CINCO HOMBRES PARA UN GRAN HIMNO- Jose Manuel Padilla Barrera

El Teniente Coronel del Cuerpo de Ingenieros Politécnicas, Jose Manuel Padilla publica en el diario  EL DIA de la capital tinerfeña el siguiente y muy  oportuno articulo sobre la historia del Himno de la Gloriosa Infanteria.

 

 

CINCO HOMBRES PARA UN GRAN HIMNO

 

Las notas y letra vibrantes, hondas y emotivas, de un himno glorioso volverán a sonar con fuerza en todos los acuartelamientos de las unidades del Arma de Infantería, el próximo domingo día 8, con motivo de la fiesta de su Santa Patrona.

Ese gran himno no es otro que el himno de ese Arma, la Infantería española. Cinco fueron los hombres que lo hicieron posible : El coronel José Villalba Riquelme, el teniente Fausto García Pérez ,el cadete Fernando Díaz Giles, autor de la música. y los hermanos Jorge y José de la Cueva, letristas de zarzuela, autores de la letra.

 

        

Coronel Villalba             Cadete  Fernando Diaz      Teniente Fausto Garcia                Zarzuela

Fernando Díaz Giles fue el autor de la música del himno de Infantería pero no lo hizo motu proprio, alguien se lo encargó, mejor, alguien se lo ordenó. Quien se lo ordenó fue el coronel José Villalba Riquelme que en 1909 se incorporó como director de la Academia de Infantería, entonces en el Alcázar de Toledo. En cuanto supo que había un cadete que sabía música y era pianista le requirió para componer un himno y le concedió una semana de permiso para que en el Casino de Toledo, que disponía de un piano, pudiera componer la partitura. Lo malo fue que en el Casino, además de piano había también mesa de billar, por lo que el joven cadete olvidó por completo la música y se dedicó por entero a practicar carambolas, aparte de acompañar a las señoritas toledanas en sus paseos por la plaza de Zocodover. Y a la semana regresó a la Academia sin nada en las manos.

José Villalba Riquelme fue uno de los militares de mayor prestigio en la segunda mitad del siglo XIX y primeras décadas del XX. Su valía sería reconocida en 1919 al ser nombrado ministro de la Guerra, caso único dado su empleo, general de división, y teniendo por delante de él nada menos que a 32 generales de mayor antigüedad. Aprovechó esta oportunidad para materializar sus numerosas ideas. En el escaso tiempo que permaneció en el puesto creó la Escuela de Gimnasia, dotó al Ejército de un uniforme moderno y operativo, creo el Tercio de Extranjeros, impulsó la Aeronáutica, reorganizó el Ejército, y no hizo más porque no tuvo tiempo para ello, dado que permaneció en el cargo poco más de cuatro meses.

Fuer un gran tratadista. Su obra cumbre sería la Táctica de las tres Armas, escrita en 1889, siendo todavía teniente, que le sería recompensada con el empleo de capitán y sorprendentemente fue adoptada como libro de texto en las academias y de la que se harían nueve ediciones.

En 1949 el Ayuntamiento acordó dar su nombre a la avenida que une las carreteras de Madrid y Ávila, y colocar en la Escuela de Gimnasia un busto del General. El busto, que hoy en día se mantiene en la Academia de Infantería, se inauguró el 11 de junio de 1950, durante los actos de celebración del XXX Aniversario de la creación de la Escuela. Más recientemente, en 2014, la Academia de Infantería bautizaría con el nombre de General y a una de sus calles.

Reincorporado a la Academia, Fernando Díaz Giles, quizás por su espíritu artístico, un tanto bohemio, no era precisamente un modelo de or-den y observancia de las reglas y por hacerse el remolón en la cama al toque de diana y llegar tarde a la formación, al poco tiempo se encontró con un arresto de una semana de corrección. El arresto, por llegar tarde a lista siendo reincidente, se lo impuso el teniente Fausto García Pérez.

Fausto García Pérez había ingresado en el Academia de Toledo en el año 1899, cuando sólo tenía 15 años, siguiendo la trayectoria marcada por su padre y su hermano mayor. Obtuvo plaza de ayudante de profesor en mayo de 1906 en la Academia , siendo en septiembre suplente de las de Código de justicia militar, Literatura militar, Francés y Dibujo, además de formar parte en los tribunales de ingreso en las asignaturas de geometría y trigonometría. Siendo capitán tuvo una gran actuación en sus destinos de Marruecos. Murió muy joven a los 33 años en 1917.

