El apagón que desnuda la necesidad de la energía nuclear en España Iñigo Castellano y Barón.

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Iñigo Castellanos, colaborador de la revista  MILITARES, publica en «lacritica.eu» este articulo sobre el tema de más  actualidad.

 

España despertó tras el gran apagón no solo a la oscuridad, sino a una evidencia difícil de ignorar: nuestro modelo energético, basado en fuentes intermitentes y sin respaldo suficiente, no está preparado para garantizar seguridad. El episodio que acabamos de vivir, deja a la vista algo que muchos expertos venían advirtiendo: la dependencia casi exclusiva de fuentes intermitentes, como la solar y la eólica, expone a España a riesgos mayores si no se complementa con energías constantes y fiables. ¿Puede la energía nuclear ser la clave que falta en la transición verde?

Porque de momento y visto lo visto, se muestra un panorama más negro que verde. El debate sobre la energía nuclear ya no es una cuestión ideológica: es una cuestión de supervivencia energética. Mientras nos oponemos a la nuclear en casa, seguimos dependiendo de ella al otro lado de los Pirineos. El reciente colapso de nuestro sistema eléctrico deja claro que España debe decidir si quiere un futuro estable o seguir apostando por un idealismo que nos deja vulnerables. Se cierran reactores pero se compra electricidad nuclear a Francia. ¿Hasta cuándo podremos sostener este doble discurso? Estamos atrapados en un debate pasado. El sinsentido energético españolEl reciente apagón eléctrico que dejó a millones de españoles a oscuras ha sacado a la luz una realidad incómoda: la vulnerabilidad de nuestro sistema energético y la necesidad urgente de repensar nuestra estrategia nacional. La pregunta ya no es si deberíamos apostar por la energía nuclear, sino si podemos permitirnos no hacerlo. Desde Chernóbil o Fukushima, los avances técnicos y de seguridad logrados son enormes. La energía nuclear representa hoy en día una de las formas más efectivas de producir electricidad libre de carbono de manera continua. A diferencia de la energía eólica o solar, que dependen del clima, las plantas nucleares proporcionan electricidad las 24 horas del día, todos los días del año. En 2024, casi el 10% de la electricidad consumida en España provenía directamente de centrales nucleares francesas. Lo que en realidad estamos haciendo es trasladar la responsabilidad (y los riesgos) a otro país, mientras mantenemos intacto nuestro discurso incoherente. La energía nuclear representa hoy en día una de las formas más efectivas de producir electricidad libre de carbono de manera continua. A diferencia de la energía eólica o solar, que dependen del clima.

Organismos internacionales como el IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) han subrayado que sin energía nuclear, será extremadamente difícil —si no imposible— limitar el calentamiento global a 1,5 °C. Por eso países como Francia, Finlandia, el Reino Unido y ahora incluso Japón (tras revisar su política post-Fukushima) están apostando por una nueva generación de reactores, más seguros, más eficientes y con mejor gestión de residuos. Cada central que cerramos precipitadamente nos aleja un poco más de una oportunidad histórica de reconvertir nuestros planteamientos de generación de energía. La seguridad ya no sirve de argumento pues como dije los reactores actuales están diseñados con múltiples sistemas de seguridad pasiva, capaces de detener el reactor sin intervención humana si algo falla. Los jóvenes, tradicionalmente más preocupados por el cambio climático que por los miedos históricos, la nuclear comienza a verse como parte de la solución, no del problema. La pregunta es: ¿serán capaces los responsables políticos de actuar en función de los hechos y no de los viejos prejuicios? No soy ningún entendido en esta materia, pero como en toda, una parte de ella se compone de sentido común. Reivindicar la energía nuclear no significa renunciar a las renovables, al contrario: significa construir un sistema energético híbrido, inteligente y resiliente. El apagón que hemos sufrido no es solo un aviso técnico: es un desafío moral y estratégico. No actuar sería irresponsable. La transición energética se diseñó pensando en una combinación de renovables, almacenamiento masivo y respaldo firme. ¿Qué ha pasado para llegar a tener que experimentar el fracaso de una política energética mal concebida por su carga ideológica?

Según datos de Red Eléctrica Española, en 2024 la nuclear todavía aportó cerca del 20% de la electricidad total, siendo la única fuente que opera las 24 horas del día, independientemente de las condiciones meteorológicas. Para Carlos Sanz, ingeniero energético y profesor en la Universidad Politécnica de Madrid, «negarse a hablar de nuclear en el contexto actual es irresponsable». Según Sanz, «la nuclear no es perfecta, pero hoy por hoy es la única tecnología madura que puede dar estabilidad a la red sin emitir CO₂». Por su parte, la Agencia Internacional de la Energía ha afirmado que los países que buscan descarbonizar de manera rápida y segura no deberían cerrar las puertas a la energía atómica. ¿Qué pasaría si, en lugar de cerrar las centrales actuales, se modernizaran y se construyeran nuevas plantas más seguras y modulares? Esta pregunta, que hasta hace poco parecía tabú, ahora gana fuerza en los círculos políticos y técnicos.

La cuestión política y social tiene un componente no solo técnico, sino también profundamente político y emocional, como lo demuestra el hecho de que el anunciado cierre progresivo de plantas como Almaraz, Cofrentes o Vandellós II fue celebrado por amplios sectores de la población como una victoria ambiental. Revertir esta política supondría un enorme coste político, especialmente para partidos que han hecho bandera del antinuclearismo, pero como dije anteriormente, la juventud ya no lo considera el mantra que impuso la izquierda. En cualquier caso, superar este obstáculo emocional que comienza a ser residual, requerirá un esfuerzo de comunicación claro, transparente y basado en datos: explicar, por ejemplo, que en toda su historia, la energía nuclear ha causado menos muertes por unidad de energía producida que el carbón, el petróleo o incluso la biomasa.

El apagón podría ser el catalizador de un nuevo pacto nacional por la energía: uno que reconozca la importancia de las renovables, sí, pero también la necesidad de fuentes de respaldo robustas, entre las que la nuclear debe tener un lugar. No se trataría de elegir entre solar, eólica o nuclear. Se trata de combinarlas inteligentemente para asegurar una transición energética segura, asequible y sostenible.

El incidente que acabamos de sufrir evidenció una fragilidad preocupante, volviendo a primera línea de la discusión una pregunta incómoda: ¿puede España permitirse renunciar a la energía nuclear mientras se enfrenta a una demanda energética creciente y una transición verde todavía incompleta? «La nuclear no es solo una cuestión de producción de energía: es una cuestión de seguridad energética», afirma Clara Benítez, ingeniera del Colegio Oficial de Ingenieros de Energía de España. «Cuando las renovables no pueden cubrir la demanda, necesitamos fuentes firmes, y ahora mismo la nuclear es una de las pocas disponibles sin emisiones de carbono».

Desde sectores del Partido Popular y Vox se ha pedido abiertamente suspender los cierres nucleares y plantear la construcción de nuevas centrales. Incluso en el PSOE, que lideró el acuerdo de cierre progresivo, se oyen voces que piden «flexibilidad» ante la nueva realidad energética. Francia, en paralelo, ha anunciado planes para construir al menos seis nuevos reactores nucleares en los próximos años, dentro de su estrategia para lograr la neutralidad de carbono en 2050. Alemania, tras cerrar sus últimas plantas en 2023, enfrenta actualmente serias dificultades para garantizar su suministro en invierno y ha aumentado su dependencia del gas. ¿Qué va a decir ahora la que fuera ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera?, ahora enganchada a un sillón de Bruselas, ¿va a seguir apostando desde Bruselas por aquel compromiso del Gobierno de seguir apostando prioritariamente por las renovables? Desde luego, las moratorias temporales son ahora una exigencia vital para asegurar mínimamente el suministro, entretanto las grandes compañías eléctricas reclaman un marco regulatorio estable que permita planificar inversiones de largo plazo, ya sea en renovables, almacenamiento o tecnología nuclear.

Lo cierto es que tras la experiencia vivida por el apagón, la sociedad española, pienso, que no estaría dispuesta a repetirla si tuviera mecanismos para evitarla. «La sociedad percibe la energía como un derecho básico, casi como el agua o el aire. Cuando falta, las prioridades cambian», analiza el sociólogo Fernando Álvarez. La energía nuclear no es el enemigo del medio ambiente. De hecho, cada kilovatio-hora producido por una central nuclear evita toneladas de emisiones de gases de efecto invernadero. La Agencia Internacional de la Energía (AIE) lo reconoce: no hay escenario de descarbonización viable que no incluya una participación significativa de la nuclear. Además, los precios de la energía, que tanto preocupan a hogares e industrias, dependen en gran medida de tener una oferta estable y suficiente. Cada megavatio nuclear que se cierre antes de tiempo se traducirá en más importaciones de gas, más emisiones y facturas más altas para los consumidores. Alemania, que cerró sus últimas plantas en 2023, ahora sufre las consecuencias: una dependencia creciente del carbón y del gas, precios disparados y mayores emisiones de CO₂. ¿Queremos repetir ese error?

El apagón ha servido como una dolorosa llamada de atención. Ahora, toca actuar. Revisar el calendario de cierre, prolongar la vida útil de las centrales y abrir el debate sobre nuevas instalaciones nucleares no debería ser una opción tabú, sino una política responsable. Hemos tenido un ictus energético muy grave que ha estado a punto de infartar el sistema vital de suministro. Es el momento de prevenir el infarto total y la muerte súbita de toda una sociedad.

Tómese en cuenta señores políticos que el tema no ha sido una broma…

Iñigo Castellano y Barón

 

Fuente;

https://lacritica.eu/noticia/3829/inigo-castellano-baron/el-apagon-que-desnuda-la-necesidad-de-la-energia-nuclear-en-espana.html