El grano como arma colateral

 

La visita de Kim Jong-un a Rusia, aparte de su relevancia política continental, no tendrá seguramente consecuencias mayores para el desarrollo de la guerra en Ucrania. Ha servido para la visualización de una creciente coalición antioccidental, que Rusia viene muñendo a través de diversos círculos y foros internacionales, tales como el G-20 o la Unión Africana. Tan fluida asociación, a la que pretende incorporarse el bielorruso Lukashenko, trata de contrapesar la política de sanciones de los países occidentales y la Unión Europea (UE). Ésta mantiene su apoyo a Ucrania, como confirmó la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, el pasado miércoles en el Parlamento Europeo, avanzando una propuesta para constituir un fondo para inversiones y reformas en Ucrania por importe de 50.000 millones de euros en cuatro años.

Con un teatro de operaciones estancado con cruentos pero puntuales combates (para un frente de más de 1.000 km de longitud), y mirando hacia el invierno, es previsible el incremento de las acciones rusas contra objetivos que degraden las condiciones de vida en Ucrania.

Acciones de precisión

Con la finalidad de quebrantar la voluntad de resistencia de su población, es probable que el Kremlin no tarde en resucitar la campaña de acciones de precisión contra las infraestructuras energéticas y las redes de distribución ucranianas. Mientras tanto, se están impulsando los bombardeos, con drones y misiles, encaminados a negar o complicar la exportación de los productos agrícolas ucranianos desde los puertos que permanecen bajo la autoridad de Kiev. Extensión operativa ‘in crescendo’ desde la retirada de Rusia, el 17 de julio pasado, de la Iniciativa de Granos.

Los nuevos objetivos que batir son infraestructuras e instalaciones portuarias a orillas del Danubio y, por tanto, fronterizas con Rumanía, tales como las de Reni e Izmail (el puerto ucraniano más grande en el Danubio, y centro de acumulación de cereales y de industrias alimentarias de transformación). Con ello, Rusia, al obligar a Ucrania a la exportación de sus productos agrícolas casi exclusivamente por vía terrestre, estaría avivando colateralmente los conflictos internos entre la Comisión Europea y los Gobiernos de Polonia, Eslovaquia, Hungría y Rumanía por las exportaciones de grano a través de esos países.

ABC   PEDRO PITARCH