En las academias militares la corrección supone el confinamiento en un calabozo, sin perjuicio del servicio, pero por las noches y los tiempos libres se debe permanecer enclaustrado. En esa situación cuenta Díaz Giles: Al segundo día de arresto en aquel cuchitril, donde no había más que un camastro, un pupitre, una vela y una silla, se me ocurrió trabajar en lo del himno y como no tenía a mano papel pautado, tracé los pentagramas a lápiz en los respaldos en blanco de unos apuntes de trigonometría. Al salir del calabozo redondeé aquello y tras unos retoques oportunos surgió por completo el himno. Fernando Díaz Giles comen-taba que el teniente Fausto García Pérez que fue quien le arrestó, se va-nagloriaba de que gracias a este arresto la Academia tuviera su himno. Y era verdad. Por eso el coronel Villalba cuando fue informado por el propio Díaz Giles de cómo se había gestado el himno, exclamó : “Si llego a saber esto, en vez de una semana de asueto te meto un mes de corrección”.

Fernando Díaz Giles, nació en Sevilla en el año 1887 e ingresó en la Academia en 1907, en la XIV promoción. Era una promoción muy especial, muchos de ellos fueron más tarde personajes para la historia, él también lo fue, pero de otra historia la de la zarzuela.

Cuando ingresó en la Academia tenía ya a sus espaldas un gran formación musical. Una tía materna le inició en la música, aunque pronto tuvo como profesor a Luis Leandro Mariani, organista de la ca-tedral hispalense. La actividad sevillana en el terreno lírico a fines de siglo era importante, con el teatro de San Fernando como centro principal, pero también con otros locales donde era posible asistir a representaciones del pujante género chico que frecuentaba con sus padres.

En 1911 se graduó en la Academia con el empleo de Segundo Teniente. Ascendió a Primer Teniente en 1914, y a Capitán en 1918. En 1923, tras conseguir plaza de Profesor de piano en el conservatorio de Valencia abandona definitivamente su carrera militar.
Su producción musical es muy extensa, pero se le recuerda, sobre todo, por ser el autor del Cantar del Arriero y por des-contado por serlo también del himno de Infantería. El Cantar dei Arriero no solo le dio fama a él sino también al barítono Marcos Redondo, para quien fue escrita expresamente.
El 7 de diciembre de 1909 un coro formado por 50 cadetes, dirigidos por el propio Díaz Giles entonaba por primera vez el himno recién com-puesto se titulaba Auras de gloria. El autor de la letra fue un compañero suyo de promoción, Ricardo Fernández de Arellano. Pero esa letra no era propiamente un himno dedicado a la Academia de Infantería. Dos años más tarde les pidió a dos amigos suyos del mundo de la zarzuela, con el que mantenía un contacto frecuente, que escribieran una letra que sí fuera un himno.

Eran los hermanos Jorge y José de la Cueva, que eran muy conocidos por su obra recién estrenada en el teatro Apolo “Aquí hase farta un hombre”, con música nada menos que de Ruperto Chapí. Más tarde la letra se convirtió en una novela cómica.

Después le siguieron zarzuelas, guiones cinematográficos y numerosas comedias en los mejores teatros españoles: Fontalba, Apolo, Español, Cómico. También escribían en la prensa sus crónicas de espectáculos y de cine. Su obra ‘Creo en ti’ fue llevada al cine por Luis Lucía con el nombre de ‘Gloria Mairena’, interpretada por Juana Reina. Una nota frí-vola, Julio Iglesias, el famoso cantante, es nieto de José de la Cueva.

Dos autores de letras de sainetes líricos y teatro cómico nos han dejado, han sido capaces de escribir, un maravilloso himno patriótico. La música del himno es sin duda una preciosa marcha que enerva a quien la canta, pero es que la letra no se le queda atrás, quizás cuando la cantamos, aún sintiéndonos emocionados, lo hacemos un tanto mecánica-mente sin pensar en lo que decimos y lo que decimos es un un bello canto de amor a la patria: “De amor patrio henchido el corazón”, para terminar con una solemne promesa : “Con el ansia altiva de los gran-des hechos, te prometen ser fieles a la historia y dignos de tu honor y de tu gloria”.

* Ingeniero Militar. Capitán de Infantería. Miembro de la Asociación Española de Escritores Militares

 

Escuchar el himno: