Economía 2023, andante ma non troppo. Jose Manuel Adan

 

Como de costumbre a final de año y para ser incluido en el Anuario  paso a examinar el año económico que ahora finaliza estudiando las secuelas del año anterior y desmenuzando trimestre a trimestre lo sucedido en este 2023. Es la manera que tengo de dejar  huella en la vertiente económica en un año de nuevo cargado de deuda  y que podía haber sido mucho más positivo debido a los enormes recursos recibidos.

EL último trimestre de 2022 nos trae señales de desaceleración no más importantes de las  esperadas debido a  los cuantiosos recursos  públicos emanados de la UE. Por ello el cierre del ejercicio fue más favorable de lo previsto, sin embargo la desaceleración de la Economía es clara, el crecimiento previsto del PIB 7.0% fue superior al  real 5.5%. También los datos del Índice HCOB PMI de Actividad Comercial del Sector Servicios de la Zona Euro de diciembre de 2022   anotan una desaceleración de las principales economías del euro lo que  influye en la española vía sector exterior. La inflación persiste y se mantiene en niveles demasiado elevados con la estructural con gran resistencia a la baja, por otra parte la subida de tipos de interés sigue encareciendo la financiación a la espera de encontrar el equilibrio entre  inflación y  tipo de interés. Los tipos en 2022 cerraron al 2,50%   y el  Euribor  que había comenzado el año en el-0,477 llega a Diciembre de 2022  en el 3,018, en base a ese encarecimiento  retrocedió la inversión. En cuanto a la política fiscal seguirá siendo laxa al continuar suspendidas las reglas fiscales y a pesar del extraordinario aumento de la recaudación, también derivado por el aumento de la inflación, el déficit estructural se incrementó, lo que dificultará el camino hacia la ortodoxia fiscal prevista para 2024.

La subida de los tipos de interés afectó sobremanera al sector público que tuvo que pagar los intereses de la deuda, pago al que dedicó ingentes cantidades de recursos. De nuevo pago de intereses e incremento de deuda son protagonistas del debilitamiento de nuestra economía, que mantiene su prima de riesgo gracias al auxilio del BCE. Ese debilitamiento se hizo patente a pesar de la inyección de fondos europeos ya que apenas llegó el 30 % a las empresas y ser los principales destinatarios los organismos y empresas públicas, lo que debilita el efecto multiplicador de la economía.

La política alocada del Gobierno creyendo que el aumento del gasto público es la única política que le va a servir para tapar los inmensos errores de su gobernación, recayó una vez más  en el gasto en pensiones al cometer el error de ligarlo al incremento de la inflación, lo que llevó a un coste adicional de 15.200 millones de euros y a un gasto total presupuestado para 2023 de 190.687 millones de euros y donde resulta que hay 9,04 millones de pensionistas  frente a 20,5 millones de ocupados, relación a todas luces insuficiente y necesitada de una reforma en profundidad ante la quiebra de la Seguridad Social.

En el mercado laboral en 2022 se produjo un cambio normativo lo que hizo perder la posibilidad de comparación con las series históricas anteriores de paro registrado. Aunque se batió el record de afiliación, el número de horas trabajadas disminuyeron y paradójicamente se llegó a la tasa de para total y juvenil más alta de Europa siendo incluso superior a la media de la eurozona.

El  final de 2022 es el de una crisis que desgraciadamente va a tener continuidad en 2023 y en el que nuevamente la guerra de Ucrania va a servir de pañuelo de lágrimas, pero en el que la economía española gozaba de una actividad cuya intensidad  continuó en el inicio de 2023, así  el PIB avanzó un 0,2%, en un contexto de notable debilitamiento de la demanda interna, que tuvo su reflejo, a su vez, en un retroceso de las importaciones. Ese aumento de la actividad económica se trasladó a un aumento en la afiliación a la Seguridad Social. Sin embargo dos factores van a frenar ese repunte que parecía sostenible: la persistencia de tasas de inflación elevadas, que va a frenar el gasto de los hogares y empresas españolas  y la subida de los tipos de interés.

