►La soberanía de las Islas Canarias, Ceuta y Melilla siempre ha estado en entredicho, pero las Fuerzas Armadas de España mantienen un fuerte despliegue disuasorio en la región, aunque con algunas carencias que para los ojos críticos son importantes
España se enfrenta en su Flanco Sur a una paradoja estratégica incómoda pero que cada vez es más ineludible: el entorno de seguridad ha mutado. La concepción clásica de una defensa estática basada en la disuasión convencional podría no ser suficiente; el escenario ha evolucionado hacia un modelo dinámico y multidominio. No hablamos solamente de proteger una frontera física, sino de neutralizar amenazas en lo que se ha ido denominando en los últimos tiempos como «zona gris».
Este cambio de paradigma, acelerado entre 2020 y 2025, viene dictado por la modernización de las Fuerzas Armadas Reales (FAR) de Marruecos, que han pasado de ser un ejército postcolonial a una fuerza equipada con vectores de largo alcance y sistemas no tripulados. Además de tecnologías de las que España carece, como los Himars.
Las Islas Canarias suponen una posición defensiva clave para entender el desarrollo estratégico y la proyección española en Atlántico Sur y el Sahel.
Diversas misiones internacionales han partido precisamente de este territorio, y en el archipiélago se establece la Brigada «Canarias» XVI (Brican XVI) con el objetivo de garantizar la seguridad terrestre del mismo.
Integrado por regimientos de infantería, artillería de campaña y zapadores. La proyección de esta brigada está pensada para defender las islas y se ensayan constantemente operaciones de despliegue entre las que conforman la comunidad autónoma.
En mayo de este año se desplegaron en El Hierro en una operación militar que supuso un desarrollo logístico muy avanzado, con un enfoque centrado en proteger a la población. Esta maniobra demostró que incluso las islas más pequeñas pueden recibir un apoyo militar casi inmediato por la coordinación entre los medios navales, aéreos y terrestres.
A nivel aéreo, la defensa se articula en los Eurofighter Typhoon. Aunque en principio se prometieron del tipo Tranche 4, los más avanzados en su electrónica, finalmente esos irán destinados a Albacete y Morón para homogeneizar las flotas, por lo que se redirigirán varios modelos antiguos a las islas, aunque seguirán siendo muy superiores a los F16 marroquíes.
Desafortunadamente, a nivel naval las islas deberían recibir algún tipo de refuerzo de superficie pesado. No existen fragatas misilísticas con fondeo permanente en las islas, sino que solo están presentes los Buques de Acción Marítima (BAM), útiles para escenarios de baja y media intensidad pero que en caso de alguna eventualidad mayor quedarían totalmente indefensos. Es cierto que en ocasiones se refuerza la región con la aparición del LHD «Juan Carlos I» o de la fragata F-101 «Álvaro de Bazán» junto con el novísimo submarino S-81 «Isaac Peral», pero no están siempre presentes.
Si Canarias actúa como el escudo atlántico, Ceuta y Melilla representan un desafío operativo único en la OTAN: son guarniciones de alta densidad que carecen absolutamente de profundidad estratégica. El enemigo potencial no está al otro lado de un mar o una llanura, está, literalmente, en la puerta, lo que elimina cualquier posibilidad de ceder terreno para ganar tiempo.
Carros de combate en África
Es por ello por lo que España mantiene carros de combate pesados en el norte de África. Los Regimientos de Caballería «Montesa» nº3 y «Alcántara» nº10 operan carros Leopard 2A4 y vehículos Pizarro/VEC. Aunque genera cierta preocupación el uso de carros de combate en una ciudad, puede ser una fortaleza móvil de uso disuasorio clave. A esto hay que sumar la flor y nata de la infantería española, con tropas expertas para el combate en poblaciones de gran densidad. Así, están presentes las fuerzas de Regulares y los Tercios de La Legión como son el «Duque de Alba» en Ceuta y «Gran Capitán» en Melilla.
