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«Mas porque eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca», música apocalíptica acorde con los tiempos, olvidada en el tiempo.

Esconderse bajo la tibieza es un acto de cobardía que hoy ejercen a su medida las instituciones y las individualidades, todos por miedo, no es un miedo físico, que también, en ciertos casos, sino al económico. El dinero acaba en la cama de ricos y pobres, en unos casos en materia de buen colchón y compañía; en otros en sueños. Siempre en la cama. Alguien dijo que es el único dios que no tiene ateos.

Moderación y cátedra son exigibles, sin tibieza. Enseñar y defender la verdad y asumir sus consecuencias es obligación de algunas instituciones. Cuando eres responsable de una doctrina, el silencio no es buena protección sino huida y abandono del rebaño. Predicar la verdad es tan exigible como la inteligente participación en la conducción moral de tus feligreses.

El socialismo siempre tuvo una obsesión: la Iglesia Católica, Apostólica y Romana. Sigue igual. Para religión: ellos. Todo tiene que girar bajo su órbita y sus obsesiones siguen perdurando en el tiempo. El socialismo no es un partido sino una religión: el poder. Lo demás es accesorio y su credo es solo uno: el poder. Desde ese sillón imparten cátedra y adoctrinan. El único dios que no tiene ateos es el suyo: el dinero.

El 14 de abril de 1931 interpretaron la ley. Cuando se vieron fuera del poder volvieron a la interpretación y a la imposición, violenta de nuevo: 1934. Llegó el periodo de armas. Es historia que hay que borrar.

Su obsesión tiene un ciclo que empieza siempre con España para seguir con la Iglesia y la Corona. Después todo ello es sustituido por ellos. No admiten la derrota de su religión.

Siempre colocan a sus piezas en los lugares adecuados cuando ven que les pueden prestar un buen servicio. Un frustrado político apartado a la marginalidad, defensor del pueblo (el suyo), es una buena reserva para apoyar el ataque en un momento de debilidad. Este lo es. Un buen defensor defiende a los suyos. Lo han recuperado con un informe lleno de falsas acusaciones a la Iglesia. «Informe sobre abusos sexuales en el ámbito de la Iglesia católica y el papel de los poderes públicos». ¡Qué raro que dirija el informe un excura, que vivió desde dentro aquello que con aviesa intención denuncia, con pruebas no creíbles, infundadas, manipuladas! Seguro que aún recuerda aquello: «No todo vale, no todo da igual». ¿Le suena o le molesta el recuerdo?

¡¿Pero qué nos creíamos?!

Todo está medido, premeditadamente analizado y diseñado.

Ha habido —y hay— un periodo en España en el que algunas instituciones e individualidades han preferido mantenerse en silencio, como si con ellos no fuese la cosa, sonriendo y creyendo que hacerse el simpático y mirar para otro lado era la política adecuada. Ya pasará la tormenta y el huracán, pensaban, mientras sus fieles seguidores se quedaban sin pastor.

España está rota y se impone la democracia sin división de poderes. Tribunal de la calle. Nos invade el progresismo retrógrado.

Se ha lanzado la flecha que ha dado en el viejo Rey, pero solo ha tambaleado ligeramente, la Corona es muy fuerte; más lo es la flecha; que sigue su trayectoria tras su objetivo.

La Iglesia acaba de recibir una estocada casi mortal.

Todos callan. Hay mucho que perder y podría ser que calladitos estemos más guapos.

Moderación y cátedra hubiesen sido necesarios. Nunca tibieza. Luchar por la verdad tiene sus sacrificios, que hay que asumir. Supone no temer a las consecuencias que difundir la verdad moral trae tras ello. Es exigible. Defenderse es mostrar la verdad y no es bueno dejarse intimidar.

¿Pero es que alguien creía que callar y otorgar era el camino?, ¿qué el tiempo lo cura todo?

Después de casi cien años, nada ha cambiado, hoy con más fuerza que entonces.

España no es Católica. Es socialista-progresista.

Su Gobierno es muy evangelista.*

Hay que predicar. Más y mejor.

*Evangelista (Diccionario de la RAE)

  1. m.f. Méx. Persona que tiene por oficio escribir cartas u otros papeles a la gente que no sabe hacerlo.

Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com