Paseo por los tesoros históricos de la Guardia Civil, que esperan una nueva sede

El suboficial mayor, en la sala de uniformes

 

▶ Visitamos el museo de la Benemérita, cerrado mientras se seleccionan las piezas que nutrirán su nueva sede

 

Yde repente, la sorpresa se palpa en el corazón de la Dirección General de la Guardia Civil: «¿Eso es un perro disecado?» . Desde el interior de una vitrina, un pastor alemán observa augusto a los visitantes que interrumpen su descanso. «Sí, aunque el término exacto es naturalizado». El suboficial mayor José Antonio Córdoba sonríe. Ajax, del Servicio Cinológico, no pasa desapercibido para nadie. «En 2009, en Mallorca, descubrió un artefacto explosivo que la banda terrorista ETA había colocado en un coche. Gracias a él se evitó una catástrofe. Fue condecorado dos veces y recibido por Su Majestad Juan Carlos I. Cuando murió, ya de viejecito, se le preservó y se le trajo aquí».

Ajax, buen perro, nos sigue con la mirada en el paseo por el museo que la Guardia Civil mantiene en la capital; un escaparate a su historia abierto desde 1982 que ahora está de mudanza. «Hemos iniciado la selección de las 300 piezas que, tras una restauración previa en el caso de que sea necesario, irán a un nuevo edificio», explica Carlos León. El Doctor en Historia y asesor de museología y museografía está entusiasmado con el proyecto. La idea, desvela a ABC, es crear una muestra moderna y apta para todos los públicos: desde un visitante que no esté versado en la historia de la Benemérita hasta especialistas en el tema. «Aceptamos el reto», sentencia.

Navegamos entre corredores plagados de tesoros pretéritos y de algún que otro cuadro que aguarda, descolgado, su viaje al taller de restauración. El Servicio de Estudios Históricos, a cargo del lugar, bulle de actividad incluso en verano con la mirada puesta en un futuro que ilusiona. Si el museo actual cuenta con 350 metros cuadrados, el nuevo promete ser seis veces más grande y disponer de un sinfín de servicios. «Tendrá salón de actos, un aula didáctica, mediateca, almacén visitable, espacios expositivos, un lugar específico para muestras temporales…», incide León. La lista es interminable. La máxima, solo una: revolucionar la forma de mostrar la historia de la Guardia Civil.

Historia viva

Además de Córdoba, una enciclopedia de la historia del Cuerpo, nos acompañan Jaime Cereceda, general jefe de la Jefatura de Asistencia al Personal; Gonzalo Moreno, coronel jefe del Servicio de Estudios Históricos, y María del Mar Robles, comandante del centro y conservadora. Buena escolta para zambullirnos en los montones de piezas que nut ren expositores y paredes. Sólo el tiempo dirá cuáles tendrán un lugar privilegiado en el nuevo espacio. Lo que está claro es que una buena parte de ellas serán pistolas, mosquetes, fusiles, tercerolas y derivados. «Aunque es un atrevimiento, creo que tenemos la mejor colección de armas portátiles de España», afirma el suboficial mayor.

Razón no le falta. Las vitrinas esconden desde los arcabuces de chispa con los que los Tercios españoles dominaron Europa, hasta ametralladoras pesadas soviéticas de la Segunda Guerra Mundial. «¿Cuál es vuestro secreto?» , preguntamos. Córdoba desvela el misterio: «Todas las intervenciones de armas tienen que comunicarnos desde 1999

qué fondos van a destruir para que valoremos si nos interesan a nivel histórico». Esta es l a pieza clave, pero existen otras t antas para formar el puzle: armamento usado por los agentes de la Benemérita desde el siglo XIX, donaciones privadas… «Nos las quedamos si han pertenecido a un personaje destacado, si han participado en un hecho relevante, si fueron importantes en su época o si su acabado o damasquinado las hacen diferentes a cualquier otra» , expone.

Pequeños tesoros

Córdoba nos muestra una de esas armas con nombres y apellidos: «Este es un trabuco que perteneció a un bandolero de finales del siglo XIX». Frente a él luce un pistolón achatado, con no más de 60 centímetros de cañón. La Guardia Civil, creada en 1844 para proteger los caminos de ladrones y bandidos, l os conocía bien. «Estaban muy generalizados. Eran fáciles de cargar y, como su cadencia de tiro era muy baja, eran usados también como cachiporras » , añade. Este en concreto olió sangre en 1870, cuando su dueño, un tal ‘Malas Patas’, fue apresado por la Benemérita.

