En defensa de la RAE

Editorial de EL DEBATE, en defensa del idioma español.

 
 

Los ataques a su director son otra intentona del Gobierno, a través de un colocado en el Instituto Cervantes, por colonizar todas las instituciones

 

El director de la Real Academia Española (RAE) está sufriendo en los últimos días una lamentable campaña en su contra encabezada, de manera sonrojante, por su homólogo en el Instituto Cervantes. Las dudas sobre la reputación e intereses de Santiago Muñoz Machado aireadas por Luis García Montero pretenden convertirle en alguien inapropiado para el cargo por su formación, como catedrático de Derecho Administrativo, y por sus intereses personales, encauzados a través de su despacho profesional.

Todo ello es un infundio bochornoso, pues el director de la RAE es, además de un sólido jurista, un ensayista de prestigio, un profundo conocedor de nuestro idioma y un intelectual contrastado. Todo ello, unido a una gran capacidad de gestión, no solo le habilitan para el cargo, sino que le hacen especialmente idóneo para el mismo: por eso sus compañeros le han votado para dos mandatos y, aunque no es lo habitual prolongar la permanencia, seguramente estén pensando en ampliarlo a un tercero.

En ese contexto, que un poeta menor, colocado a dedo por el Ministerio de Asuntos Exteriores por su estricta lealtad al Gobierno y su trasnochada ideología, se permita atacar con sevicia a un gran profesional, desvela sus intenciones: minar la independencia de la RAE, una de las pocas instituciones culturales que se ha resistido a los métodos invasivos y sectarios de La Moncloa y de los partidos que conforman el Ejecutivo.

Con una acción exterior que prioriza a Hamás sobre Palestina, está más cómoda en Caracas que en Washington y tiene mejor relación con el populista Grupo de Puebla que con Bruselas, no es de extrañar que le moleste la rabiosa autonomía de la RAE, firme en su defensa académica del español y renuente, en consecuencia, a dejarse intoxicar por patrañas ideológicas como el lenguaje inclusivo, su sometimiento a los delirios lingüísticos del independentismo y, en general, a la ideología de género.

Y con una política cultural resumida en la ridícula idea de «descolonizar» museos, como si España y su arte estuvieran en deuda con Hispanoamérica por un «genocidio» que en realidad fue una gesta de la humanidad conocida como el Descubrimiento; termina de entenderse la inquina hacia una institución seria y autónoma.

Muñoz Machado solo es el receptor de una intentona invasiva que aspira a someter a la RAE y provocar un cambio en la cabeza en 2026, fecha en la que se deberá decidir la renovación del director vigente o proclamar a su sucesor.

Lo ideal sería extender el mandato del vigente director, por su brillante gestión y, también, por emitir un mensaje claro al respecto de la independencia de la entidad que defiende bastante mejor el prestigio del español que un Gobierno dispuesto a contagiarle sus desvaríos ideológicos y sus peajes políticos. García Montero no es más que un títere de una estrategia de sus superiores, a la que se presta porque para eso, y no por sus méritos, le colocaron.

Se trata de colonizarlo todo, con obedientes subordinados sin grandes méritos y toda la disposición a ejecutar las órdenes recibidas. Aunque sean tan indignas e indecentes como las que ha puesto en marcha un pobre hombre contra un gran personaje al que todos hemos de respaldar.

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Fuente:

https://www.eldebate.com/opinion/20251016/defensa-rae_345004.html