El rearme. Almirante Tafalla.

 

 

Nuestro presidente de gobierno está claramente incómodo con el término «rearme» como definición de lo que la Comisión de la Unión Europea (UE) propone emprender colectivamente para disuadir al Sr. Putin de que intente hacer con nosotros lo de Ucrania. Lo de rearme –tratar de conseguir ahora los medios que deberíamos tener ya de no haber subrogado en los norteamericanos nuestra seguridad– puede sonar a algo violento como temible es también lo que nos amenaza: el ejército de Putin y la indiferencia de Trump. El Sr. Sánchez intenta disimular el nombre –que no el contenido– de lo que Europa debe hacer en esta hora de desafío con conceptos tales como Seguridad y Defensa y mencionando otras respetables materias que no tienen casi nada que ver con la amenaza que se cierne actualmente sobre Europa. Intenta hacer pedagogía hoy mismo en el Congreso. Trataremos modestamente de contribuir a aclarar ideas.

Todas las armas de fuego tienen gatillo o al menos un mecanismo de disparo. Tan importante como la capacidad del arma es la voluntad de apretar este gatillo cuando llegue la ocasión siempre que te asista –como dice el canto a la fiel espada triunfadora– el derecho y la razón. Y que mayor justificación hay que tratar de preservar nuestras libertades y manera de ser. Cuando alguien es incapaz de pronunciar la palabra «arma», cabe la duda de si se atreverá a dispararla cuando la situanes ción lo demande. Por eso creo que el no querer mencionarla incapacita al dirigente para ordenar su uso y en este caso el tener todo el armamento del mundo no servirá para nada. Como ven, no estoy hablando de semántica; si hay que hacer pedagogía sobre algo, hágase sobre la amenaza que tan claramente perciben otros en la UE.

A la situación de descapitalización profunda en la que se encuentran las Fuerzas Armadas (FAS) españolas han contribuido sucesivos gobiernos posteriores al del Sr. Aznar. Con el presidente R. Zapatero nos sumimos en una crisis económica de tal calibre que los militares comprendimos que la primera prioridad era salvar la Nación o al menos su sistema financiero. El mandato inicial de Rajoy fue más de lo mismo; en el segundo, ya superada la crisis, no se hizo nada –dolorosamente– por las inversiones militares. Con el Sr. Sánchez –a partir de junio del 2018– se empezó a invertir algo en adquisición de nuevos medios pero de tapadillo lo que es entendible por los socios políticos que sostienen su gobierno pero perjudica profundamente el planeamiento de obtención de fuerzas militares. La falta de inversión militar desde el lejano 2004 unida a la perdida de efectivos no se podrá reparar en tan solo un año. Hará falta un esfuerzo considerable y continuado para salir del hoyo y también mucha pedagogía – de la buena– para explicar por qué hemos caído tan bajo militarmente y cuál es nuestro riesgo. Con poner en la TV las noticias sobre Ucrania nos podemos ir haciendo una idea de la amenaza que tendremos aquí dentro de unos cuatro o cinco años. Es decir, habrá que rearmarse ahora que el Sr. Trump nos ha abandonado y también estar dispuestos a apretar el gatillo a la vez que rezamos para que no haga falta. La resolución hoy disminuirá la posibilidad de tragedia mañana. Pero en esta penosa peregrinación no estamos solos los españoles. Imaginemos, y es solo un ejemplo, lo que estarán pasando los alemaque edificaron su nación sobre un gas ruso barato y una exportación sin límites mientras enterraban el pasado violento. Todo esto los volvió aún más pacifistas que nosotros y ahora tienen que empezar a redescubrir la geopolítica bajo presión.

Cuando empecemos a rearmarnos deberíamos evitar los pecados del pasado y hacerlo ante el pueblo español con luz y taquígrafos. No se puede mentir a la vez a la Nación, a la UE y a la OTAN. A la Nación diciéndole que se va invertir muy poco en cosas que hacen ruido y que encima las van a pagar otros. A la UE comunicándoles que nuestro tamaño nos hace respetables pero que su sistema de inversión para parar la amenaza rusa y repartir cargas no es acertado ni ecológico. El planeamiento de fuerza militar es multianual por naturaleza y exige estimar el horizonte económico para que los distintos elementos –plataformas, municiones, personal, mantenimiento, etc.– estén sincronizados. Y esto no es nada rápido ni sencillo. Sin estabilidad económica el resultado final no es satisfactorio. Esto es lo que ha pasado con los últimos esfuerzos inversores.

Ya ven en que consiste mi contribución a la pedagogía pública que propone hoy el Sr. Sánchez: rearme por desagradable que sea su nombre, claridad con lo que se haga por la defensa de nuestra patria, solidaridad con nuestros camaradas europeos y explicar a los españoles que aunque no vean ahora la amenaza cuando empezaran a percibirla sería demasiado tarde. El rearme moral y material que tenemos que emprender durante los próximos años exigirá un esfuerzo notable. Pero merecerá la pena porque la idea de España y Europa es muy atractiva. Somos muchos y mejores. Solo nos falta unidad y empezar a llamar a las cosas por su nombre.

Angel Tafalla Ángel Tafalla es académico correspondiente de la Real de Ciencias Morales y Políticas y Almirante ( r )

 

Fuente:

https://lectura.kioskoymas.com/la-razon/20250326