Una multitud rechaza ‘la traición’ de Sánchez y exige ‘elecciones ya’

Los manifestantes claman indignados contra las cesiones del PSOE PP, Ciudadanos y Vox consiguen congregar en Colón a 200.000 personas, según los organizadores, o 45.000, según el Ejecutivo

Decenas de miles de personas –casi 200.000 según los organizadores y 45.000 en cálculos de la Delegación del Gobierno– desbordaron ayer la plaza de Colón de Madrid para defender la unidad de España, rechazar de forma rotunda «la traición» de Pedro Sánchez a los españoles, sus concesiones al independentismo y para exigir la convocatoria de elecciones generales inmediatas.

Colón fue un clamor rojigualda contra el Gobierno sin casi símbolos de los partidos convocantes, que pactaron echarse a un lado para dejar paso a «la sociedad civil». La mayoría de los asistentes clamaron por la convocatoria de «elecciones ya» en un ambiente festivo y familiar, sin ningún incidente violento, a pesar de que grupos de extrema derecha como Hogar Social habían anunciado su asistencia.

La presencia pública de los partidos fue discreta, pero la protesta fue toda una exhibición de fuerza del centroderecha. PP, Ciudadanos y Vox demostraron un gran poder de convocatoria y movilización –la habían convocado cuatro días antes– contra Sánchez y el Gobierno que salió de la moción de censura.

El PP fue quien más asistentes movilizó. Fletó centenares de autobuses venidos de toda España –45 desde Castilla-La Mancha o 23 desde Murcia, por ejemplo–. Ciudadanos y Vox hicieron también un llamamiento a sus simpatizantes para llenar Colón y para que el rechazo a Sánchez fuera lo más contundente posible. Y lo fue.

Aún así, la concentración de ayer tuvo menos asistencia que las masivas manifestaciones en contra de las políticas de Zapatero que marcaron su primera legislatura (2004-2008) y que también tuvieron la plaza de Colón como escenario.

Pablo Casado (PP), Albert Rivera (Ciudadanos) y Santiago Abascal (Vox) resaltaron que la protesta de ayer supone todo «un punto de inflexión» en esta convulsa legislatura. Quizá la última gran manifestación antes de la convocatoria de elecciones anticipadas.

La mañana arrancó muy fría en Madrid. Las nubes, a veces densas, respetaron la protesta y no llovió. Las calles aledañas hacia el barrio de Salamanca –Serrano, Goya y Jorge Juan– o la calle Génova eran un hervidero de familias enteras armadas con banderas de España desde las 10:00 horas.

Voluntarios de Vox rompieron lo pactado y repartieron un cartel con el color verde corporativo del partido que decía «Golpistas a prisión». Otros tantos de Ciudadanos entregaban al público banderas de Europa –muchas acabaron en el suelo y pisoteadas– y carteles con el lema «Stop Sánchez». Fuentes del PP mostraron después su malestar, ya que lo acordado era que ningún partido repartiría cartelería o eslóganes más allá de las banderas de España.

Desde el escenario, el DJ Pulpo animaba la espera con consignas como «Sánchez, dimisión», «España no está en venta» o «Necesitamos unidad, no relatores», así como los repetidos «¡Viva la Guardia Civil!», «¡Viva la Policía Nacional!» o «¡Viva España!»

A partir de las 11:30, empezaron a llegar los líderes políticos, que habían pactado el orden de su entrada y sus declaraciones: primero los minoritarios, después Santiago Abascal (Vox) para seguir con Albert Rivera (Cs) y Pablo Casado (PP).

Abascal fue el más contundente. Exigió «el fin de la autonomía de Cataluña», la «detención» del president Quim Torra y denunció a un «Gobierno ilegítimo sostenido por los enemigos de España y del orden constitucional».

Tras él, Rivera llegó a Colón acompañado por su candidato en Barcelona, Manuel Valls, o el Premio Nobel Mario Vargas Llosa. El líder de Cs denunció que Sánchez es «capaz de cualquier cosa por seguir en La Moncloa» y le amenazó con nuevas movilizaciones si no convoca elecciones de manera inmediata.

Pablo Casado estuvo acompañado por todos sus presidentes autonómicos y barones –menos Alfonso Alonso–. El líder del PP animó a los españoles a utilizar las elecciones de mayo –europeas, autonómicas y municipales– para hacerle «una moción de censura a Sánchez». «En 100 días, tenéis tres elecciones nacionales en las que podéis pasar de estas plazas a las urnas, de la España de los balcones a la urna».

El acto fue rápido y sencillo. Lo abrió el periodista Carlos Cuesta, que leyó parte del manifiesto. Y dio paso a otros dos compañeros: María Claver y Albert Castillón. Los tres leyeron el texto que habían consensuado PP y Ciudadanos.

El manifiesto advierte que «la unidad nacional no se negocia» y que «no estamos dispuestos a tolerar más traiciones y concesiones». «Los acontecimientos de los últimos días», denunciaron, «suponen una humillación del Estado sin precedentes». El texto contenía algunas exageraciones aplaudidas por el público, como que Sánchez había cedido a las 21 exigencias de Torra, incluido el reconocimiento de la autodeterminación de Cataluña.