El fenómeno de la utilización de la mentira para alcanzar los objetivos en la guerra, para controlar a los enemigos internos y externos, para intentar influir en la toma de decisiones es algo que nos traslada al principio de los tiempos, pero lo que es verdaderamente reciente es la denominación del término desinformación como tal.
Al abordar la definición del término desinformación nos toparemos con un elemento común que es la influencia de Rusia y de los Estados Unidos en la definición de este fenómeno. Estos dos países fueron los iniciadores de este tipo de operaciones, tal y como las entendemos en la actualidad, y sus servicios de inteligencia los que más han profundizado en el desarrollo de este tipo de acciones.
En el pasado como Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), y en la actualidad como Federación Rusa, el Kremlin ha utilizado siempre la desinformación y la mentira como un elemento para debilitar las organizaciones internacionales como la OTAN o la UE y también debilitar individualmente a países objetivo como Estados Unidos, intentando provocar o agrandar los conflictos internos.
Ladislav Bittman, un desertor del Servicio de Inteligencia de Checoslovaquia que huyó a Canadá, informó en su día, en su libro «El juego del engaño» de que «Moscú prevé el aislamiento moral y político de los Estados Unidos como preliminar a su aislamiento militar, que aseguraría la retirada de las unidades estadounidenses de Europa. Los planificadores soviéticos calculan que los estados individuales de Europa Occidental, incluso si están muy desarrollados económicamente, no serían capaces, por sí solos, o en conjunto, de resistir a las fuerzas armadas soviéticas sin la ayuda estadounidense directa».
El término se recoge por primera vez en los inicios del siglo XX, cuando los emigrantes llegados a Francia, procedentes de Rusia, al finalizar la Primera Guerra Mundial, hicieron hincapié en que la policía política bolchevique utilizaba la expresión en ruso «desinformatzia» (desinformación) para definir las acciones dirigidas desde el interior o exterior para impedir la consolidación del régimen comunista en Moscú.
La utilización de operaciones o campañas de desinformación se ha generalizado en un período de tiempo muy corto, viéndose favorecidas en la actualidad por la utilización de las nuevas plataformas y tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC,s), algo que ha permitido una capacidad de viralización e impacto sobre millones de personas en todo el planeta, a una velocidad nunca conocida. Los servicios de inteligencia de todo el mundo han encontrado en estas nuevas herramientas un elemento esencial para el desarrollo de sus operaciones y, por supuesto, Rusia, con mucha más experiencia histórica en estas acciones, ha adaptado con rapidez su metodología a las nuevas tecnologías.
Cuatro fases
A finales de los años 50, los servicios rusos comenzaron a crear departamentos especiales de desinformación. La desinformación se convirtió en un arma de guerra que utilizaban prioritariamente las dos superpotencias, dentro del conflicto constante que la URSS mantenía contra su enemigo ideológico, el mundo capitalista. La desinformación se convirtió en un elemento muy eficaz para poder influir y condicionar a los ciudadanos
En el año 1984, Yuri Bezmenov, desertor ruso, publicó el libro Carta de amor a América donde explicaba a los estadounidenses el método de la subversión ideológica, con el que la URSS pretendía vencer a los EE.UU. sin utilizar la confrontación bélica. El proceso, identificado por Bezmenov, se desarrolla en cuatro fases, con unos tiempos estimados de duración para alcanzar el éxito en cada una de ellas. Estas fases se denominan: Desmoralización (15-20 años), Desestabilización (2-5 años), Crisis (3-6 meses) y Normalización.
Desertor ruso
En el año 1992 desertó al Reino Unido Vasily Mitrokhin, oficial del KGB que prestaba sus servicios en el archivo del servicio de inteligencia ruso y que aportó al MI6 una serie de documentos muy importantes para entender las operaciones y metodología del servicio de inteligencia ruso. Mitrokhin definió la desinformación como «una forma de trabajo de inteligencia dentro del campo de las medidas activas, que consiste en la canalización secreta hacia un adversario de información falsa, materiales especialmente preparados y documentos fabricados y diseñados para engañarlo e incitarlo a tomar decisiones y medidas que encajen en los planes e intenciones del servicio de inteligencia».
Otro desertor ruso, Oleg Kalugin, afirmó en el año 1998 que una de las misiones prioritarias de la inteligencia de la URSS no era la recopilación de información, sino la subversión. Realizar operaciones de medidas activas para abrir brechas en las alianzas occidentales, especialmente la OTAN, para sembrar la discordia entre sus miembros.
