“LOS AMOS DEL MUNDO”

 

Los Amos del Mundo juegan a la guerra

Apenas repuestos de las fieras y veloces ofensivas mundialistas, en los campos de la perversión de costumbres (léase LGTB+), aborto/eutanasia, deuda financiera, “pandemias” y cambio climático (antes calentamiento global), ahora el caballo de la guerra campa desbocado en varios frentes.

No es cosa nueva, y solo hay que pensar que en nuestra antigua provincia nº 53 (Sáhara Español), prácticamente Marruecos la hace desde 1976, eso sí con todos los apoyos o impulsos sajones, sionistas, de la Unión Europea y, mal que pese, de la ONU. Pero ahora llevamos dos años de guerra en Europa, casualmente promovida por los mismos actores en la sombra anteriores. Y no conformes con ello, ahora Israel está masacrando a sus conciudadanos inmisericordemente, provocando un unánime sentimiento de odio en el mundo musulmán, precedente, sin duda, de un conflicto a mayor escala. ¿Lo veo yo solo o alguien más tiene la sensación de que un oscuro ente no deja de tirar cerillas para que prenda el incendio global? ¿Tiene esto algo que ver con las famosas cartas del gran maestro de la masonería Albert Pike al no menos grande hermano.·. Mazzini en 1871? (cartas antaño expuestas en British Museum y hoy ocultadas, pero que fueron copiadas y publicadas por William Guy Carr).

Pero quiero centrarme en la comedia mediática, escandalosamente repetida, montada alrededor del ataque del estado israelí contra los palestinos de la Franja de Gaza (principalmente). Resaltando que los mismos son súbditos, en la práctica, del mismo estado israelí, por ocupación tras varias guerras (1937, 1948, 1967 y 1973, etc); ocupación mantenida desde hace casi 50 años en contra de las débiles y fariseas resoluciones de la ONU, y a pesar de la falacia de la retirada israelí de aquel territorio en 2005.

Para empezar, por supuesto que trato y creo distinguir perfectamente entre Sionismo y Judaísmo, entre asquenacis y sefardíes, semitas y arios (o “de color”), judíos ortodoxos torácicos, talmúdicos, mesiánicos (“Judíos por Jesús”, más de 10.000 en todo Israel) y ateos/agnósticos; y, en fin, ciudadanos del Estado de Israel palestinos o nó. Y que puede que lleve sangre judía en mis venas, de lo que me enorgullecería. Dicho sea para que nadie se confunda y no se me mal interprete.

Volviendo a Gaza, por supuesto que hay que tener en cuenta la previa acción de Hamás, pero también el que, de hecho, la Franja de Gaza es un campo de concentración sometido a la asfixia económica y a casi continuos bombardeos a sus ciudades, incluso con fósforo blanco (es aterrador ver sus efectos). Por otra parte, mucho se podría decir de la presiones directas e indirectas, de israelíes y otros actores, sobre Hamás, impulsando su ataque y, aparentemente, dejándole hacer con facilidad; no es de recibo que ni el Mossad ni la CIA ignoraran todo sobre los preparativos palestinos, y tampoco que el poderoso ejército hebreo cediera al ataque.

El Estado de Israel ha tomado ese ataque como la excusa perfecta para la guerra de aniquilación, por casi todos los medios (habla incluso de bombas atómicas, que todo el mundo reconoce que posee y nadie censura, si Irán interviene), que está llevando a cabo en una de las zonas más pobres y densamente pobladas del Mundo. Guerra que Israel justifica por ser contra el “Terrorismo”.

Los antecedentes condicionantes.

El pecado original parte de más atrás.

Nos dice la Biblia que el pueblo hebrero, por sus reiterados y graves pecados, fue sometido a muchos castigos divinos, destacando las deportaciones del siglo VIII aC. (reino de Israel a Asiria) y VI aC. (reino de Judá a Babilonia). Liberado por el rey persa Ciro el Grande (en 537), habiéndose diluido entretanto “las tribus perdidas de Israel”, tras la Crucifixión de Nº.Sor., en el año 70 dC la mayoría de los hebreos fueron expulsados de Tierra Santa por los romanos (en realidad fueron tres las “Guerras Judías”, la 1ª entre los años 66 y 73, la 2ª en 115-117, fundamentalmente en las ciudades de la diáspora, y la Revuelta de Bar-Kokhba, entre los años 132 y 135, al final de la cual el Emperador Adriano cambió hasta el nombre de la zona por “Siria-Palæstina” y los judíos supervivientes quedaron muy reducidos y dispersos. Esta situación continuó, en la práctica, hasta el siglo XX, aunque reducidísimas minorías judías permanecieran en Palestina, recordando la historia que facilitaron la entrada en la Jerusalén bizantina de las tropas del Imperio Sasánida (persa) en 614, así como que promovieron y participaron en la gravísima persecución religiosa posterior, con el resultado final de casi 90.000 cristianos muertos y la Cruz de la Pasión llevada como trofeo a Persia.

