“CORRECTIVO”

En la fotografía, el buque Cantabria, con base en Ferrol.

En la fotografía, el buque Cantabria, con base en Ferrol. JOSE PARDO

El Supremo confirma el expediente motivado por dar tres positivos en menos de dos años y por su conducta a bordo del buque, con base en Ferrol

10 may 2023 . Actualizado a las 22:41 h.

La Sala de lo Militar del Tribunal Supremo acaba de pronunciarse en contra del recurso planteado por un cabo con destino en el Buque de Aprovisionamiento (BAC) Cantabria, con base en Ferrol, al que Defensa separó del servicio en la Armada por consumir cocaína.

El fallo relata que se considera que ha quedado «debidamente acreditado en el expediente disciplinario que el ahora recurrente consumió cocaína al menos en tres ocasiones en un período de tiempo no superior a dos años». En concreto, los controles a los que se sometió fueron el 2 de septiembre de 2019; el 25 de junio de 2020; y 28 de diciembre de 2020; dentro de las acciones previstas en el Plan General de Prevención de Drogas en las Fuerzas Armadas.

La defensa del cabo alega que la última prueba no es válida por el modo en el que se realizó. La resolución judicial recoge, incluso, las «manifestaciones realizadas por el propio expedientado con ocasión de su declaración ante el instructor del expediente, en la que, previa instrucción de los derechos de defensa que le asistían y con asistencia de su letrado defensor, reconoció libre y espontáneamente haber consumido cocaína los días previos a los dos primeros análisis que le fueron practicados, negando en cambio el tercero».

La sentencia, no obstante, apunta a que el consumo de cocaína pudo influir en la labor que realizaba el cabo, a pesar de que sobre este particular la defensa alega que desde el mes de octubre de 2020 el militar estuvo de baja médica y que a «partir de ahí su asistencia al destino fue esporádica o prácticamente nula, lo que condiciona la rendición de informes negativos de los que se hace eco la propuesta de resolución».

«Mal ejemplo» para la tripulación

En el primer informe sobre el comportamiento del cabo, emitido con fecha 30 de junio de 2020, se detalla que «su actitud a bordo deja mucho que desear: el alto concepto que tiene de sí mismo le impide asumir las órdenes recibidas y organizar el destino con una mínima responsabilidad, constituyendo un mal ejemplo para sus subordinados, que ven en él un freno a su desarrollo profesional y un motivo de tensión permanente en el destino». En el siguiente, del 8 de febrero de 2021, se «constata que sigue muy poco comprometido con el servicio. Muestra una mala actitud y no cumple con sus cometidos y responsabilidades. Es un mal ejemplo para sus subordinados». Hay otro más, del 7 de junio de 2021, que dice que «muestra una mala actitud».

La defensa del cabo alega que ha prestado servicio «treinta años y es la única ocasión en que ha tenido problemas, y la resolución sancionadora no explica en modo alguno un giro copernicano como el que parece que ha protagonizado, al pasar de ser un elemento importante para el desarrollo de la vida a bordo a ser alguien totalmente distinto y hasta extraño».