No fue hasta 2015 que se les rindió homenaje.
Cuando se habla de la independencia de Estados Unidos, Francia suele llevarse el crédito como el gran aliado de los rebeldes americanos. Sin embargo, la contribución española fue igual o más decisiva, aunque durante siglos ha sido ignorada, despreciada e incluso borrada de la historia oficial.
España acudió a la llamada de George Washington cuando pidió apoyos en el Congreso advirtiendo de que los ingleses eran muy superiores en el mar a los franceses, y así seguiría siendo «a no ser que se interponga España». La corte en Madrid proporcionó armas, munición, medicinas y dinero. Además, envió más del doble de los 5.000 soldados de Francia. Fue todo un sacrificio pues de los 11.000 combatientes españoles que participaron en el conflicto, 9.000 murieron en la lucha contra el Reino Unido.
A pesar de este enorme compromiso, el papel de España en la independencia de Estados Unidos ha sido deliberadamente minimizado en los relatos históricos. Ni George Washington ni los primeros líderes estadounidenses reconocieron la ayuda española con el mismo entusiasmo con el que exaltaron la colaboración francesa.
El apoyo en la sombra
Desde 1777, el gobierno de Carlos III decidió ayudar a los rebeldes, aunque lo hizo en secreto para evitar represalias británicas y, sobre todo, para impedir que las ideas independentistas se extendieran a sus propias colonias en América. España comenzó enviando suministros militares y financieros a los rebeldes a través del conde de Floridablanca, quien consideraba que un Reino Unido debilitado beneficiaba los intereses españoles.
En 1779, cuando España entró oficialmente en guerra contra Gran Bretaña, el país movilizó su flota y tropas en una ofensiva clave, atacando posiciones británicas en el Caribe, Florida y el Atlántico. Las victorias de Bernardo de Gálvez en Luisiana y Pensacola fueron esenciales para expulsar a los británicos del Golfo de México y cortar sus suministros en la región.
Mientras los franceses enviaban 5.000 soldados para combatir junto a Washington en Yorktown, España contribuyó con más del doble de efectivos y sostuvo una guerra naval que mantuvo ocupada a la poderosa inglesa Royal Navy. Sin la intervención española, Gran Bretaña podría haber enviado más tropas y barcos para aplastar la rebelión norteamericana.
España era clave
A pesar de la indiferencia posterior, Washington era plenamente consciente de la importancia de España en la guerra. La ayuda española llegó en forma de prestamos millonarios, armas y ataques estratégicos contra los británicos. En el mar, la Armada Española hundió y capturó decenas de barcos enemigos, provocando un impacto devastador en la economía británica.
El almirante Luis de Córdova capturó un convoy de 55 barcos británicos, con un valor superior a cuatro millones de libras, una cifra que paralizó la economía londinense. Sin embargo, tras la victoria final, el reconocimiento estadounidense se dirigió únicamente a Francia. España quedó relegada a un papel secundario en la narrativa histórica, a pesar de haber sido un factor clave para la independencia de Estados Unidos.
El precio que pagó España por la independencia de Estados Unidos fue altísimo. Más de 9.000 soldados españoles murieron en el conflicto, una cifra que supera con creces la de los franceses. Los barcos de la Armada Española sufrieron enormes pérdidas en combates contra la Royal Navy, con más de 30 navíos hundidos o capturados.
El tardío reconocimiento
El olvido de España en la historia de EE.UU. no es casualidad, más bien fue intencionado. Según explicó el historiador militar, José Manuel Guerrero Acosta, en una entrevista con ABC La herencia anglosajona en la historiografía ha eclipsado la participación española, y el propio desinterés de España por promover su papel histórico ha contribuido a esta falta de reconocimiento.
Sin embargo, esto cambió hace diez años, cuando en 2015, bajo la presidencia de Barack Obama, se colgó en el Senado estadounidense un retrato de Bernardo de Gálvez, héroe de la batalla de Pensacola y una de las figuras más importantes de la contribución española. Pero este gesto tardío no parece compensar los siglos de olvido hacia los miles de españoles que murieron por la independencia de un país que jamás les agradeció su sacrificio.