Muchas comunidades hebreas se asentaron en el Oriente no cristiano y, precisamente entre ellas, y de la pretérita contaminación del destierro en Babilonia, surgió la deriva religiosa que culminó en el Talmud, explicación de La Ley que nada tiene que ver con la Mosáica.

Durante los 20 siglos de la Era Cristiana son numerosos los hechos históricos que constatan que la mano hebrea estuvo detrás de numerosas persecuciones a los cristianos y herejías. En el caso de español (recordemos que para muchos la Península era la Tarsis judía), además de las razones religiosas tras la conversión al catolicismo de Recaredo en 589, hay que tener presente que su no integración y sus ansias de lucro y poder estuvieron detrás de sus condenas (Sisebuto, ¿616?; Égica, XVII Concilio de Toledo, en 694). Marcelino Menéndez Pelayo y otros historiadores (Julio Meinvielle, Maurice Pinay, e incluso Luis Suárez Fernández y la Enciclopedia Judaica Castellana) afirman que estuvieron detrás del triunfo de la invasión islámica en 711.

Pero España no fue el único país de donde fueron expulsados. Desde Roma en el año ¿50?, hasta la actualidad, se pueden contar bastante más del medio centenar de expulsiones de diversos lugares (véase “metapedia”).

Dicho lo cual, para fijar someramente el contexto, pasemos a la creación del Estado de Israel.

El terrorismo de unos y de otros.

El que Israel luche contra el terrorismo de forma terrorista no puede por menos que hacer reflexionar sobre la utilización del mismo por ese estado.

El judío húngaro Theodor Herzl (1860 – 1904) es considerado el fundador del sionismo político moderno: creó la Organización Sionista y promovió el retorno e inmigración de la diáspora judía hacia Palestina (con Argentina como alternativa; Der Judenstaat1896), por lo que es considerado el padre del Estado de Israel. Pero antes y después de él hubo numerosos pensadores, rabinos y banqueros judíos que lucharon por el mismo fin. El 9 de noviembre 1917, en plena guerra mundial, Sir Arthur J. Balfour, ministro de asuntos exteriores británico, escribió a el barón Lionel W. Rothschild una “Declaración” por la cual Inglaterra se comprometía a favorecer “el establecimiento en Palestina (hasta entonces otomana) de un hogar nacional para el pueblo judío y realizar sus mejores esfuerzos para facilitar el logro de dicho objetivo”, eso sí, con la condición de que no se “vulnerara los derechos civiles y religiosos de las comunidades no-judías existentes en Palestina”. Bellas palabras que dieron paso a las siguientes realidades.

En 1922 la Sociedad de las Naciones puso bajo administración británica varios territorios del Imperio Otomano, todos los cuales, excepto Palestina, con el tiempo se convirtieron en estados independientes -Jordania- (ver https://www.un.org/unispal/es/history/). Durante el “Mandato” inglés (1922-47), tuvo lugar la primera ola de inmigración judía a gran escala a Palestina. Las reclamaciones árabes de independencia y la resistencia a la inmigración judía desembocaron en rebelión en 1937 y en guerra entre ambas comunidades. De 1938 a 1947 los grupos terroristas judíos Irgún, Haganá y Leji/Lehi/Stern cometieron una decena larga de grandes atentados, además de múltiples asesinatos de árabes, ingleses y “colaboradores judíos”; a resaltar: asesinato del ministro británico Lord Moyne (1944, El Cairo), voladura del Hotel Rey David (1946, sede administrativa británica, 91 muertos y 46 heridos), bomba en la embajada inglesa en Roma (1946, ver “terrorismo sionista” en Wikipedia). Inglaterra acudió a las Naciones Unidas 1947 para que resolvieran el problema. En 1948 el Stern asesinó al “Mediador de la ONU en Palestina”, el sueco Conde Bernadotte, a los cuatro meses de ser nombrado. El Irgum lo dirigía Menachem Beguín (sería primer ministro y premio nobel “de la Paz”); Yzakh Shamir capitaneaba el Stern (también llegó a primer ministro). En 1948 las tres organizaciones terroristas mencionadas se fusionaron para formar el ejército israelí.

