¡INDIGNACIÓN Y VERGÜENZA!

Ayer nos despertamos con el famoso “Blue Monday”, el lunes triste del año 2019, pero, al hilo de esta denominación, podemos asegurar que, para muchos por no decir la casi totalidad de los miembros de las Fuerzas Armadas, fue el lunes más triste de los habidos en los últimos años. Ayer, en el Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional (CESEDEN) se dio entrada, para impartir una conferencia sobre “Gobernanza” al indeseable, para muchos militares, Juan Carlos Monedero. Dicha conferencia, que se llevó a cabo en el Aula Magna del citado Centro, iba dirigida a los alumnos del Curso de Estado Mayor que desarrolla la Escuela Superior de las Fuerzas Armadas.

Cuando este acontecimiento corrió por las redes sociales de muchos militares, la indignación, vergüenza, tristeza y rabia sentida  por todos ellos era incontenible. ¿Cómo es posible que se dé entrada a un centro de las FFAA a un individuo de esta vileza en sus sentimientos hacia España, hacia su Rey, su Bandera y sus Fuerzas Armadas y que se siente colega de los terroristas de ETA que han asesinado a tantos compañeros y a tantos españoles de bien?

Ante esta situación, desde la Tribuna de AME no cesaremos en pedir, por el buen nombre de nuestra dignidad y honor, el cese de los Mandos Militares que hayan propiciado este despropósito y, de haber sido una imposición política por parte del ministerio de Defensa, permaneceremos a la espera de la puesta a disposición de la señora Robles de sus respectivos bastones de mando para que, de esta manera, cunda el ejemplo entre todos nuestros compañeros que puedan sentirse a partir de ahora en circunstancias semejantes a la vivida y, sobre todo, para que el resto volvamos a recuperar nuestra confianza en la cadena de mando y, además, recuperar nuestra dignidad mancillada de manera grave por este acto.

En otro orden de cosas, decir que los alumnos asistentes a la conferencia, haciendo uso de su gran educación personal y militar, no hicieron ningún tipo de manifestación ni de repulsa despidiendo educadamente al tal Monedero; nuestro único reproche es que, sin duda, haciendo uso de igual nivel de educación, podían haber abandonado en perfecto orden sus lugares dentro del Aula Magna como muestra de su rechazo