OTRA EUROPA Jose Manuel Adan

 

OTRA EUROPA

Una Europa que no es capaz de enviar a presidio a un delincuente como Puigdemont, condenado por dirigir un golpe de Estado y malversar fondos, eludiendo la acción de la Justicia y pesando una orden de busca y captura, residiendo en otro país de la Unión Europea en la que ni Alemania ni Bélgica han ayudado a la justicia española, incluso se le ha permitido ser europarlamentario, no es la Europa que deseo.

Una Europa que empobrece el sector primario ofreciendo mayores ventajas a países que no pertenecen al club, como Marruecos, Argelia y Túnez que a los agricultores y ganaderos españoles, no es la Europa que yo quiero.

Tampoco la Europa que me obliga a creer a pies juntillas el mito del cambio climático por causa del hombre, yo no creo en ese cambio y debido a él no puedo usar mi coche en diversas zonas de donde vivo, cuando otros países mucho más numerosos que el mío (Rusia, China, India), ni siquiera se plantean cerrar una sola caldera.

Tampoco creo en una Europa que ante la aberración del asesino Putin se rasga las vestiduras, después de conocer sus intenciones al menos desde la invasión de Crimea, y que ahora, corre a armarse cuando la mayoría de sus miembros pertenecen a la OTAN y en lugar de armarse dentro de la OTAN corre a intentar una suma de armamento fuera de la OTAN, no creo que sea la Europa que a mí me gustaría y no considero que sea necesario construir un ejército europeo para hacer frente al asesino Putin cuando pertenecemos a la OTAN y nuestro deber y obligación es mantener a toda España , Ceuta y Melilla incluidas, dentro de ese paraguas protector . Eso es esencial para que nuestras Fuerzas Armadas puedan defender a Finlandia, a los Países Bálticos o a cualquier otro país integrado en esa Alianza , de Rusia, y que esos países defiendan con el mismo ardor nuestras Ceuta y Melilla de Marruecos. Para la nueva Europa y con el precio que haya que pagar, lo primero es integrar a Ceuta y Melilla en la OTAN como ya está integrado el resto del país.

Esta no es la Europa que nació para un mercado único común sin fronteras y libertad de movimiento para personas bienes y servicios, ha sido transformada sin que a los ciudadanos se les haya pedido su opinión. El 8 de Abril de 1965 cuando se fusionaron los poderes ejecutivos de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero, la Comunidad Económica Europea y Euratom, las Comunidades Europeas entraron en vigor el 1 de julio de 1967 con un único brazo administrativo (la Comisión) y un único poder ejecutivo el Consejo . Posteriormente, en su carrera por construir rápidamente una Europa supra nacional, fracasó en lo que querían denominar Constitución europea que asumiría gran parte de la soberanía de los estados. El tratado constitucional fue firmado el 28 de octubre de 2004, pero la ratificación alcanzó un obstáculo importante cuando los votantes de Francia y Países Bajos rechazaron el documento. En 2007 el Consejo Europeo acordó que la Constitución había fracasado, pero la mayoría de sus disposiciones se mantendrían en el Tratado de Lisboa de 2007.La «cuestión europea» sigue abierta. Desde 2017 existe la llamada «refundación de la Unión Europea» busca modificar los Tratados y el funcionamiento general de la organización para adaptarse a los nuevos y futuros cambios geopolíticos globales y avanzar en el proyecto europeo, lo que significa absorber la soberanía de los estados miembros y que pueda ser manejada por los burócratas de Bruselas y sin atención alguna al ciudadano al que se le obliga a aceptar todas las limitaciones impuestas.