“Las Naciones Unidas propusieron poner fin al Mandato y dividir Palestina en dos Estados independientes, uno árabe palestino y otro judío, y que Jerusalén quedara bajo un régimen internacional (resolución 181 (II)Uno de los dos Estados previstos proclamó su independencia en 1948 con el nombre de Israel y en la guerra que siguió ese mismo año con los Estados árabes vecinos ocupó el 77 % del territorio que había tenido Palestina bajo el Mandato Británico, incluida la mayor parte de Jerusalén. Más de la mitad de la población árabe palestina fue expulsada o huyó del territorio del nuevo Estado. El resto del territorio asignado al Estado Árabe por la resolución 181 quedó bajo el control de Jordania y Egipto. En la guerra de 1967 (“de los 6 Días”), Israel ocupó esos territorios (la Franja de Gaza y la Ribera Occidental), incluida Jerusalén Oriental, que posteriormente anexionó. Esta guerra provocó un segundo éxodo, de aproximadamente medio millón de palestinos” (www.un.org/unispal/es/history/). La Guerra del Yom Kipur/Ramadán (1973) completó la gama de ocupaciones actuales por Israel: Gaza, Cisjordania, Jerusalén Este, Altos del Golán y Granjas de Shebaa.

En 1975 la Asamblea General estableció el Comité para el Ejercicio de los Derechos Inalienables del Pueblo Palestino y otorgó a la Organización de Liberación de Palestina (OLP) la condición de observadora en la Asamblea y en las conferencias de las Naciones Unidas.

La anexión de Jerusalén Este por parte de Israel en 1980 no había sido reconocida por ningún país hasta Trump en 2017, mientras que la de los Altos del Golán en 1981 tan solo fue reconocida inicialmente en 2019 también por Estados Unidos.

En junio de 1982, Israel invadió el Líbano con la intención manifiesta de eliminar la OLP.

En 1987 comenzó un alzamiento masivo contra la ocupación israelí en los Territorios Palestinos Ocupados: la 1ª intifada. La 2ª ocurrió en el año 2000 con el Monte del Templo en Jerusalén como punto de discordia. En mayo de aquel año el ejército israelí se retiró de los territorios ocupados en el Sur del Líbano, pero en 2006 tuvo lugar la Guerra Israel-Hezbolá de 2006 (2ª Guerra del Líbano).

En 2015 la Asamblea General y el Consejo de Seguridad de la ONU, y la Corte Internacional de Justicia, ​ consideraron a Israel como “Potencia Ocupante”, y algún relator de las Naciones Unidas consideró la ocupación israelí como “una afrenta al derecho internacional”. Israel es la nación que más resoluciones de la ONU ha incumplido, alrededor de un centenar: casi 70 hasta 2003 (cartujerias.blogia.com/2008/122901-medinat-yisrael.php) y 15 en 2022 (israelnoticias.com/onu/israel-bate-el-record-de-condenas-de-la-onu-en-2022/), etc. Es casi imposible, y desde luego no hay espacio material aquí, recoger el ingente número de ataques (agresiones militares preventivas o sin excusa explícita, abiertas o encubiertas) que Israel ha efectuado a números países, y mucho más calcular el coste en vidas, o el número de “desplazados”.

Reconsideración

Sin tener en cuenta todo lo anterior es imposible comprender la situación en que se encuentran los territorios del antiguo Mandato Inglés en Palestina. Y sin ello apenas se puede vislumbrar el peligro apocalíptico, en todos los sentidos, a que se enfrenta la Humanidad.

Y, como españoles, también debemos considerar que esos Estados Unidos (la OTAN por extensión) e Israel son los que, saltándose de nuevo la legalidad internacional, reconocen la ocupación del Sáhara Español, y apoyan y arman a nuestro más descarado y agresivo enemigo.