Jaime Martorell, ex general del Ejército del Aire: «Si pones a un piloto inexperto en un avión muy caro, te quedas sin avión y sin piloto»

Martorell recuerda a un instructor “piloto científico” que le enseñó a leer tablas de rendimiento para anticipar al rival

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Jaime Martorell, ex general del Ejército del Aire, desgrana en el pódcast Sr. Wolf cómo se entrena a un piloto de caza, qué sufre el cuerpo con 7–9 G en un F-18 y por qué el verdadero “lujo” no es el aviónsino el tiempo de formación del aviador.

Martorell arranca desmontando el mito del “solo volar”. Pilotar, dice, se vuelve intuitivo con los años, pero el combate es otra liga: «La misión de un caza no es volares combatir y defender los intereses de tu país». Por eso, cada salida se planifica con primeras y segundas opciones… y hasta una quinta derivada “por si el enemigo reacciona mejor de lo previsto”.

Para entender el “oficio” dentro de la cabina, el exgeneral recorre la tecnología de un F-18: de cuatro a cinco pantallasvisor en cascogafas de visión nocturnaenlaces de datos y una máscara de oxígeno integrada. El casco, revela, se fabrica a medida “para evitar puntos de presión” durante misiones de seis o siete horas.

Las fuerzas G son la frontera física. A 700–800 km/h, un giro cerrado dispara la aceleración: «Puedes llegar a 7 o 9 G y tu brazo ‘pesa’ 20 kilos». Para no perder el conocimiento, el piloto viste un pantalón anti-G que se infla y comprime piernas y abdomen, evitando el “efecto túnel”; además, la cabina va presurizada para que el cuerpo soporte las altitudes operativas.

La diferencia, subraya, la marca el estudio. Martorell recuerda a un instructor “piloto científico” que le enseñó a leer tablas de rendimiento para anticipar al rival: con la maniobra correcta, «ganabas combates en decenas de segundos, antes de que el otro se lo planteara». Ciencia aplicada al dogfight.

También hay sombras. En los años 80 faltaban grabadores de datos en muchos aparatos y varios siniestros se atribuyeron a error humano sin poder descartar fallos mecánicos. Aun así, asegura, el Ejército del Aire y del Espacio ha ido reduciendo accidentes con tácticas nuevas y simuladores: «Una vida humana es lo más preciado».

El punto clave de su mensaje es de gestión y seguridadformar a un piloto cuesta años de sacrificio, simulador y horas de vuelo, y hay menos aviadores que aviones. De ahí su frase más rotunda: «Si pones un piloto inexperto en un avión muy caro, pierdes el avión y el piloto». La prioridad, insiste, es entrenarlos bien para que cumplan su misión.

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