La que me gusta es la Europa fuerte del mercado único, sin fronteras para personas y bienes y servicios, con el euro como moneda, la Justicia como único solar donde los delincuentes sean enviados inmediatamente a sus respectivos países si han huido del suyo donde delinquieron, pero salvaguardando los tribunales nacionales como máximo exponente de la Justicia de cada país, manteniendo un tribunal superior de esa Europa exclusivamente para las cuestiones relativas a la desobediencia de los respectivos tratados. No es necesario ningún Parlamento Europeo, ni ninguna Comisión que legisle continuamente ,con reglas y directivas múltiples que se dirigen al empobrecimiento del campo, de la industria, de la energía, y con credos que son impuestos a los ciudadanos por burócratas que nadie ha votado. Nada de Agenda 2030, ni de alucinaciones woke donde prima el feminismo que hiere al hombre por el mero hecho de serlo, que transita con el sexo como mercancía, que niega la esencia de la naturaleza en cuando al hombre y la mujer como únicos seres distintos y en contra de la igualdad de hombres y mujeres ante los mismos delitos, y tener que creer a pies juntillas el absurdo cambio climático debido al hombre.

No me gusta la Europa que me obliga a cerrar centrales nucleares , mientras compramos gas a Rusia, asfixiar el campo con miles de reglamentos, a prohibir pesticidas o abonos mientras lo permite a los países competidores, destruir presas, cercenar la industria automovilística al prohibir el uso de materiales fósiles, tener que acoger a niños menores de edad cuando deben estar con sus padres, acoger y sufragar la inmigración ilegal que solo viene a poner la mano para subsistir porque en su país sobran, en fin dirigir nuestra política exterior cuando cada nación europea tiene la suya propia y diferente del resto de los países. Hemos engendrado un rompecabezas monstruoso, cuando todo iba a ser modélico, hemos desechado las raíces de nuestra filosofía griega, derecho romano y fe cristiana admitiendo a musulmanes que nunca se integrarán, odian nuestra cultura y desgraciadamente, la mayoría embarra la seguridad de nuestras calles, pero se acogen a nuestra seguridad social y resto de estado del bienestar por el que se paga un potosí. Esta no es la Europa que deseo para mí ni para los míos que ahora atraviesa una crisis de legitimidad sin precedentes. Lo que nació como una herramienta para facilitar el comercio y garantizar la paz y la riqueza entre naciones soberanas se ha transformado, con el paso de las décadas, en una estructura supranacional hipertrofiada, que legisla sobre ámbitos tan sensibles como la educación, la familia, la inmigración o la moral pública, sin que los pueblos europeos tengan capacidad real de decidir. El centralismo burocrático de Bruselas, lejos de fomentar la unidad, ha alimentado el descontento, el desapego y la resistencia de numerosos Estados miembros. Hay que defender la centralidad del ordenamiento jurídico propio de cada país frente a las imposiciones uniformes de Bruselas.

«La Europa que yo prefiero se basa en un asentamiento profundo del mercado único exclusivamente en el terreno económico, sin fronteras entre países y con libre circulación de personas, bienes y servicios, la Comisión Europea tiene competencias sobre economía, en particular sobre fiscalidad e industria»

Seguro que cada uno de nosotros abogaría por reformar la UE, de acuerdo con sus intereses, porque determinadas limitaciones no están de acuerdo en soportarlas, por ejemplo el cierre de las centrales nucleares, o la prohibición en un futuro cercano de no poder utilizar los combustibles fósiles en nuestros vehículos y estar obligados a comprar los mucho más costosos eléctricos, cuando ningún país está ya listo para la implantación logística que se requiere. Esta Europa cada vez nos encierra con sus limitaciones en todos los sectores de la vida obligando al campo a utilizar o no determinados pesticidas, o como tiene que ir el ganado en los transportes, o como tiene que colgar el tapón de plástico en las botellas, no hay un aspecto de nuestra vida cotidiana que no se encuentre afectado por alguna de las Directivas de la Comisión de la UE. Resulta estomagante. El problema se agudiza cuando además interviene directa o indirectamente en la política de los Estados Miembros, porque los políticos elegidos por sus ciudadanos no son de la ideología imperante en la UE, en ese caso vía subvenciones u otras artimañas, la Comisión interviene para intentar que el candidato elegido si no es afín a su ideología, no pueda gobernar, lo que redunda en su falta de democracia. Creo que es más eficaz guardar la soberanía de cada país, con sus tribunales de Justicia que no puedan ser interferidos por ningún otro tribunal europeo, sus políticas sociales, de industria, del sector primario, de educación y sin ninguna política europea que intervenga ,salvo las que por unanimidad de todos los países se establezcan, la Comisión debe convertirse en un organismo técnico dependiente del Consejo, donde se deben pactar las políticas comunes solo por unanimidad. Hay que soltar lastre para que el barco no se hunda, pues ya hay millones de europeos indignados porque se consideran ignorados por una clase política que ha puesto en peligro su bienestar, que legisla contra su industria, que permite un tsunami migratorio que les impide salir a la calle, que se ríe de su tradicional modo de vida, y que ahora corre asustada sin saber qué hacer ante la arremetida arancelaria de ese loco llamado Trump.