Llegados a  2023 y en su primer trimestre, la tasa de variación de los precios de consumo se moderó significativamente en España desde sus máximos del pasado verano, pero ello se ha debido casi exclusivamente al componente energético. De hecho, la moderación de los precios de la energía en nuestro país, que ha sido mayor que en otras economías europeas debido a las peculiaridades del mecanismo de fijación de precios de la electricidad en España, ha supuesto, recientemente, tasas interanuales negativas en este componente. Sin embargo, los precios de los alimentos —productos que constituyen una porción especialmente elevada de la cesta de consumo de los hogares de menor renta— han seguido acelerándose. Esta resistencia a la baja de la inflación en los bienes industriales no energéticos y en los servicios, refleja probablemente, el hecho de que la transmisión de las alzas pasadas de los costes de la energía a los precios finales está sometida a ciertos desfases — y prevén un  fortalecimiento gradual de la actividad económica en nuestro país en los próximos trimestres principalmente por  la puesta en marcha de un volumen creciente de proyectos de inversión concebidos al amparo del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia del programa Next Generation EU.

Ya en el segundo trimestre la actividad económica global ha mostrado un comportamiento relativamente favorable, lo que incluye  un retroceso notable de los precios energéticos, un vigor considerable en las ramas de servicios, que han seguido viéndose favorecidas por el retorno a la normalidad tras el final de la crisis sanitaria. Adicionalmente, la fortaleza de los mercados de trabajo y el apoyo de las políticas fiscales nacionales han amortiguado el impacto de la elevada inflación sobre las rentas de los hogares y han contribuido a mantener el dinamismo de la actividad agregada. No obstante, también se han apreciado algunas señales de debilidad, especialmente en el período más reciente. Dichas señales han sido particularmente evidentes en las manufacturas —por ramas de actividad. Las cifras de Contabilidad Nacional  publicadas por Eurostat apuntaban a una leve contracción del PIB de la región, al tiempo que las previsiones de crecimiento para el trimestre en curso han ido flexionando a la baja en las últimas semanas. Un posible factor explicativo de estos desarrollos sería el considerable tensionamiento de la política monetaria que se ha producido a lo largo de los últimos trimestres, lo que  ha supuesto un endurecimiento muy significativo de las condiciones financieras en el conjunto de la economía, que ya estaría limitando en cierta medida el dinamismo de la actividad .La moderación de la inflación ha seguido su curso en los últimos meses, como consecuencia, principalmente, del retroceso del componente energético.

Mediado el año la economía española ha mostrado una resistencia notable debido entre otros factores a  la actividad turística y al vigor de las exportaciones de otros servicios no turísticos. Este elevado dinamismo de la actividad ha tenido mayor fortaleza al final del segundo trimestre. No obstante,  han podido observarse ciertas señales de desaceleración que, como ocurre a escala global, posiblemente sean una manifestación del endurecimiento de las condiciones financieras causado por el tensionamiento de la política monetaria del área del euro, necesario para reconducir la inflación.

Ya en el tercer trimestre la actividad de la economía española dio muestras de debilitamiento en los meses de verano. Tras crecer un 0,4% en el segundo trimestre, se aprecia un debilitamiento del PIB en el entorno del 0,3% en ese trimestre, lo que incide en la senda descendente que se inició en la  en primavera,   a pesar de que  PIB está mostrando un dinamismo comparativamente mayor en España que en otros países del área del euro. Este comportamiento más favorable se explica, sobre todo, por las diferencias en la composición sectorial de la economía. En concreto, la mayor fortaleza reciente de la actividad en España estaría relacionada, en parte, con el mayor peso en nuestro país de los servicios vinculados a la hostelería y el turismo, que han seguido experimentando una demanda muy elevada durante el verano , no obstante los servicios han mostrado también señales de debilitamiento a lo largo del verano, acusando, probablemente, la propagación del escaso dinamismo de las ramas industriales y el posible agotamiento del impulso recibido por la demanda embalsada tras la pandemia. En cambio, el peso de las ramas manufactureras —cuyo dinamismo está siendo, también en España, inferior al de los servicios— es comparativamente más reducido en la economía española. Además, dentro de estas ramas, aquellas más intensivas en energía —que son las que están evidenciando una mayor debilidad en los últimos trimestres— han venido presentando un mejor comportamiento relativo en España. En los meses de verano, la inflación general ha experimentado un cierto repunte. En un contexto en el que la inflación de los alimentos y la de los bienes industriales no energéticos han continuado con su senda de desaceleración, el aumento de la inflación general en julio y agosto, en comparación con los meses de primavera, ha reflejado, principalmente, el incremento reciente de los precios de los combustibles y carburantes. La inflación del componente energético sorprendió en agosto al alza, impulsada por el repunte del precio del petróleo, cuyo origen se sitúa en los recortes de oferta introducidos por algunos de los principales países productores.   Por su parte, Los resultados de la última Encuesta del Banco de España sobre la Actividad Empresarial (EBAE) ya señalan un debilitamiento de la facturación de las empresas en el tercer trimestre, sin embargo la afiliación a la Seguridad Social  mostró  un comportamiento más sostenido en ese periodo.