A dos pasos del trabuco luce una pistola FN1910. «Es igual a la que se usó en el atentado que provocó el estallido de la Gran Guerra: el asesinato de Francisco Fernando de Austria y su esposa», añade Córdoba. De ahí su desafortunado alias: «Se conoce como la ‘mata duques’. Craso error, deberían haberla l lamado l a ‘mata archiduques’». Tras una breve carcajada, señala una vitrina. En este caso, el que habla es Moreno: «Es un revólver Tanque 1928 que perteneció a José María Gil-Robles, ministro de la Guerra durante la Segunda República. Por entonces era habitual que los políticos portaran un arma para defenderse. Nos lo donaron sus nietos».

Son mil las historias; mires donde mires hay una pieza única. Un subfusil Thompson –el favorito de los gánsters de Chicago– utilizado por el maquis en la época franquista; uno de los misiles SAM-7 con los que la banda terrorista ETA intentó atentar contra José María Aznar y el Rey… Por haber, hay hasta armas simuladas – pistolas que parecen una grapadora– y fusiles artesanales fabricados con la pata de una mesa. Todos ellos han sido probados y funcionan. En caso contrario, pasarán por los talleres y las manos de Abraham Reina, Sergio Damas y la cabo primero María del Carmen Román, así como la atenta supervisión del gran impulsor del nuevo museo: el teniente general Manuel Llamas, jefe del Mando de Personal.

Pero no todo son armas. En las salas contiguas, seis grandes banderas condensan l a historia del benemérito instituto. Y las hay de todos los gustos, hasta republicanas. Porque sí, la Guardia Civil fue una institución muy apreciada por los Azaña y los Alcalá-Zamora de rigor. Córdoba, que ha hecho también sus pinitos en vexilología, nos señala un pequeño trozo de tela que cuelga de uno de los pendones tricolor: «¿Ves esa cinta? Es la Corbata de la Orden de la República. Fue entregada en reconocimiento de los servicios prestados durante la revolución de 1934 en Asturias. Es la única i nstitución que t i ene una».

Y de ahí, a una sala con 53 maniquíes dispuestos de forma cronológica que muestran la evolución de los uniformes del Cuerpo desde su alumbramiento. Todos ellos, por cierto, cosidos con mimo y al detalle. La precisión histórica llega hasta los mostachos. «El tamaño del bigote se reguló en noviembre de 1844: debía ser de todo el ancho del labio superior. No estaban permitidos los perfilados», añade el suboficial mayor. Al lado, un busto con perilla desafía la explicación. Córdoba infiere la pregunta y se adelanta: «Al año siguiente se estableció que los oficiales podían llevarla, y acabó por ser una suerte de divisa que les distinguía».

Andamos entre decenas de ojos hieráticos. A nuestra vera, un maniquí ataviado como el fundador del Cuerpo parece comprobar los uniformes de sus subordinados. «Para el Duque de Ahumada la pulcritud era capital. Por eso, reguló todo lo que necesitaba un guardia para trabajar con el decoro debido», explica Moreno. La pila de objetos que debían tener los agentes a finales del XIX se guardaba en un baúl similar al que luce hoy en el museo. «En la lista había un billete de 25 pesetas, era un símbolo que i ndicaba que el guardia civil sabía administ rarse » , añade Córdoba. La cantidad, abultada para la época, dio lugar a un dicho jocoso: « Revista pasada, peseta gastada».

Siempre dispuestos

El nuevo museo será seis veces más grande que el actual y contará con una infinidad de servicios

Las piezas abarcan desde pistolas de chispa del siglo XVI a dioramas que recrean la historia del Cuerpo

Uniforme a uniforme, los maniquíes muestran los hitos de la Benemérita y su participación dentro y fuera de España. Cuba, Puerto Rico, Filipinas, Guinea, la Alemania pisada por la División Azul… Amén de las misiones de paz más actuales como el Líbano.

Eso, sin olvidar las diferentes especialidades que engloban en la actualidad: Tedax (Técnico Especialista en Desactivación de Artefactos Explosivos), Seprona (Servicio de Protección de la Naturaleza)… Resulta imposible cuantificarlas todas. «La Guardia Civil ha estado en entorno rural y urbano; en guerra y en paz… Cundo otros cuerpos no ofrecían una solución, ellos daban un paso al frente y asumían cualquier tipo de labor. Por eso es clave su historia», incide León.

Moreno pone l a puntilla mientras cambiamos de sala: «Somos el Cuerpo más antiguo, prestamos servicio de manera i ninterrumpida desde 1844». Con esa máxima llegamos a l a última sala, l a que exhibe 35 dioramas que recrean episodios famosos de la historia de la Guardia Civil y otras tantas joyas varias. Entre ellas, al bueno de Ajax naturalizado. Frente a él nos despedimos sabiendo que la Benemérita siempre recuerda a sus héroes y que, en un suspiro, los mostrará como es debido al mundo.

Fuente:

https://lectura.kioskoymas.com/abc/20230903/textview