Objetivo: Desmantelar la Guardia Civil . Antonio Mancera Cárdenas

 

Mientras la Guardia Civil, vive momentos difíciles para su propio futuro, la sociedad anestesiada, mira para otro lado, permitiendo que su propia seguridad llegue al colapso en gran parte del territorio nacional, donde la Guardia Civil aún tiene competencias.

La Guardia Civil siempre se consideró la institución vertebradora de nuestro país, ya que estaba y está (hasta que se lo permitan) presente en cerca del 85% del territorio nacional, además era la encargada de la vigilancia de nuestras fronteras y nuestras aguas territoriales, con especialistas que contaban con los medios y la experiencia necesaria para llevar a cabo su función con diligencia, con eficacia y con eficiencia.

Además, es en este momento la única institución que realmente realiza su trabajo con total neutralidad política, tal y como ha venido haciendo en sus 181 años de existencia, como la única institución policial más antigua que de forma ininterrumpida ha venido prestando servicio a la sociedad española, y precisamente ese puede ser el problema, su trabajo eficaz frente a la delincuencia y a los delincuentes, algo que ya se mencionaba en su Cartilla publicada en 1845 “el guardia civil no debe ser temido sino de los malhechores; ni temible, sino a los enemigos del orden”, y puede que sea eso, su neutralidad política, así como los propios valores que los guardias civiles mantienen en sus actuaciones, que implican que no puedan ser manipulados, lo que molesta especialmente por encima de otras instituciones en estos momentos.

¿Podemos determinar entonces, que los enemigos de la Guardia Civil son, “malhechores y enemigos del orden”?, por decirlo de forma suave, claramente sí, sus enemigos no son otros que los nostálgicos de ETA, que no perdonan a nuestra Guardia Civil su victoria sobre la banda asesina y las detenciones de los terroristas, y los independentistas violentos que decidieron romper el Estado, vulnerar la Constitución y saltarse las Leyes que rigen nuestra democracia y protegen nuestra libertad, y aquellos otros que de forma más callada pretenden para sus propios territorios las mismas prebendas, entre las que se encuentra la desaparición de la Guardia Civil de esos territorios, y me refiero no sólo a Cataluña, País Vasco o Navarra, ahora se suman también el BNG en Galicia y Coalición Canaria en las Islas afortunadas, o la idea más allá de todo lo lógico, ético y moral, del buen gusto y del sentido común, de Bildu, de crear en sus ayuntamientos su propia policía, fuera eso sí de los cauces legales de la Ley de Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, formaciones que sabiendo que “a río revuelto, ganancia de pescadores” piden asumir para sus territorios y para sus “propias policías”, las que estas sean, las competencias de la Guardia Civil.

Hay que desmantelar la Guardia Civil, sí o sí, y siendo como es, la institución mejor valorada por los españoles, la forma de hacerlo es dejarla morir “de inanición”, y por inanición me refiero, a no dotarla de recursos o de personal en la medida necesaria para cumplir su cometido, para una vez evidente el déficit, especialmente en zonas ya tensionadas por la delincuencia, o en territorios reclamados por independentistas, quitarle competencias y demarcaciones, para dárselas a otros cuerpos policiales más afines a ciertos movimientos políticos, sin medios, sin personal, sin experiencia, pero “del nostre país”, “gure herrikoa”, “do noso país” o simplemente “de nuestro país o de nuestro pueblo” más asequibles a obedecer al político afín y más predispuestos a mirar para otro lado cuando la ocasión así lo aconseje.

No se dota a la Guardia Civil de medios suficientes y necesarios para ejercer su trabajo de forma eficaz, no se cubre la falta de personal que en estos momentos es de cerca de 15.000 agentes para desarrollar su trabajo de forma segura, pero se ofrecen partidas presupuestarias para comprar material y formar, a cargo de los presupuestos generales del estado, a policias autonómicas y se les dota de más personal para que asuman las competencias de Guardia Civil, de forma que, por ejemplo, tan solo en Cataluña, habrá  el doble de mossospor habitante que agentes de la Guardia Civil en toda la geografía española, es decir, los Mossos tendrán 26.800 agentes desplegados en Cataluña y pagados por el Ministerio de Interior, es decir y para que se entienda bien, por todos nosotros, mientras que los guardias civiles repartidos por toda España, suman un total de 73.539 agentes, de los más de 2.300 son guardias alumnos en prácticas, si esto lo llevamos a la estadistica pura y dura, resulta mas evidente este agravio comparativo, ya que el ranking nos lleva a ver que habrá 3,34 policias autonómicos por cada 1.000 habitantes en Cataluña, mientras que el ranking de agentes de la Guardia Civil por español, está en 1,5 por cada 1.000 habitantes, y a este agravio hay que añadir ahora que Mossos d’Esquadra asumirán competencias en puertos, aeropuertos y fronteras como profesión de riesgo, junto a guardias civiles a los que se les niega esa condición.

