El independentismo catalán ya se refleja en el País Vasco

El proceso impulsado por PNV y EH Bildu guarda paralelismos con el que llevó a Cataluña al borde del abismo

El Estatuto vasco que cocinan en solitario PNV y EH Bildu colma las más ambiciosas expectativas del «Plan Ibarretxe», tumbado por el Congreso de los Diputados en 2005. «Derecho a decidir» o «nación vasca» son algunos de los términos a los que hace referencia un proyecto que, de nuevo, amenaza con trascender los límites de la legalidad. Desde el interior de la Cámara autonómica reconocen que la «preocupación» se ha adueñado de las formaciones no nacionalistas, conscientes de los evidentes paralelismos que existen entre el proceso que se ha abierto en el País Vasco y el que sumió a Cataluña en la decadencia política.

EFE

Cientos de personas durante la celebración del Aberri Eguna el año pasadoAlianzas «antinaturales»

La fuerza con la que nuevos partidos irrumpieron en parlamentos y ayuntamientos de toda España condenó a las mayorías absolutas, de forma que las formaciones tradicionales se vieron obligadas a buscar alianzas. En Cataluña, un grupo de centroderecha como Convergència recurrió en 2015 a ERC y otras entidades de extrema izquierda como la CUP para impulsar sus planes soberanistas. Algo parecido sucede en el País Vasco, donde PNV trabaja con EH Bildu para liquidar el Estatuto de Guernica. Alianzas «antinaturales» que se nutren de la ambigüedad de Podemos, cuyos dirigentes se escudan tras el «derecho a decidir».

De la misma forma, comienza a ser habitual la presencia de soberanistas catalanes en actos y festividades del País Vasco. Incluso en eventos del PNV, como se pudo apreciar en el último «Aberri Eguna» o «Día de la Patria», en el que los lazos amarillos arrebataron el protagonismo a la ikurriña. En plena polémica por la activación del artículo 155 y el encarcelamiento de políticos independentistas, los mandatarios nacionalistas reafirmaron la «nación vasca» en una ceremonia a la que acudieron también el portavoz adjunto de Junts per Catalunya (JpC) en el Parlament, Eduard Pujol; y la alcaldesa del municipio barcelonés de Calella, Montserrat Candini.

Plataforma independentista

Movimientos civiles complementan el trabajo de los secesionistas en el Parlament. Uno de los más activos es la Asamblea Nacional Catalana (ANC), que también tiene su réplica en el País Vasco. Se trata de la plataforma Gure Esku Dago (GED), «hermana pequeña» de la ANC, con la que no solo comparte objetivos sino también métodos de actuación. Ejemplo de ello fue la cadena humana del pasado 10 de junio, un reflejo de la manifestación que la entidad catalana promovió en la Diada de 2013. A lo largo de los últimos años GED ha impulsado también varias consultas populares a pesar del efímero peso del sector independentista en la Comunidad Autónoma vasca, donde solo el 28% de la población desea cortar los lazos con el resto del Estado. Casi diez puntos menos que hace dos décadas, según los datos del último Sociómetro elaborado por el Gobierno autonómico.

¿Cómo es posible, entonces, que GED mantenga su actividad y su poder de convocatoria? Principalmente, apuntan desde el PP vasco, por su relación con el PNV, que a juicio de los populares trata de «generar un debate» inexistente en el territorio: «Estas asociaciones son las manos que mecen la cuna de la inestabilidad en Euskadi», manifestó en enero la secretaria general del partido, Amaya Fernández, quien reclamó al lendakari que dejara «morir» a la organización independentista. Apenas unos días después de estas declaraciones, Urkullu mantuvo un encuentro con dirigentes de GED, quienes le advirtieron de que el derecho a decidir es «cosa de todos».

Apoyo del Athletic

A la adhesión de pesos pesados del PNV a la cadena humana de Gure Esku Dago se sumó, contra todo pronóstico, el Ahtletic Club, antaño símbolo de unidad de la ciudadanía de Bilbao, que a través de las redes sociales exteriorizó su respaldo «a la reivindicación social del derecho a decidir». Un gesto que sorprendió a sus propios socios, que no fueron consultados. Si bien desde Lezama aseguraron que no se posicionaron a favor de la secesión, el mensaje recordó a las campañas de apoyo de los directivos del F. C. Barcelona al independentismo de Cataluña.

Más que por el respaldo del conjunto rojiblanco a la marcha de GED, una parte de su masa social se sintió molesta por el silencio que guardó en los años más sangrientos de ETA. Entonces, el Athletic alegó que no se posicionaría en temas extradeportivos, como recordaron el día de la cadena humana representantes del mundo político: «Si hubiera dicho “no” a los asesinatos, ETA no habría matado durante décadas», aseveró la eurodiputada de UPyD Maite Pagazaurtundúa.

«Obsesión» por el euskera

La injerencia del nacionalismo se percibe también en el plano educativo, cuyo sistema, al igual que sucede en Cataluña, se erige en torno a la lengua autonómica. Un modelo que quedó señalado en el último informe PISA, que reflejó los resultados más bajos de la historia del País Vasco a pesar de ser la Comunidad que más dinero invierte por alumno. La lengua vasca será también el «eje central» de la nueva Ley educativa que ha redactado el Ejecutivo de PNV y PSE, que entre otras medidas propone abrir aulas de «inmersión lingüística» para enseñar el idioma a los niños extranjeros.

  • 2 jul. 2018   ABC   ADRIÁN MATEOS BILBAO