Luis Palacios Bañuelos, colaborador de la revista MILITARES, publica en La Critica este articulo sobre Alhucemas.
Alhucemas, una gran operación del Ejército español
Antes diré que su autor es doctor en Historia Contemporánea por la Universidad Autónoma de Madrid, profesor en varias universidades madrileñas y especialista en historia militar. El desembarco de Alhucemas, que decidió la guerra de Marruecos ha sido objeto de diferentes estudios, algunos de los cuales cuasi contemporáneos a los hechos, la obra de Muñoz Bolaños recoge un conjunto de procesos hasta ahora no explicados en la historiografía española que la convierten en realmente novedosa.
El primero, que la idea de realizar un desembarco en esta bahía no surgió en 1911 como tradicionalmente se ha afirmado, sino en la segunda mitad del siglo XIX, coincidiendo con el inicio de la expansión imperial de las naciones occidentales. El ejército español, convencido de la necesidad de potenciar el patriotismo y de no quedarse atrás en esta dinámica, comenzó a defender la necesidad de colonizar Marruecos, ya que, por tradición histórica y cercanía geográfica, constituía el territorial ideal sobre el que construir un nuevo imperio. En esta dinámica es donde deben situarse los trabajos de la comisión Buceta en 1855, cuyo objetivo fue realizar un profundo estudio de la costa mediterránea del país norteafricano con vistas a realizar operaciones anfibias en la misma, y el proyecto de desembarco en Alhucemas elaborado por el entonces comandante Francisco Martín Arrué en 1890. Esta operación no solo proporcionaría a España una posición de poder en Marruecos, sino que facilitaría el control del Mediterráneo occidental y la defensa de las Baleares. Esta tesis es una de las más importantes del libro. El proyecto de desembarco se recuperaría en el siglo XX cuando la guerra de Marruecos se convirtió en un problema endémico, aunque no con los grandes objetivos de la centuria anterior, sino con la finalidad de poner fin a la rebelión de los Beni Urriaguel, la cabila más belicosa del Rif, cuyo territorio englobaba parte de esa bahía, y poner fin así al conflicto marroquí. Por diferentes razones que explica Muñoz Bolaños, el asalto anfibio sobre Alhucemas no se puso en marcha en 1925.
El segundo, que el desembarco de Alhucemas no es una operación en sí misma, sino una fase dentro de una operación mayor denominada asalto anfibio. Sin embargo, tradicionalmente se ha considerado como una acción en sí misma, estableciéndose una relación directa entre su éxito y el final de las campañas marroquíes, base sobre la que se ha construido su imagen legendaria. Según nuestro autor, ninguna de las dos ideas es correcta, ya que el final del conflicto en el país norteafricano fue consecuencia de un complejo proceso poliédrico en el que la operación sobre Alhucemas fue una de las causas que lo hicieron posible, pero no la única.
El tercero, que el origen de la rebelión de Abd-el-Krim y el surgimiento de la República del Rif, que fue consecuencia de una doble dinámica. Por un lado, el “momento comunista” o “primera crisis general del capitalismo”, según los autores marxistas, cuyo origen se sitúa en la Revolución rusa de octubre de 1917, y, por otro, el “momento wilsoniano”, tras el final de la Primera Guerra Mundial, y vinculado con el derecho de autodeterminación defendido por el presidente de los Estados Unidos Thomas Woodrow Wilson, que abrió una ventana de oportunidad para el auge de los movimientos anticoloniales en Asia y África, entre los que se sitúa el rifeño entre otros.
El cuarto, consecuencia del anterior, que el triunfo final en la contienda marroquí fue también consecuencia del surgimiento de un nuevo ejército en Marruecos, formado por unidades profesionales como los regulares, el Tercio, la mehal-las, las harkas, y de un grupo de militares, los africanistas, especialistas en la guerra en ese territorio. Estos elementos no son exclusivos de España. Sin embargo, los especialistas en este conflicto los han considerado excepcional en el panorama bélico internacional, cuya manifestación más acusada lo constituyeron precisamente los africanistas, un grupo de militares a los que se considera diferentes de los oficiales del resto de los Ejércitos occidentales.
Estas cuatro dinámicas definen una obra que proporcionan una nueva visión no solo del desembarco de Alhucemas, sino también de las campañas de Marruecos, constituyendo por tanto una aportación fundamental para el conocimiento de la reciente historia de España.
No se entiende -o, mejor, si se entiende- el “olvido” que sufre este hecho en “la oficialidad” de nuestro gobierno actual porque, guste o no, los nombres propios que lo protagonizan son el general San Jurjo, Miguel Primo de Rivera, Francisco Franco… Pero no debemos ni tergiversar ni ideologizar la historia.