Una archivera y dos docentes del Montessori e IES Pintor Pedro Gómez de Huelva desvelan sus singulares puestos en El Ejército como reservistas voluntarios

Tres reservistas voluntarios de Huelva cuentan su experiencia.
Huelva Información ha conocido de primera mano la experiencia de tres reservistas voluntarios adscritos a la Subdelegación de Defensa en Huelva destinados en el Ejército de Tierra, Infantería Marina y Ejército del Aire y del Espacio.
La teniente María Rodríguez, de 51 años, es la reservista voluntaria más veterana adscrita al organismo de Defensa en Huelva, aunque su unidad de destino es el Instituto de Historia y Cultura Militar de Ceuta. Es archivera, aunque siempre se ha sentido movida por la vocación de servir a su país. Por ello comenzó su andadura como reservista hace años y, a día de hoy, sigue vinculada al Ejército. A su lado, dos docentes de Huelva explicaban con brillo en los ojos la magia de trabajar para Defensa siendo un civil. Se trata del teniente Javier Iranzo (55 años), destinado en el Batallón de Desembarco Mecanizado de la Armada, en San Fernando y el alférez Mariano Raboso, de 55, cuyo destino está en Murcia, en la Academia General del Ejército del Aire y Ciberespacio San Javier.

María Rodríguez García está especializada en archivos y bibliotecas. Estuvo activada hasta diciembre del año pasado y luego continuó durante los cuatro primeros meses del 2025 para culminar un proyecto como archivera que se estaba desarrollando en la Subdelegación. «Fue una labor muy bonita de recopilar, clasificar y distribuir archivos para organizar todo lo referente a las Fuerzas Armadas en Huelva», cuenta. A pesar de que María ha trabajado en Huelva, ella depende del Centro de Historia y Cultura Militar de Ceuta, «porque por circunstancias yo vivía en Ceuta. A tenor de esta documentación que había que tratar, se me ofreció la oportunidad de poder venir a Huelva en una Comisión de Servicio y aunque mi destino no es este, he estado desempeñando mis labores aquí». Ahora depende del Centro de Historia y Cultura Militar de Ceuta y en función de los protocolos de activación, verán si la necesitan o no este 2026, «y si yo estoy dispuesta a compatibilizarlo con mi vida laboral», asegura. De momento tendrá que esperar, «ya que las plazas y las horas disponibles que hay para activar a los reservistas se publican a final de año y en función de eso se establece para el año siguiente», aclara.

El teniente Javier Iranzo es reservista de Infantería de Marina y cuando no, docente de Educación Física en el Colegio Montessori de Huelva, aunque siempre ha sentido un gran vínculo con la Defensa. «Yo hice la Mili como voluntario, y además la hice en Infantería de Marina, en un sitio bastante operativo, porque estaba en la Sección de Reconocimiento del Segundo Batallón de Desembarco. Entonces, yo algo de experiencia militar sí tenía», cuenta.
A pesar de que está activado en la actualidad, ahora se encuentra de servicio tras finalizar un despliegue que ha hecho la Infantería Marina dentro de la misión Dédalo y que comenzó en enero de este año. «Es una operación de mantenimiento de La Paz realizada entre el mar Mediterráneo, el Atlántico hacia el norte, y cruzando el Atlántico a Estados Unidos. Se supone que estamos patrullando la zona, por si hay que intervenir ante algún tipo de problema, pero a la vez nos estamos formando y a la vez se hacen ejercicios de maniobras con otros países de la OTAN», cuenta entusiasmado. «Es duro, porque en mi caso hago la misma función que haría cualquier militar profesional. De hecho, en mi sección el único reservista soy yo».

Mariano Raboso Mateos es alférez reservista del Ejército del Aire y profesor. «Doy clases en la Universidad de Huelva y de FP en el IES Pintor Pedro Gómez en la rama de Electricidad y Electrónica». Sin embargo, confiesa que «siempre quise ser reservista tras terminar el Servicio Militar también de oficial, alférez, porque entonces había una vía de acceso que era el servicio de formación de cuadros de mando, y, bueno, me gustó. Vi la oportunidad de ser reservista voluntario y me animé».
Está destinado en la Academia General del Aire, en San Javier, Murcia, donde se encuentra estudiando en estos momentos la princesa Leonor. «Coincido con ella y puede que incluso le dé clases», cuenta, aunque aún no la ha conocido, dado que su activación se inicia el 6 de abril. Su cometido será impartir clases a los futuros oficiales del Ejército del Aire en la Academia, por donde todos tienen que pasar. Es ingeniero de Telecomunicaciones y este curso pasado ha empezado a dar clases a los alumnos de Ciberespacio, una de las especialidades que tiene el Ejército del Aire.
Tres perfiles distintos de ciudadanos que comparten una misma inquietud: la de servir a las Fuerzas Armadas desde el corazón, poniendo sus conocimientos pero, sobre todo, su humanidad al servicio de España.
