Las «constantes intromisiones» del Director Adjunto Operativo (DAO) de la Guardia Civil, Manuel Llamas, en las investigaciones que afectan al presidente del Gobierno y su entorno han causado una enorme tensión en el seno de la Unidad Central Operativa (UCO). Llamas es la persona de confianza del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, en la cúpula del Instituto Armado. Según fuentes conocedoras del conflicto, el máximo mando uniformado de la Guardia Civil «se excede de sus funciones» para informarse de detalles que están bajo secreto judicial. Manuel Llamas fue nombrado por Grande-Marlaska en diciembre de 2023 como número dos de facto del Instituto Armado tras la directora general, Mercedes González. «Parece mucho más un comisario político que un general», sentencia un alto mando.
La situación de tensión entre el DAO de la Guardia Civil y la UCO comenzó con el estallido del caso Koldo en los tribunales. Los informes de la unidad de élite de la Benemérita ya apuntaban entonces escenarios comprometidos para el PSOE. El posterior señalamiento de José Luis Ábalos agravó la situación. Las «intrusiones» denunciadas se incrementaron con el avance de la instrucción sobre Begoña Gómez, esposa del presidente del Gobierno; el caso del hermanísimo y el anuncio del demoledor informe Cerdán, que ha llevado a la cárcel al ex número tres del PSOE.
El «interés» de Llamas en seguir el desarrollo y las novedades de las investigaciones fue –indican fuentes de toda solvencia– «una constante». Pero, sobre todo, lo que más sorprendió fue su «empeño» en conocer de manera anticipada el contenido de los dossiers que estaban en marcha. La respuesta, insisten, a estas «injerencias» por parte de la unidad fue el silencio. Incluso se le llegó a recordar que los agentes que trabajan en la UCO deben velar por el secreto de las actuaciones en los casos de corrupción. La Unidad Central Operativa de la Guardia Civil es un grupo de policía judicial con una dependencia orgánica y operativa. Es decir, fundamentalmente se debe a los magistrados que la designa como su fuerza actuante.
El descontento con el teniente general Manuel Llamas coincide con la aparición de las cintas de vídeo en las que la presunta fontanera del PSOE, Leire Díez, y el empresario Javier Pérez Dolset se plantean estrategias para desacreditar al teniente coronel Antonio Balas, jefe de la Unidad de Delincuencia Económica de la UCO. En esa conversación –dirigida a través de una videoconferencia al empresario Alejandro Hamlyn, huido de la Justicia por el caso Hidrocarburos– se desprendía la intención de desactivar las investigaciones por corrupción que azotan a los socialistas y los familiares del presidente del Gobierno. Ese encuentro se celebró en el despacho de Jacobo Teijelo, que es considerado el abogado de las cloacas del PSOE, y que actualmente se ha unido a la defensa de Cerdán.
«En la Dirección General de la Guardia Civil es un secreto a voces que el teniente general ha realizado injerencias para que le den información y trasladarla a quien se la haya pedido», revela otro de los mandos consultados por este periódico. «Ningún otro [antecesor en el cargo] se ha metido tanto en las investigaciones como él. El problema que tiene es que con Balas ha pinchado en hueso. Ya debería saber cómo funcionamos», reflexiona. Desde el Instituto Armado también se detienen en la «sorpresiva» llegada de la actual directora de la Guardia Civil, Mercedes González, en septiembre de 2024 y en los cinco meses en los que compatibilizó el cargo con la Secretaría General del PSOE de Madrid. Un hecho que se percibe como muy ilustrativo del interés del Gobierno en «manejar» a la UCO. Describen como «tirante» su relación con la cúpula de la unidad precisamente por la negativa de los jefes a filtrar ningún tipo de información a Llamas sobre los casos de corrupción que salpican a los socialistas. La figura del máximo uniformado en el organigrama acumula, asimismo, fricciones de tiempos pasados en los distintos destinos por los que pasó antes de llegar al segundo escalón de la Guardia Civil. Manuel Llamas fue el jefe de la Comandancia de Granada, donde conoció a la ex directora del Instituto Armado María Gámez que, explican, fue la «responsable» de que promocionara. «Su paso por aquí fue terrible. En su etapa como jefe de la Comandancia se ampliaron las bajas psicológicas, no respetaba a nadie. Sólo le interesaban los políticos, con ellos era muy agradable, eso le habrá servido para ascender pues aquí no se esperaba que llegase ni a general. No estaba promocionado ni por número de escalafón de su promoción ni por su trayectoria», indica un agente veterano que estuvo a sus órdenes.
Tampoco su paso por el Grupo de Acción Rápida (GAR) dejó un buen recuerdo entre sus compañeros. «Cuando se marchó, hicimos una fiesta. Le llamábamos el Nazi y tuvo muchos problemas por no predicar con el ejemplo».
Agentes de este grupo revelan un episodio que evidencia el «servilismo» al Gobierno que le atribuyen en el Cuerpo. Sucedió, indican, en el funeral de David Pérez Carracedo, el agente que murió tras ser embestido por una narcolancha en el puerto de Barbate. El día del funeral, su viuda impidió a Grande-Marlaska acercarse al féretro en la Comandancia de la Guardia Civil en Pamplona para condecorarle. Después de este acto, revelan fuentes presentes en el funeral, llamaron a capítulo a los guardias civiles que habían arropado a la viuda. «Llamas nos abroncó, nos dijo que si no nos daba vergüenza la actitud que habíamos tenido en el acto con el ministro, que aquello no se iba a quedar así. Después, efectivamente, hubo represalias con cambios de destino y grupos».
Mandos revelan el «interés» del jefe de confianza de Marlaska por investigaciones que afectan al Gobierno y al entorno de Sánchez «Parece más un comisario político»
Agentes de la UCO el día que entraron por orden judicial en la sede del PSOE. JAVIER BARBANCHO
Año y siete meses. Manuel Llamas lleva en el cargo desde diciembre de 2023, cuando fue nombrado DAO por el Gobierno.
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