Del teleférico de Ifni al puerto de Dajla: el legado de la ingeniería española en Sáhara

El teleférico de Sidi Ifni, antiguo embarcadero de la época española

 

Cincuenta años después de la salida española del antiguo Sáhara español, Marruecos levanta en aquellas mismas costas los puertos que nosotros soñamos

El 14 de noviembre se cumple el quincuagésimo aniversario de los Acuerdos de Madrid, tratado por el que se ponía fin a la presencia española en el Sáhara Occidental, transfiriendo la administración temporal del citado territorio a Marruecos y Mauritania, estableciendo una administración tripartita con participación saharaui.

Cincuenta años después de la salida española del antiguo Sáhara español, Marruecos levanta en aquellas mismas costas los puertos que nosotros soñamos. Y lo hace aplicando las mismas soluciones que nuestros ingenieros ya habían concebido, tras un largo estudio y experimentación. La historia, a veces, concede la razón con medio siglo de retraso.

Desde finales del siglo XV, cuando Castilla inició su expansión atlántica, la presencia española en nuevos territorios se concibió de forma distinta a la de otras potencias europeas: no como la explotación de colonias remotas, sino como la incorporación de nuevas provincias al conjunto nacional. Se conquistaba, sí, pero también se poblaba, se dotaba de infraestructuras y se integraba a sus habitantes como ciudadanos españoles.

Esa vocación de permanencia, de construir donde se estaba, fue la que impulsó a los ingenieros españoles a buscar soluciones audaces en la costa sahariana, con la idea de que si España estaba allí, el territorio debía estar plenamente conectado y desarrollado. El puerto-teleférico de Ifni es el ejemplo más puro de esa mentalidad: una obra pensada no para dominar el lugar, sino para habitarlo y hacerlo viable.

Desde mediados del siglo XX, España es conocedora de la necesidad de construir un puerto en la costa sahariana para garantizar su conectividad con el resto del territorio nacional, pero la abrupta costa de Ifni, batida por violentas corrientes y sin abrigos naturales, planteaba un desafío colosal. Los ingenieros españoles idearon entonces una obra tan insólita como pionera y eficaz: un teleférico marítimo que conectaba la tierra con un dique exento en el mar a más de 1.200 metros de la línea de costa, permitiendo el embarque y desembarque de mercancías directamente sobre cajones fondeados en rada abierta.

Aquella infraestructura, fruto de la observación y del ingenio, permitió solventar los problemas de transporte de sedimentos y aterramientos que se producían en la bocana de los puertos tradicionales. Fue un ejemplo brillante de adaptación a un medio hostil. Cuando años después, bajo administración marroquí, se construyó un puerto convencional en Sidi Ifni, el resultado fue el que nuestros técnicos habían anticipado: la dinámica litoral lo sepultó bajo sedimentos y corrientes, haciendo imposible la operativa de la infraestructura. El mar confirmó, una vez más, que la naturaleza no se impone, se entiende.

Otra obra emblemática y pionera de la ingeniería española fue la del cargadero de El Aaiún para el embarque de los fosfatos de los yacimientos de Bou Craa. Se construyó una gran obra de ingeniería con una cinta transporta de caso 100 kilómetros de longitud y un pantalán de más de 3.000 metros que permitía realizar las operaciones de carga en zona seguras, superando las difíciles condiciones del litoral sahariano. Este cargadero era un atraque exento y una estructura permeable a la energía del oleaje, llevándola hasta la playa y resolviendo el problema del atraque sometido a los esfuerzos periódicos del oleaje y evitando la resonancia de la estructura.

Fuerte de Villa Cisneros en 1930

Fuerte de Villa Cisneros en 1930

 

Hoy, Marruecos promueve el gran puerto atlántico de Dakhla, la antigua Villa Cisneros. Lo hace con tecnología moderna, financiación internacional, pero aprendiendo de la historia, atendiendo a los mismos criterios que guiaron la ingeniería española hace seis décadas: orientación protegida del oleaje dominante, diques que respetan el transporte litoral y un diseño que busca minimizar el impacto sedimentario.

No lo dirán abiertamente, pero han aprendido de nuestra experiencia. Las conclusiones de los ingenieros portuarios españoles de los años sesenta, entonces adelantados a su tiempo, están hoy plenamente integradas en la planificación portuaria marroquí.

Aquella generación de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos fueron auténticos pioneros, y llevaron hasta el límite la ciencia y el sentido común. Habían trabajado en los grandes puertos de la Península y trasladaron al África atlántica sus conocimientos sobre batimetría, cimentaciones, transporte de sedimentos y logística en entornos extremos.

Medio siglo después, el legado técnico español en el Sáhara no solo persiste, también inspira. Marruecos se proyecta al Atlántico Medio levantando sus grandes infraestructuras marítimas sobre los principios que España aplicó con ingenio y sentido de la realidad.

La historia marítima del Sáhara no es solo política o colonial, es también una historia de sabiduría ingenieril. En un tiempo en que la sostenibilidad se presenta como paradigma moderno, conviene recordar que en las costas del antiguo Sáhara español los ingenieros españoles ya habían escrito, con cable, acero y observación, la primera gran lección: que el mar no se domina, se comprende

Fuente:

https://www.eldebate.com/historia/20251114/teleferico-ifni-puerto-dajla-legado-ingenieria-espanola-sahara_354100.html