Donde España adolece de un talón de Aquiles importante en Ceuta y Melilla es en la defensa antiaérea y los drones. No debe preocupar una gran columna de tanques, sino la proliferación de drones y municiones merodeadoras en esa zona.
A nivel naval, ocurre algo similar que en Canarias, al estar asignados los patrulleros BAM P-84 y P83 en las ciudades autónomas.
Aseguran una respuesta inmediata, pero no se trata de fragatas multimisiles, sino de embarcaciones para enfrentamientos de intensidades limitadas.
La defensa actual se basa en sistemas «hard kill» de punto: cañones Oerlikon 35/90 mm (muy eficaces contra drones tácticos) y misiles Mistral III de muy corto alcance (6-8 km). Sin embargo, existe una vulnerabilidad crítica: la falta de sistemas de defensa de zona (medio alcance) permanentes in situ.
La «burbuja» de protección amplia depende de los sistemas Nasams peninsulares, que no están desplegados permanentemente en las ciudades para no escalar tensiones, aunque su despliegue
rápido está contemplado en los planes de contingencia.
Ceuta y Melilla no están solas
Más allá de las ciudades, España mantiene soberanía sobre una serie de islotes e infraestructuras situadas en la costa marroquí: las Islas Chafarinas, el Peñón de Vélez de la Gomera –que está unido a tierra por un istmo arenoso– y el Peñón de Alhucemas.
A nivel defensivo, estos enclaves son imposibles de mantener frente a un ataque firme, pero su valor está muy lejos de ser táctico para convertirse realmente en factores estratégicos y políticos de primer nivel. Por un lado, cualquier agresión contra ellos es una agresión directa al territorio nacional, por lo que desencadenaría una reacción estatal completa. Las tropas guarnicionadas en el lugar están aisladas, pero reciben suministro por mar y aire.
Paralelamente, también se ha llevado a cabo un plan de modernización de las islas para mejorar la autonomía de los territorios y la conexión directa con los mandos regionales para salvaguardar dichos territorios.
Llave de acceso a la península
El Estrecho es el centro de gravedad geográfico de la defensa española. Es la puerta de acceso al mar Mediterráneo y además también facilita el paso a África. De esta manera, la defensa frente a posibles ataques a la península parte precisamente desde este punto.
El Regimiento de Artillería de Costa nº4 (Racta 4) es prácticamente único en el mundo y tiene su base en San Fernando (Cádiz). La clave de sus tecnologías está en que sus cañones pueden hacer fuego de precisión sobre buques en movimiento, creando una zona de negación de acceso en el Estrecho que ofrece a España una posición ventajosa y estratégicamente clave a la hora de enfrentarse a posibles situaciones de crisis en la entrada al Mare Nostrum. Se utilizan sensores electro-ópticos y radares para monitorizar el tráfico naval y detectar amenazas asimétricas que puedan poner en jaque la seguridad estatal.
Desafortunadamente, el Racta
El enemigo está a las puertas, por eso España mantiene carros de combate pesados en la zona
Nuestro país cuenta allí con lo mejor de la infantería española: los Regulares y La Legión
4 no tiene tecnología de misiles, algo que queda exclusivamente destinado a la Armada y al Ejército del Aire, aunque durante cierto tiempo se ha discutido la posibilidad de ofrecer tecnologías de misiles antibuque tierra-mar a este grupo.
La Armada de nuestro país, con patrulleros y corbetas puede garantizar una superioridad marítima frente a la Armada de Marruecos, que tiene más una concepción costera y defensiva.
Sumado este potencial naval a la superioridad aérea gracias a los cazas Eurofighter y F-18, convertiría el Estrecho en una posición muy defendible por parte de las Fuerzas Armadas frente a Marruecos o amenazas asimétricas.
Esteban Garcia Marcos
Fuente:
https://lectura.kioskoymas.com/la-razon/20251222