EL NUEVO MISIL RUSO MINA LA SEGURIDAD EUROPEA

Opinión del Secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg

Pertenezco a una generación afectada por el debate sobre fuerzas nucleares de alcance intermedio en Europa durante los años setenta y ochenta. El poder destructivo de los misiles SS20, Pershing y crucero era de profunda preocupación pública y política. Estas armas estaban diseñadas concretamente para la destrucción a corto alcance del continente europeo y amenazaba las vidas de millones de personas.

Todo el continente –por supuesto que todo el mundo- respiró cuando se firmó el Tratado INF por Ronald Reagan y Mikhail Gorbachev. No sólo el Tratado reducía el número de cabezas nucleares sino que prohibía una categoría de armamento haciéndonos mucho más seguros.

Sin embargo, en los últimos años Rusia ha desarrollado, fabricado, probado y desplegado, un nuevo misil de alcance intermedio conocido como el SSC-8. Es móvil y fácil de ocultar. Es capaz de llevar una cabeza nuclear. Reduce el tiepo de alerta a minutos, rebajando el umbral del conflicto nuclear. Y puede alcanzar las capitales europeas.

Las acciones de Rusia socavan el Tratado INF poniéndolo en serio peligro. EEUU cumple sus obligaciones conforme al Tratado. No hay nuevos misiles de EEUU en Europa, pero sí rusos.

Un tratado que es respetado sólo por una de las partes no puede ser efectivo ni lo mantendrá seguro. Si un tratado deja de afectar a la realidad básica, no es más que un papel mojado.

Los aliados expresaron su preocupación por primera vez hace cinco años, bajo la administración Obama. Ahora, tras muchos años negándolo categóricamente, Rusia admite la existencia de su nuevo sistema de misiles.

Los aliados han urgido repetidamente a Rusia para que preste oído a nuestra preocupación de un modo sustancial y transparente y que se comprometa activamente en un diálogo constructivo con EEUU. Hemos repetido nuestra petición en la Cumbre de julio y en la reunión del Consejo OTAN-Rusia en el cuartel general de la OTAN en octubre.

Lamentablemente, Rusia no nos ha escuchado. La falta de compromiso por Moscú sólo refuerza nuestra idea de que el nuevo sistema de misiles plantea un grave riesgo a la estabilidad estratégica de Europa. Por tanto, de nuevo urjo a Rusia para que asegure el total cumplimiento del Tratado INF con plena transparencia –y sin retrasarse-.

OTAN no tiene intención de desplegar nuevos misiles nucleares en Europa. Pero, como Alianza, estamos comprometidos con la seguridad de nuestros países.

No debemos consentir la violación de los tratados para el control de armamento sin impunidad pero eso mina la confianza en general en el control.

La carga está sobre Rusia. OTAN no quiere una nueva Guerra Fría o una nueva carrera de armamento y haremos lo posible por evitarlo. Pro Rusia también tiene que jugar su papel. Seguimos prestos a hablar con Rusia y trabajar juntos para un futuro mejor y más seguro.

Sin embargo, OTAN debe ser firme y previsible. Si queremos evitar armamento nuclear debemos asegurarnos de que nuestra disuasión y defensa convencional es fuerte. Por eso, como respuesta a la ilegal anexión por Rusia de Crimea en 2014 y su modelo actual de comportamiento agresivo, los aliados han reforzado nuestra defensa colectiva, acordando aumentar nuestra inversión en defensa y modernizar más nuestras fuerzas armadas.

En la reunión de ministres de asuntos exteriores de la OTAN, a primeros de diciembre, evaluaremos las consecuencias para el Tratado y nuestra alianza de las acciones de Rusia. Norteamérica y Europa seguirán juntas en la OTAN para asegurar la paz y la seguridad.

NATO Update, 29 de noviembre de 2018

Por la trascripción:

Leopoldo Muñoz Sánchez

Coronel de Intendencia ET (R)