«Pax americana»

El resultado de la reunión OTAN estará indisolublemente unido a lo que se acuerde en Helsinki el lunes, en el encuentro –a solas– entre Trump y Putin

Porque se trata, en los dos casos, del equilibrio estratégico de Europa en el futuro multipolar que se avecina. Es decir, de las relaciones entre Rusia y una alianza maltratada y cuestionada por su líder y fundador: EE UU. Evitar un poder hegemónico en Europa ha sido –hasta ahora– un concepto estratégico fundamental de EE UU; por impedir que sucediera, los americanos entraron en dos guerras mundiales y fundaron la Alianza. Por eso siguen desplegados en Europa y no para «protegernos» a cambio de un importe económico como parece creer Trump. La OTAN defendió preventiva y militarmente una Europa libre, democrática, respetuosa con los derechos humanos y con una economía de mercado análoga a la de EE UU ante una URSS expansionista y envalentonada. También impidió que las fronteras europeas fueran alteradas por la fuerza como era costumbre desde que el nacionalismo exaltado apareció por estas viejas tierras. Desde 1990 –tras la disolución de la URSS y el Pacto de Varsovia– y hasta la fecha, la OTAN ha suministrado la justificación militar para que Washington intentara extender globalmente –con un éxito limitado– estas ideas básicas de la «pax americana». Pero si Trump logra cambiar este orden mundial basado en reglas comunes por una defensa dura, imperial y exclusiva de los intereses norteamericanos, la OTAN habrá dejado de tener sentido. Si pasamos del axioma del «podemos ganar todos» al de «aquí sólo gano yo», la defensa de los ideales democráticos entre naciones que es esencia de la Alianza no será posible. El Consejo Atlántico no es un foro para recibir instrucciones norteamericanas en forma de edictos. Los 29 Jefes de Estado o Gobierno de la cumbre han firmado un comunicado con nada menos que 79 puntos. Esperemos que Trump se los haya leído y no se retracte como pasó con el del G-7. El artículo 5 es mencionado con relación a una posible agresión de Rusia con dimensión nuclear incluida. El terrorismo es tratado como una crisis procedente del sur, sin mencionar su ideología islamista, aunque haya referencias al Daesh. El que los europeos invirtamos un 2% del PIB en defendernos es una necesidad justificada más en lograr cierto grado de autonomía estratégica que en la conveniencia de aliviar a EE UU. Incluso este 2% no será suficiente si no coordinamos los esfuerzos de inversión con una perspectiva común. La cumbre se cerró con una polémica rueda de prensa de Trump con una ambigüedad calculada; junto a sus tuits y a las filtraciones de tormentosas reuniones, parecen dibujar un escenario de demandas desmesuradas en inversiones y plazos que hacen dudar que esta Administración respalde realmente la declaración que acaba de firmar.

  • 13 jul. 2018   La Razón   ÁNGEL TAFALLA Almirante (R)