El héroe afable. Jose Aliste

 

Juan José Aliste Fernández nació el 23 de junio de 1955 en Ribas de Aliste, en Zamora, y ha fallecido el 28 de junio de 2020 en Salamanca. Era presidente de la Asociación Víctimas del Terrorismo de Castilla y León. En 1995 sufrió en Salamanca un atentado de la banda terrorista ETA por el que perdió las dos piernas tras estallar el artefacto explosivo colocado en los bajos de su coche.

 

Su legado permanecerá siempre entre nosotros

HEMOS perdido a un hombre bueno. Vital. Sensato. Optimista. Sencillo. Ejemplar. El dolor por la muerte de Juan José Aliste no se limita sólo a su familia. A su mujer, Chelo. A sus hijos Raúl, Leticia y Raquel. A su madre o a sus nietos. Lo compartimos todos quienes tuvimos la fortuna de conocerlo y de apreciarlo como amigo. Porque era difícil no hacerse amigo de Juanjo. Siempre con la sonrisa en la cara, el trato amable y una mente lúcida y cabal, por la que se expresaba el sentido común desde la humildad.

Como sabemos, sufrió la violencia de la sinrazón terrorista, pero nunca pudieron con él. Uno de los mayores fracasos de ETA fue Juan José Aliste. Su entereza y la fuerza de su voluntad se convirtieron en una victoria permanente frente a la sinrazón. Quisieron matar a un hombre y nos descubrieron a un héroe. Porque el verdadero heroísmo no está en las grandes gestas, sino en la forma de encarar las adversidades que nos suceden. Y, en ello, Juanjo fue un admirable maestro.

Nos enseñó a valorar la vida. A mirarla de frente. A no rendirse jamás. A sacar fuerzas de flaqueza ante los infortunios. A mantener viva la esperanza y a levantarnos siempre, por muy duro que sea el golpe, desde la confianza en nosotros mismos. Expresando estas convicciones, se llegó a mostrar orgulloso de unas cicatrices que, según sus palabras, «me dejaron un poco más atado a la tierra, aunque no me pudieron quitar las alas de la imaginación y del amor para volar por los cielos del mundo».

Este zamorano de nacimiento y salmantino de adopción siempre se consideró «uno más de nosotros», desde el profundo sentimiento que le unía a su patria chica y su Patria grande. Y entre nosotros desarrolló un infatigable trabajo en defensa de la verdad y la memoria. De la dignidad y de la justicia de las víctimas del terrorismo, lucha que ha mantenido hasta el final de sus días al frente de su Asociación y con una intensa actividad, por ejemplo, acudiendo a las aulas de colegios e institutos para que, a través de su historia, las nuevas generaciones conozcan la auténtica cara del fanatismo terrorista que algunos, de manera incomprensible, pretenden blanquear o justificar hoy, algo que a Juanjo le dolía de una manera especial. Su huella ha quedado también en instrumentos como nuestra Ley de Reconocimiento y Atención a las Víctimas del Terrorismo de Castilla y León, que ha contribuido a que seamos una de las Comunidades más sensibilizadas ante este colectivo, al que debemos cariño, respeto y, sobre todo, memoria.

Con toda justicia va a recibir, a título póstumo, la Distinción Honorífica que la mencionada Ley contempla, en reconocimiento a toda una vida dedicada a defender la libertad y luchar contra la intolerancia.

Descansa en paz, querido amigo. Tu legado permanecerá siempre entre nosotros.

 

ALFONSO FERNÁNDEZ MAÑUECO.  PRESIDENTE DE LA JUNTA DE CASTILLA Y LEÓN