Miradas

De este convulsivo final de año 2023, han quedado grabadas en mi ya larga y a veces cansada memoria, unas significativas miradas:

BARRIO

– La de nuestro Rey en el Congreso de los Diputados y después en el Palacio de Oriente, dirigiéndose a la Princesa de Asturias que acababa de jurar solemnemente nuestra Constitución. En ella había complicidad, cariño, orgullo, alegría, a la vez que, con intuitivo movimiento de cejas, ya canas, asomaba preocupación por la responsabilidad, sentido del deber, peso de la Historia, que convergían sobre una joven de 18 años que se comprometía a «la entrega sin condiciones» de una vida aparentemente plácida, llena de privaciones y dificultades, no comunes a los jóvenes de su generación. Cada paso, cada palabra, esta «servidumbre voluntaria» de la que nos hablaba Étienne de la Boétie (1), serán observadas, medidas, sometidas a cien opiniones. Pero la edad no condiciona. Miles de jóvenes incluso antes de los 18 se vieron involucrados en sangrientas contiendas nacionales o mundiales; otros llevaban tiempo trabajando de sol a sol para subsistir. Hace unas semanas me refería al difícil papel de los miembros de la Brigada Paracaidista desplegada hoy en El Líbano. Al revivir el atentado con coche bomba que costó la vida a seis de ellos, me estremecí nuevamente al recordar sus edades: rondaban los 18. Soy testigo, porque conviví con ellos cerca de diez años, de la calidad humana de estas jóvenes generaciones que sirven a España a una edad que muchos consideran temprana.

–La segunda mirada era la del ministro Bolaños mientras estrechaba la mano a Oriol Junqueras, tras la firma del acuerdo entre sus partidos, PSOE y ERC. En un hombre bien formado jurídicamente, su sonrisa no podía ser más obligada, errática. Bien sabía que estos acuerdos solo obligan a las partes, aunque incidan en obligaciones que corresponden a órganos constitucionales, en ningún caso vinculados por un pacto entre partidos. Hay potestades que son intransferibles e incondicionables. Y por mucha ingeniería política que se aplique a posteriori, sabe que nacen contra natura y que un día puede tener que responder, no solo políticamente, por su participación. Bolaños se suma a la constatada devoción de una mayoría de miembros del PSOE que le profesan una fiel devoción, superior a la que deben a la propia España, la comunidad política sobre la que se fundamentan las libertades y la democracia. Arriesga, insisto, en responder de esta firma, leal con la persona que dirige su partido, pero desleal con el ordenamiento constitucional que nos dimos en 1978. Repase nuestra Historia: las amnistías –aun las incluidas en programas electorales– sustentadas sobre consideraciones partidistas, no solo destruyeron el principio de legalidad y fulminaron la división de poderes, sino que socavaron la confianza de los ciudadanos en sus instituciones.

–La tercera mirada, la de Puigdemont : sonrisa abierta, dueño de la situación, feliz de conocerse. Moviéndose cómodamente por los pasillos del Parlamento europeo, mimado y consentido por una Europa tonta que no sabe lo que se juega, ve una luz al final del túnel. Transmite la impresión que ganó las elecciones de julio; no el PSC. Obvia que el propio PP sacó en Cataluña más votos que su formación. Juega sus cartas marcadas con habilidad, por una parte, receloso, por otra, buen conocedor de las debilidades del otro, aprovechándose. Entre truhanes hay impulsos y decisiones valientes, pero también desconfianza por las consecuencias de promeses incumplibles. La amnistía concedida por la Segunda República en febrero de 1936 que victimizaba, casi glorificaba a los promotores de la Revolución de 1934, anunciaba a la vez el procesamiento de militares y policías que defendieron la legalidad republicana durante aquellos trágicos días. Sabe cómo acabó. También debería tener un manual de Historia a mano.

–Una última mirada se entremezcla con las anteriores. Tras reconocidas virtudes, apartados uno a uno los contrapesos, como buen jugador, maneja bien los hilos, conoce capacidades y debilidades de sus inmediatos, se sabe seductor para unos y lo aprovecha. Ofrece lealtad a la Princesa de Asturias el mismo día que pacta con separatistas que ningunean y socavan a la propia Monarquía. Debería saber que los mismos que le aplauden a la coreana puestos en pie, le dejarán un día, si no puede asegurarles posición y sustento. Hace bueno aquel sabio refrán español: «Quien siempre me miente, nunca me engaña». Y ciertamente no engaña a quienes desde la Judicatura, la Policía, la Guardia Civil o la Administración han servido lealmente al Estado; a quienes por encima de partidos, regiones o lenguas, se sienten prioritariamente españoles, orgullosos de su historia, luces y sombras incluidas, respetuosos y consecuentes con el legado y tradiciones que les dejaron sus mayores.

(1) De la Boétie (1530-1563). «Discurso sobre la servidumbre voluntaria». Ed. Nueva Época. 1947.

La Razón   Luis Alejandre Sintes – general (r).