-El Presidente del Gobierno debía tener tanto conocimiento como el resto de los españoles de lo que se estaba produciendo en Wuhan, China, circunstancia que se encontraba ya ampliamente puesta en las redes de comunicación social e, incluso, publicada en numerosos artículos, no sólo en revistas especializadas sino en la prensa en general. En otro caso habrá sido una muestra fehaciente e irrebatible de su incapacidad como su inutilidad para regir, no ya los destinos de una nación con la grandeza e importancia de España sino los del núcleo más pequeño de nuestra geografía.

-Como consecuencia de su falta de reacción política y humana ante la situación creada en China y extendida posteriormente a países tales como Italia y otros del mundo occidental de los que, por su proximidad y medios de comunicación, se tienen suficientes noticias acerca del desarrollo, número de contagiados, personas fallecidas, etc., en lo que tan sólo se puede comprender y admitir como un insano y enfermizo, paranoico y propio de un individuo que pone su propio interés por encima de cualquier otro, aún a costa de la desgracia y las penalidades sin cuento del resto de españoles –“España no se merece un gobierno que le mienta”- a los que, en teoría, debe dedicar su atención de modo constante porque para eso ha logrado su ambición política no obstante aliarse y sentirse prisionero de quienes, por una ideología o por otra, no quieren otra cosa que la desaparición de España mediante la quiebra de sus regiones y del ordenamiento constitucional. Como consecuencia de eso, se repite, no prohibió la realización y el desarrollo de concentraciones y manifestaciones de toda clase, deportivas, mítines políticos, de naturaleza demagógica, aun conociendo datos sobre el ritmo y la progresión de la tasa de contagio y muerte padecidos por el honrado y noble pueblo español, principalmente en algunas de las regiones como La Rioja y Madrid y que se incrementaron en progresión geométrica después de la celebración de tales aglomeraciones, progresión que, en su arrollador avance, incluso ha afectado algunos de los demagogos participantes y sus concubinas, circunstancia que pone de manifiesto su insuperable e inigualable irresponsabilidad y estulticia.

-De todo lo expuesto se debe llegar fácilmente a la conclusión de que el presidente del Gobierno ha incurrido en un delito de crimen de LESA PATRIA, crimen que no debe prescribir nunca ni al que se le puede aplicar reducción de ninguna clase en su cumplimiento incluso aun cuando signifique la muerte civil del causante y que nunca será comparable a la cantidad ni la ignominiosa causa de las producidas y pendientes de producirse, tanto por el número de muertes como por las repercusiones que el mismo está teniendo, tendrá y continuará gravando la economía de España y crimen del que la Fiscalía General del Estado, incluso de oficio, debe exigir inmediatamente cuentas independientemente de la circunstancia que supone que la nueva Fiscalía esté ocupada por quien ha sido de un modo inmediatamente anterior parte del gobierno que la ha nombrado por su calidad de ministra de Justicia.

-En el caso de que la Fiscalía General no actúe sin el menor retraso en acusar al irresponsable y delincuente presidente del Gobierno, así como a todos aquellos otros cargos, independientemente de su categoría o departamento ocupado, que, por omisión o comisión, se han hecho acreedores a la acusación y delito de colaboradores necesarios, deberá hacerlo la Justicia Militar, incluyendo a la renuente Fiscalía y aplicando el rigor preciso para que la sociedad española pueda lograr o alcanzar un mínimo de compensación ante la monstruosidad cometida contra ella y sufrida por ella, compensación que no será posible obtener si no se impone el máximo, incluso mediante la modificación correspondiente e inevitable en el articulado del Código Penal.