«No considero que sea necesario construir un ejército europeo para hacer frente al asesino Putin cuando pertenecemos a la OTAN y nuestro deber y obligación es mantener a toda España , Ceuta y Melilla incluidas, dentro de ese paraguas protector»

Lo próximo en la lista de limitaciones es la implementación del euro digital, que se quiere implantar con rapidez, que tendrá aspectos positivos y negativos pero a ver como lo explican para que todo el mundo lo entienda y lo acepte. La rapidez en la implantación está seguramente relacionada con los recientes episodios de alta inflación y la deficiente capacidad que los bancos centrales en todo el mundo han demostrado para mantenerla bajo control, a lo que se une un serio riesgo de hiperinflación, fruto del abuso de la emisión de deuda, el euro digital podría revolucionar la capacidad del BCE para controlar la inflación de forma más directa y precisa. El economista jefe del BCE, Philip R. Lane, ha manifestado «Es imperativo que el BCE introduzca un euro digital» porque la estabilidad del sistema monetario está en juego.» La preocupación no es menor: el uso del dinero en efectivo está cayendo de forma sostenida, y con él, la capacidad de los bancos centrales para anclar la confianza en la moneda. La característica más distintiva del euro digital es su control absoluto y en tiempo real por el BCE y, por ende, para ajustar instantáneamente la cantidad de dinero en circulación mediante mecanismos como intereses negativos aplicados directamente a los saldos del monedero o cuenta bancaria de los ciudadanos. El euro digital tiene una gran capacidad para reforzar la eficacia del control monetario y de la inflación, pudiendo proporcionar al BCE una herramienta nueva para mantener la inflación bajo control, asegurando la estabilidad económica.

La Europa que yo prefiero se basa en un asentamiento profundo del mercado único exclusivamente en el terreno económico, sin fronteras entre países y con libre circulación de personas, bienes y servicios, la Comisión Europea tiene competencias sobre economía, en particular sobre fiscalidad e industria. Los europeos apenas tenemos un sector industrial de la defensa, consecuencia de que dejamos de comprar, tras decidir unilateralmente que habíamos consolidado la paz, pero tenemos a la OTAN ese gran paraguas protector, integrémonos plenamente en esa Organización y aumentemos lo necesario nuestro presupuesto de Defensa y en esa Organización dejémonos de quimeras de un ejército europeo y de transferir la soberanía de la Acción Exterior, porque el tal Trump se ha vuelto loco, pero no ha dejado la OTAN y en cuatro años desaparecerá , y mantengamos la plena soberanía de los Estados, con excepción de las competencias que estos por unanimidad crean conveniente delegar al Consejo, y como no, apliquémonos a defender nuestra civilización, que ha sido el foco durante siglos. Esa Europa.

 

Jose Manuel Adan

 

El autor: José Manuel Adán Carmona, pertenece a la XIX promoción de la Academia General del Aire, alcanzó el empleo de Capitán. Licenciado en Ciencias Económicas; accedió por oposición al Cuerpo de Inspección de Finanzas del Estado en el que desempeñó importantes cargos en la Administración; Ejerció la Inspección de la estructura económica de EUROCONTROL en Bruselas