– La primera de ellas, ¿puede un solo patrón mantenerse diariamente despierto para controlar el rumbo del cayuco durante los 10 o 12 días que suele durar la navegación? Indudablemente, no. Es completamente necesario que al menos dos o tres patrones se releven en el mando de dicha embarcación.
– La segunda, cuando atraca un cayuco en la isla canaria, ¿los patrones se quedan con el resto de los inmigrantes o se vuelven en avión o a través de Marruecos a su tierra? Si permanecen en España, ¿cuántos nuevos patrones senegaleses y mauritanos harían falta para hacer las múltiples navegaciones desde la costa africana hasta El Hierro?
– La tercera: ¿pueden los inmigrantes, a veces más de 100 embarcados, permanecer todos esos días en altamar, en un cayuco de unos 12 metros de eslora, con posiblemente algún que otro temporal? ¿Puede un cayuco llevar en su obra viva el combustible necesario para navegar durante esos días? ¿Llevan los inmigrantes suficiente comida, agua, etc., etc., para sobrevivir durante esas singladuras?
Todos estos razonamientos me llevan a creer que los barcos nodrizas son los que acercan, en unos tres o cuatro días, a los inmigrantes a las proximidades de la isla de El Hierro, y una vez desembarcados en los cayucos, avisan a las distintas ONG para que los trasladen a puerto. Suena a negocio puro y crudo, aunque nadie quiere ver lo que está sucediendo a dicha distancia de la costa canaria. Recomiendo a los incrédulos, por supuesto, que se dirijan a la costa africana y embarquen en los múltiples cayucos que salen a la mar con rumbo a la isla de El Hierro.
Ángel Garat Ojeda. Capitán de navío (R)
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