“LA DESTRUCCIÓN DE LA PATRIA”

FUNDADO EN 1910
EDITORIAL

Sánchez o la destrucción de la patria

Después de la amnistía vendrán consultas refrendarias, y el reconocimiento de las «naciones», y las compensaciones presupuestarias y el caos balcánico de una España destrozada como consecuencia de la ambición obscena de un personaje que pasará a la historia como figura destacada en el capítulo de traidores

 Actualizada 01:30

España es una historia secular, hecha de realidades históricas y poblacionales, origen de una de las grandes culturas universales, madre de la segunda lengua mundial, hoy hablada por seiscientos millones de ciudadanos, realidad territorial con siglos de existencia. Y en las ultimas décadas, tras siglos de desconcierto, desolación, violencia y miseria, un gran ejemplo de recomposición nacional en torno a la democracia, la libertad y la prosperidad por las que masivamente sus ciudadanos apostaron en el último cuarto del siglo XX.
Esas contundentes y brillantes realidades se han visto obligadas a convivir desde finales del siglo XIX, ya que no tenían base real en ningún momento anterior de la historia colectiva, con las interesadas componendas nacionalistas de sectores minoritarios en el Pais Vasco y en Cataluña. Sectores, por cierto, sistemáticamente relacionados con los grupos de poder económico en ambas regiones. Por si alguna duda cupiera al respecto, baste con observar cómo el llamado Círculo de Economía catalán se ha apresurado recientemente a mostrar su apoyo a las propuestas separatistas de Junts y ERC. No haría falta mucha investigación para comprobar cómo una parte del sistema empresarial vasco se mueve en las mismas latitudes.
Los resultados electorales del pasado 23 de Julio confirmaron la continuada pérdida del PSOE en el momento de suscitar los apoyos populares, agravando lo que ya Pedro Sánchez como Secretario General socialista, y desde 2017 como Presidente del Gobierno, venía practicando: un acuerdo de gobernabilidad basado en la aceptación de ideas y propuestas que tanto desde el Podemos neo comunista como desde los separatistas habituales, a los que conviene añadir los vascos nacionalistas del PNV y los vascos terroristas de Bildu, contribuían a la destrucción del tejido económico y al eventual estallido político y territorial de la España que la Constitución de 1978 describe como «patria común e indivisible».
La no por menos temida pero inevitablemente esperada confirmación de que Sánchez vende su candidatura a la Presidencia del Gobierno por el plato de lentejas que lleva el nombre de «amnistía», no solo rompe las esperanzas de que la razón se impusiera y el sanchismo optara por la dignidad de unas nuevas elecciones, confirma lo que la inmensa mayoría de los españoles rechazan: Sánchez está dispuesto a destrozar la unidad de España. Y con ella abandonar, en el suelo de la autocracia, la libertad y la dignidad de todos sus ciudadanos. Además de abrir la caída al precipicio de una economía dominada por los sueños neosoviéticos de Yolanda Diaz, tan fervorosamente aplaudidos por la que se quisiera ejemplo brillante del europeísmo ilustrado, Nadia Calviño.
Después de la amnistía vendrán las consultas refrendarias, y el reconocimiento de las «naciones», y las compensaciones presupuestarias y, al final, el caos balcánico de una España destrozada como consecuencia de la ambición obscena de un personaje que pasará a la historia como figura destacada en el capítulo de traidores. En el que debidamente le acompañarán todos y cada uno de los innobles caracteres que sin decir esta boca es mía, en el hundido PSOE, le han acompañado en la miserable tarea. Como si quisieran parecerse a los franceses que durante la invasión nazi del país vecino participaron y ayudaron a la barbarie del agresor y debidamente merecieron el nombre de «colaboracionistas». Adjetivo que adecuadamente debe ser adjudicado a todos y cada uno de los militantes de tan corrupta formación. ¿A qué esperan Felipe González y Alfonso Guerra para abandonarla?
Todo ello, conviene recordarlo, gracias a que Sánchez compensa sus magros resultados electorales apoyándose en el 5,7 por ciento del voto nacional emitido en las elecciones del 23 de julio. Y en el paradójico panorama de un mapa político y sociológico en el que el PP tiene la mayoría absoluta del Senado y en el que es el mismo PP el que ostenta la presidencia de 11 de las 17 comunidades autónomas en las que el país está estructurado. ¿Hasta dónde llegará al caudillo Sánchez en su traicionera tarea de destruir España?