También en el mes de Octubre se observa las dificultades que tiene el Gobierno para repartir los fondos de la UE Next Generation, siendo España  el Estado miembro que más se ha beneficiado de esas  ayudas , ya que de acuerdo con los datos de la Intervención General del Estado y a punto de cumplirse tres años del comienzo del Plan de Recuperación y Resiliencia, la Administración Central apenas ha realizado pagos por valor de 7.311 millones de euros, lo que supone el 20,3% del montante comprometido por el Ejecutivo como créditos presupuestarios. El Gobierno ha recibido más de 77.000 millones de euros a fondo perdido, además tendrá que publicar en los próximos días y ante la insistencia de Bruselas, cómo se han repartido y gastado los fondos europeos. El plazo había acabado el 15 de octubre sin que el Ejecutivo justificara su uso, y no fue hasta mediados de noviembre cuando anunció que lo hará próximamente. Se ha sabido con posterioridad que  los cien principales beneficiarios de estos fondos  han  recibido 5.100 millones de euros, aunque el 88% del montante se ha destinado al sector público (empresas públicas, ministerios, ayuntamientos y comunidades) y donde Adif se lleva la mitad, mientras que solamente 662 millones han llegado a empresas privadas.

El IPC europeo se ha situado en Octubre en el 2,9% frente al 3,5 % de España, aun cuando es cierto que nuestra economía ha estado ganado competitividad respecto a nuestros socios europeos,  fuimos los últimos en recuperar el PIB  previo a la crisis y ahora crecemos más que nuestros vecinos. Finalizamos el año con los clásicos problemas estructurales de nuestra economía: aumento desmesurado del gasto público, deuda incontrolable, y desvío de las reglas fiscales de la Unión Monetaria. El  incremento del gasto es un problema importante, con el déficit estructural, construido sobre un gasto desmedido, que se ha ido consolidando en el tiempo, como principal problema. Así, sobre la base de unos ingresos coyunturales, se ha ido asumiendo un incremento del gasto anual en el sector público, especialmente en el Gobierno de la Nación, que nos lleva a una situación de insostenibilidad: con una recaudación adicional de más de 30.000 millones en 2022, el déficit sólo se redujo 2 décimas sobre el objetivo, lo que denota el importante incremento del gasto que se está produciendo; se están desperdiciando los ingresos adicionales derivados de la inflación para reducir el déficit y la deuda. La presión fiscal ha aumentado y a pesar de ello los grandes males de nuestra  economía , deuda pública y déficit subsisten y ello  a pesar del manantial de millones que ha llegado de la UE, que no ha conseguido ser transparente, y del parón de las reglas fiscales que de nuevo se activarán en 2024.La deuda supera ampliamente los 1,5 billones de euros , desde que gobierna el tal Sánchez la deuda se ha incrementado en 420.395 millones de euros (según las notas mensuales  publicadas por el Banco de España sobre la deuda de las AAPP). Este incremento de gasto público hace insostenible el mantenimiento de la estabilidad de la estructura económica y corre el riesgo de convertirse en un país atrasado y con enormes dificultades para acercarse a los niveles de renta de sus socios europeos.