El gobierno de Rusia cuenta, básicamente, con tres agencias de inteligencia que son las que ejecutan operaciones de desinformación, el Servicio de Inteligencia Exterior, SVR (en ruso: Служба Внешней Разведки), el Servicio de Inteligencia Interior, FSB (en ruso: Федеральная служба безопасности Российской Федерации) y el Servicio de Inteligencia Militar, GRU (en ruso: Главное Разведывательное Управление). Este último es el que cuenta con grupos más desconocidos y agresivos que actúan en aquellos escenarios más violentos (Guerra de Ucrania, Sahel, etc).
Mente y sentimientos
El poder ruso se dio cuenta hace ya algunos años del impacto de este tipo de sistemas que permiten gobernar la mente y los sentimientos de las poblaciones de los países considerados enemigos. Rusia ha utilizado estos medios para operar fuera de sus fronteras, consiguiendo una influencia directa sobre la formación de la opinión pública en las sociedades de los países considerados sus enemigos y apropiarse de una parte de su cultura, generando polarización, desconfianza y miedo
El sistema completo de desinformación rusa se compone de toda una serie de medios de comunicación, plataformas de internet, organismos oficiales de la Administración rusa, agentes, colaboradores voluntarios, colaboradores inconscientes y todo tipo de tácticas, técnicas y herramientas, utilizadas de manera abierta o proxy, para generar estrategias que posibiliten la divulgación masiva de narrativas falsas.
A diferencia de lo que ocurría en el pasado, estas operaciones ya no tienen como objetivo convencer a la opinión pública extranjera de las peculiaridades que hacen el sistema ruso mejor que el occidental, sino que lo que intentan agrandar el sentimiento de desinterés político, el relativismo, las contradicciones sociales, la polarización de las poblaciones objetivo, la relación con el problema de la inmigración. El potencial de las nuevas tecnologías de la comunicación y la información para poder influir sobre las poblaciones ha sido un objetivo recurrente de la comunidad de inteligencia de Rusia desde el final de la Guerra Fría.
El sistema de desinformación rusa ( II)
Para comprender la operativa se debe hacer referencia al término troll, esos usuarios maliciosos que intentan difundir informaciones falsas o distorsionar la percepción de los usuarios sobre un tema determinado. Su presencia se puede detectar en varias plataformas como Twitter, Threads, Telegram y otras, y su función puede variar desde generar una contradicción sin sentido alguno, dirigirse de forma irrespetuosa a un usuario o atacar a una cuenta o perfil con la intención de neutralizar su opinión, con una avalancha de mensajes creados por él mismo.
Otro tipo de herramientas muy importantes son los hecklers (alborotadores), encargados de viralizar los mensajes generados por los trolls y de contrarrestar todos los mensajes que estén en contra del objetivo de la campaña. Los hecklers también tienen como objetivo el reclutar perfiles afines para que sirvan de apoyo en la viralización de los mensajes. En este sentido, es muy importante la captación de usuarios que dispongan de un amplio seguimiento en las redes, los tradicionales «agentes de influencia o colaboradores», que disponen de capacidad de impacto sobre un número muy elevado de ciudadanos y que no se limitan a difundir mensajes dirigidos a simpatizantes comunistas, sino a multitud de personas ubicadas en todo tipo de grupos como anticapitalistas, antiestadounidenses, antieuropeos, grupos extremistas de una y otra tendencia e incluso miembros del extremismo islámico.
Estos influencers (líderes políticos, personajes de las redes, etc) pueden actuar de modo autónomo e inconsciente, por coincidir con los ideales rusos, o dirigidos por algún otro interés (económico, resentimiento, ego, etc). El alcance que les permite este tipo de personajes lo dirigen a la divulgación de bulos, teorías de la conspiración o informaciones falsas. No importa que sean descubiertos por dos cuestiones: la primera es que el concepto de algunos «seguidores» es la adhesión fanática a lo que su ídolo afirma, sin reflexión alguna; y, lo segundo, porque una vez emitidos los mensajes el daño ya está realizado. En ese sentido se ven favorecidos por la «rapidez» inherente a las redes sociales, algo que hace que olvidemos, con cierta facilidad, lo que ocurrió o se dijo unos días antes.
Anzuelos con cebo
Otro elemento de gran importancia en las campañas de desinformación son los honeypots. Está herramienta, un «anzuelo con cebo», está compuesta, mayoritariamente, por cuentas falsas que simulan pertenecer a una mujer muy atractiva y cuyo objetivo es «facilitar el paso» a los hackers para contaminar los medios informáticos de un usuario y obtener información comprometedora. Los grupos de hackers APT28 (Fancy Bear) y APT29 (Cozy Bear), forman parte de este sistema. Estos grupos de hackers también tienen como objetivo organizaciones estatales y privadas de las que obtienen información de interés para Rusia.
