Centros de datos y demanda energética

 

 

España se postula como base de instalación de centros de proceso de datos, hubs para los modernos, para Europa y, en el futuro, África. Parece estupendo, pero según me dice alguien que entiende del tema de la energía, esos centros necesitarían, al menos, toda la energía renovable que produce España, dejando para el resto de las necesidades una parte limitada. Preocupante escenario sin energías de respaldo.

Actualmente, las empresas que más energía consumen a nivel mundial, a través de sus mega centros de datos, son Meta, Google, Apple y Microsoft, entre otras, todas las tecnológicas de primer nivel. Su creciente demanda energética pone a cualquier sistema al límite del colapso. Si además unimos la creciente demanda de carga de coches eléctricos, motos y patinetes eléctricos, millones de móviles y tablets, junto con la demanda habitual, el panorama es ciertamente preocupante.

La demanda de energía en países con una demografía disparada como India y China, que suman casi tres mil millones de personas, es tremenda, lo que supone que se quema carbón como nunca en la historia y se emiten gases de efecto invernadero en tremendas cantidades. Europa no llega al 7% de emisiones y la UE al 5%, pero eso no quita que más del 90% se produzca en el resto del mundo limitando los esfuerzos europeos y dejando la atmósfera en niveles prácticaescenario, mente iguales que antes de la descarbonización de los países occidentales. Por cierto, creo recordar que Alemania, para no caer en el caos, reactivó centrales térmicas de carbón cuando dejó de recibir el gas ruso.

Por otro lado, las más importantes empresas eléctricas españolas no pueden atender al 30% de la demanda empresarial, por falta de capacidad de las redes eléctricas y de producción. Además, las empresas que quieren cambiar su sistema de energía a renovables y empiezan el proceso, se desesperan por los interminables y alambicados procesos administrativos y de autorizaciones. Si el cambio en la empresa pudieran realizarlo en menos de seis meses, las autorizaciones pueden tardar más de tres años. Aumentar la capacidad de las redes y de la producción de energía y reducir al mínimo los trámites burocráticos es imprescindible si queremos progresar, tanto en España como en la UE.

He sabido que recientemente Polonia ha instalado dos centrales nucleares de 4.ª generación tipo SMR (Reactores Modulares Pequeños) de Corea del Sur y de EE. UU. a la vista de la caída peligrosa de su sistema energético. Ese camino lo van a seguir otros países europeos, menos España, que mantiene la pancarta de «nucleares no gracias» de finales de los años 70 y que va a cerrar las centrales nucleares antiguas, que, sin embargo, se han renovado en más de un 80% convirtiéndolas en nuevas y seguras, y no quiere ni hablar de los reactores SMR de última generación. Recuerdo que cuando la Comisión Europea declaró que la energía nuclear era «verde y limpia», bajo presión de Francia y Alemania supongo, el gobierno de España declaró que no compartía esa decisión ni la seguiría y que se mantendría siendo el más ecologista de Europa. En ese supongo que vamos a tener que reactivar las centrales térmicas de carbón como hacen China, India y otros países de Asia. Veremos pronto a la muy ecoverde Alemania instalando centrales nucleares de nuevo.

El futuro de las economías pasa por una transformación energética y tecnológica, pero con cabeza, sin ideología, con memorias técnicas y económicas en la mano y no con charlas ideológicas de baretos, tan habituales por estos lares. Gracias a las grandes empresas eléctricas españolas que reinvierten la mayoría de sus beneficios en nuevas infraestructuras, en contra de lo que algunos desinformados comentan sobre sus beneficios, en Galicia se van a instalar dos grandes centrales hidroeléctricas de bombeo, es decir, de recuperación del agua utilizada, de gran capacidad que producirán una cantidad muy considerable de energía hidroeléctrica. La energía se almacena en forma de hm3 de agua, que se transforma en kWh de energía y se mantiene a niveles constantes. Por cierto, iniciativa privada en estado puro que espero no se enfrente a la oposición de los ecologistas. No hay soluciones en este ámbito que no pasen por la colaboración público-privada.

En definitiva y sin entrar a analizar la complicada geopolítica de la energía, aspecto crítico para Europa y España que parecen estar a merced de terceros, el sistema energético español y las redes energéticas no están actualmente a la altura de la creciente demanda eléctrica y menos aún de la posibilidad de instalar los, muy demandantes de energía, centros de proceso de datos.

Luis Feliu Bernárdez es General  de Brigada del ET,r y analista geopolítico

Fuente:

https://lectura.kioskoymas.com/la-razon/20250409/281651080933718/textview