Particularmente grave es la situación de la Seguridad Social, cuya deuda se ha multiplicado por cinco en los últimos años, pasando de menos de 20.000 millones a más de 100.000, un agujero que se enmascara con las transferencias que llegan puntualmente vía PGE. Lo que nos lleva ,y como hemos dicho en otras ocasiones, a la necesidad de  recortar  sustancialmente el ritmo anual de avance del gasto público, ya que la acumulación de deuda que entraña el diferencial persistente entre gastos e ingresos públicos será antes o después insostenible. Pero no parece que ese sea el camino ya que para 2024 de nuevo para comprar a los pensionistas las pensiones  subirán de una manera escandalosa, teniendo en cuenta el nivel de deuda: las de jubilación, un 3,8%; las no contributivas y el Ingreso Mínimo, un 6,9% y las de viudedad, un 14,1%

En cuanto al mercado de valores, al final del año se ha tomado un respiro, al  finalizar 2023, el IBEX 35 acumula una subida de prácticamente un 20% en el año. De este comportamiento se han desmarcado por completo las compañías de energías renovables que no han tenido sus mejores índices en contra de los obtenidos en el año anterior.

Como resumen de todo el ejercicio podemos decir que la actividad de la economía española en este 2023 que se nos va ha sabido mantenerse en un término medio en cuanto a que su PIB aunque moderado ha sido superior a la de algunos países europeos, la inflación, aun cuando la subyacente se ha mantenido en índices más elevados, gracias a la disminución de los precios de la energía,  petróleo y  gas, a final de año  ha podido moderarse.  En el conjunto del año, se espera que la inflación subyacente se sitúe en el 4,1%, antes de descender al 2,1% en 2024 y al 1,7% en 2025. La moderación de la inflación subyacente ha sido, por el momento, muy modesta. Esta resistencia a la baja de la inflación en los bienes industriales no energéticos y en los servicios refleja, probablemente, el hecho de que la transmisión de las alzas pasadas de los costes de la energía a los precios finales está sometida a ciertos desfases; el Banco de España  anticipa que la inflación general se situará  en el 3,2% en el promedio de este año.

Los índices de empleo continúan prácticamente inamovibles, las cifras conocidas hasta ahora reflejan una gran similitud con las del año anterior: 12,2 % de la población permanece desempleada, y particularmente perjudicial es el sector joven de la sociedad (de 16 a 24 años)  que prácticamente duplica ese índice. Los valores más altos en la tasa de paro correspondieron a las comunidades de: Ceuta (28,4%), Melilla (21,6%) y Andalucía (19,0%).(Los valores más bajos en la tasa de paro se sitúan en: País Vasco (8,6%), Aragón (9,2%) y Cantabria (9,4%). Las diferentes características individuales influyen en los valores de la tasa de paro y en  relación con la variable sexo,  la tasa de paro de los hombres es del 11,3% y la de las mujeres del 14,8%. El nivel de educación influye en la tasa de paro, a medida que se eleva el nivel de educación disminuye la tasa de paro. Según nacionalidad, el valor más alto de la tasa de paro corresponde a la nacionalidad extranjera de países no de la UE (del resto del mundo) con un valor del 20,8%. Para la nacionalidad española fue del 11,9%.  Todas estas cifras tiene un carácter aproximado ya que cuando se escribe este texto, aun cuando faltan pocos días, no ha  finalizado el ejercicio.

Al finalizar 2023 se espera que el PIB haya alcanzado una tasa del 2,3%. El debilitamiento de las presiones inflacionistas y una eventual intensificación del ritmo de ejecución de los proyectos vinculados al Mecanismo de Recuperación y Resiliencia permitirán, entre otros factores, que continúe la expansión de la actividad económica española a principios de 2024, que se presenta como hasta ahora Andante ma non troppo.

 

José Manuel Adán                                                             Madrid, 21 de Diciembre de 2023

Economista e Inspector de Finanzas del Estado.

 

 

 Fuente:

https://elfarodeceuta.es/autor/jose-manuel-adan/