Otra parte de esta estructura de desinformación rusa la forman determinados medios de comunicación, foros, sitios web y otros, controlados por el gobierno ruso y receptores de todos aquellos mensajes que es necesario lanzar sobre las «poblaciones enemigas». Enumero las más importantes:
• Agencia de Investigación de Internet (IRA). Fue creada por Evgueni Prigozhin, el dueño también de Wagner, y es una fábrica de trolls que dedica su actividad a crear contenidos para que sean viralizados en diferentes medios de comunicación y en las redes sociales.
• Agencia de noticias TASS, financiada por el gobierno ruso y utilizada para difundir informaciones relacionadas con los intereses rusos en el interior y exterior de Rusia. Tiene corresponsales en más de 60 países del mundo.
• Cadena de noticias Russia Today (RT) y Sputnik. Tienen como misión mejorar la imagen de Rusia en el exterior, buscando la simpatía de la opinión pública de otros países a través del descredito de los sistemas democráticos y de sus instituciones. Sus objetivos prioritarios son los simpatizantes rusos y los grupos radicales de derecha e izquierda. Para dar mayor credibilidad a sus mensajes suelen contratar periodistas o activistas locales. Su contenido es difundido en seis idiomas: alemán, inglés, árabe, ruso, español y francés.
• Russia Beyond es una plataforma de noticias e información en varios idiomas que depende de RT e informa sobre las cuestiones culturales, políticas y de índole empresarial y científico de Rusia.
Perfiles
Entre los perfiles proxy, podríamos referirnos a The Strategic Culture Foundation (Fundación de la Cultura Estratégica) que apoya a pensadores marginales que difunden teorías de la conspiración. Les facilitan una audiencia que no alcanzarían de ningún otro modo; New Eastern Outlook (Nuevo Panorama Oriental); Global Research (Investigación Global). Sitio web canadiense proclive a los posicionamientos rusos. Este sitio web hace el efecto de atracción que supone que un medio occidental se fije en los planteamientos rusos; South Front (Frente del Sur). Sitio web de desinformación en línea multilingüe que trata sobre asuntos militares y de seguridad. Este medio intenta atraer a las personas a las que le gustan los temas militares y a veteranos militares; Geopolitica.ru. Es la plataforma a través de la cual los nacionalistas rusos difunden su información; y Katehon, que aparentemente es un think-tank ubicado en Moscú que propaga desinformación y propaganda antioccidental en cinco idiomas.
Un caso de interés, en el que se demuestra el poder de desinformación del sistema ruso es el del derribo del vuelo comercial de Malaysia Airlines MH17. Desde el primer momento, a sabiendas de que el derribo se había producido por el lanzamiento de un misil ruso por parte de las fuerzas rebeldes ucranianas del Dombas, Rusia se apresuró a negar el hecho y a lanzar una campaña de desinformación que ha finalizado hace unos meses al dictar sentencia el tribunal holandés que ha llevado a cabo el juicio sobre el asunto y declarar culpable a Rusia.
Los relatos y mensajes viralizados en las redes incluyeron todo tipo de argumentaciones, propagadas por muchos de estos «colaboradores» o «influencers» en las redes, tal como que había sido un caza ucraniano el que había derribado al MH17, que había sido el disparo de un misil ucraniano para poder así acusar a Rusia y provocar la intervención de la OTAN. El sistema de desinformación rusa al completo consiguió su objetivo, provocar la duda permanente durante años sobre la autoría del derribo, utilizándola permanentemente en contra de Ucrania y los países que la apoyan y, cuando se ha dictado sentencia inculpatoria, limitándose a decir que no respeta la decisión del tribunal holandés.
El doctor en Odontología Don Oscar Carreres Talens, miembro del equipo de investigación del Ministerio de Defensa de Países Bajos, designado para la investigación de los hechos, nos informó en su día de que «intentaban esconder cualquier signo que pudiese hacernos deducir la autoría…»; «en alguno de los cuerpos pudimos ver señales del intento de inserción de restos balísticos procedentes de armamento ucraniano, produciendo lesiones post-morten características, todo con el objeto de inducir a error a los investigadores»; «en los análisis de la zona del paladar pudimos observar que existían también lesiones post-morten producidas por el intento de retirar los fragmentos metálicos con el método del raspado».
Estas declaraciones de uno de los responsables de la investigación nos muestran la intención permanente de Rusia de ocultar la verdad, intentando obstaculizar la investigación por cualquier medio y realizando, paralelamente, en todo el período, la divulgación de informaciones falsas para influir en la opinión pública internacional, intentando incluso desprestigiar a los miembros del equipo de investigación.