escrito con su elegancia habitual. Es de esperar que disfrute su coño con esa pasada tan extravagante. Ya lo escribió Churchill: «El importado Echenique/ ése que enseña su coño/ tras el tabique». Gran epigramista epigramático, Sir Winston.

Esos militares uniformados que rodearon a su Rey en el Salón del Trono, son la síntesis de la decencia, de la vocación de servicio, del rechazo a los bienes materiales, del amor a España y de su sangre jurada para defenderla. Y sus mujeres –hoy muchas de ellas militares–, son la síntesis del sacrificio, de la nula exigencia de mejoras económicas, de lo que sea necesario para que sus maridos –y hoy también, sus mujeres–, cumplan sin preocupaciones con su altísimo deber.

El Rey Felipe VI estuvo con los suyos. Los suyos son también los nuestros. Sus deberes constitucionales los ha recordado la ministra de Defensa, Margarita Robles, pero a ella no le han apartado del mando como hicieron, por recordar lo mismo, al general Mena, por ejemplo. Es bueno que una socialista sepa que manda sobre la decencia. Eso lo aprendió en pocas semanas Julián García Vargas, considerado entre muchos uniformados como el mejor ministro de Defensa de la libertad.

Feliz Pascua Militar. Con especial afecto y gratitud a todos los que cumplen con su juramento alejados de España. Feliz Pascua Militar a la honradez y el sacrificio. Y ¡Viva el Rey! Y al que no le guste, que se rasque lo de Echenique, que no se sabe de qué se trata, de acuerdo a sus palabras.

7 ene. 2019    La Razón Alfonso Ussía