El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, ha instado a los aliados de la Alianza para que adopten una “mentalidad de guerra” y aceleren el gasto militar, con el objetivo de prevenir un conflicto en territorio de la OTAN similar al que vive Ucrania.
“Lo que está ocurriendo en Ucrania podría ocurrir aquí también. Es hora de cambiar nuestra mentalidad, de recargar rápido nuestra capacidad de producción de defensa y de aumentar nuestro gasto en defensa”, ha afirmado Rutte durante una conferencia organizada por el think tank Carnegie Europe.
El líder de la OTAN ha subrayado además que la seguridad futura de los países aliados depende de su preparación actual para afrontar amenazas crecientes.
“If we don’t spend more together now to prevent war, we will pay a much, much, much higher price later to fight it,”
“Podemos evitar la próxima gran guerra en territorio de la OTAN y preservar nuestro modo de vida, pero necesitamos una capacidad de disuasión a largo plazo que garantice que nadie se atreva a atacarnos”, ha insistido, además de señalar que la organización “no está en guerra, pero tampoco en paz. Rusia y China lideran en inversión militar, y la Alianza corre el riesgo de quedarse atrás”.
Un gasto insuficiente
Entre las tareas pendientes de los Estados miembros de la OTAN, Rutte ha llamado a superar el actual objetivo del 2% del PIB en gasto militar y ha recordado que, durante la Guerra Fría, Europa destinaba más del 3% a defensa. Esta cifra contrasta con la inversión actual de varios países europeos, que ni siquiera cumplen con el 2%, pese a que “las amenazas a nuestra libertad y seguridad son igual de grandes, si no mayores”.
Desde que comenzó la invasión de Ucrania, los países de la OTAN han aumentado progresivamente su gasto en defensa, aunque de forma dispar. En 2024, 23 países miembros de 32 habían cumplido con el mínimo previsto del 2% destinado a defensa, algunos incluso muy por encima de ese límite, como Polonia. En cambio, a la cola de esta inversión se encuentran países mediterráneos como Italia y España, siendo ambos importantes potencias militares para el continente.
Con el cada vez mayor número de tensiones geopolíticas en el panorama internacional, en 2023 se registró el mayor aumento en el gasto militar global desde 2009, según un informe del Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz. La inversión alcanzó la cifra récord de 2,4 billones de dólares, casi un 7% más en términos reales que en 2022 y que representa 2,3% del PIB global.
De ese total, un 37% corresponde a Estados Unidos, principal garante de la OTAN. Con la llegada nuevamente de Donald Trump al poder, este puede presionar a sus miembros para que incremente su solidaridad en el presupuesto de la Alianza.
El secretario general ha criticado a su vez las barreras entre países aliados y sus industrias de defensa, las cuales “aumentan los costes de producción, ahogan la innovación y obstaculizan nuestra seguridad”. Ha añadido que la falta de una inversión conjunta y suficiente ahora podría acarrear costos astronómicos en el futuro.
Dirigiéndose a los ciudadanos de los países de la OTAN, Rutte ha instado a que presionen a bancos y fondos de pensiones para que inviertan en la industria de defensa. “Invertir en defensa es invertir en nuestra seguridad”, ha argumentado.
“Si no gastamos más juntos ahora para evitar la guerra, pagaremos un precio mucho mayor después para combatirla, no miles de millones, sino billones de euros”, ha advertido con severidad.
Rutte también ha subrayado la importancia de gastar mejor, adoptando las últimas tecnologías para garantizar que las fuerzas armadas estén equipadas para enfrentar amenazas modernas.
Antes de concluir su intervención, ha reafirmado que la OTAN es una alianza defensiva que busca la paz, pero “la paz a través de la fortaleza”. Rutte ya advirtió que acciones hostiles contra los países aliados, como ciberataques y sabotajes, no son incidentes aislados, sino parte de una estrategia para desestabilizar las democracias occidentales y disuadir el apoyo a Ucrania.
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