Dicen que Winston Churchill escuchó una vez cómo un joven parlamentario, durante una sesión en el Parlamento británico, señalaba a la oposición y decía: “Esos son nuestros enemigos” cuentan que entonces el veterano estadista inglés se volvió hacia su compañero y contestó: “Nuestros adversarios están enfrente, nuestros enemigos atrás”, en la Guardia Civil, precisamente por su naturaleza, demostrada y evidente, de neutralidad política, sus adversarios y sus enemigos, los tiene al frente, detrás y en muchas ocasiones al lado, que se unen, cuando lo creen necesario, para desmantelarla o pedir sus competencias o sus demarcaciones.

Francisco Villamartín (1848-1872), comandante y tratadista militar dejó una frase, que viene mucho “a cuento” en este momento, “Desgraciado país aquel que hace odiosa la carrera de las armas, aquel que alquila los ejércitos en los días de peligro, aquel que los degrada nutriendo sus filas de hombres sin virtudes ni patriotismo, aquel que con su menosprecio mata el honor militar y ahoga las nobles ambiciones”, y esto es lo que está pasando en este país con la Guardia Civil, dicho de otra forma “Desgraciado país aquel que lanza odio al trabajo de los guardias civiles, aquel que se acuerda de la Guardia Civil  en los días de peligro, aquel que después los degrada, cambiandolos por hombres sin honor, sin virtudes ni patriotismo, aquel que con su menosprecio mata el honor de la mejor Institucion del Estado, la más valorada y ahoga sus nobles ambiciones de servir a la sociedad”,

Hagamos un pequeño juego de imaginación sobre estas reflexiones, y trasladémoslas a la actualidad de la Guardia Civil y nos daremos cuenta de la realidad que rodea en estos difíciles momentos al Cuerpo, de quienes son nuestros adversarios y nuestros  enemigos y donde están, de quienes y desde donde se menosprecia el trabajo ejemplar de los guardias civiles y quienes y desde donde se degrada los principios y valores con los que se les reconoce, y de cómo, una vez más, y a pesar de los obstáculos, la Guardia Civil como Institución y los guardias civiles como su valor más destacado, siguen comportándose de forma ejemplar, manteniendo firme su vocación de servicio, su lealtad institucional, el espíritu benemérito de sus integrantes y los principios y valores que son reflejo de la Institución ante la sociedad y que demuestran cada día y en cada una de sus actuaciones.

Es obligación de quienes nos dedicamos a informar, a dar visibilidad al trabajo ejemplar de la Guardia Civil, y por supuesto de la sociedad en general, luchar por mantener la identidad y el futuro de la Institución que de forma ejemplar lucha contra el delito sin mirar colores ni darse a tendencias que puedan desvirtuar su trabajo y su propia idiosincrasia y eso solo se consigue con implicación, rebatiendo las mentiras sobre nuestra Guardia Civil y su propia y ejemplar Historia y denunciando el menosprecio y el desmantelamiento silencioso, meticuloso y evidente de la Institución.

De todos es sabido que el político crea problemas donde no los hay, para buscar soluciones imposibles, como es sabido que existe una campaña para hacer que se tambalee y caiga toda la estructura de la Guardia Civil, con el fin de hacer creer y engañar a la opinión pública, a la sociedad española, de que, cuando se produzca el colapso, era necesario un cambio en la Guardia Civil y en el modelo policial español.

SI hacemos un ejercicio de imaginación recordando las palabras de Blas de Lezo, “Una nación no se pierde por que unos la ataquen, sino porque quienes la aman no la defienden”, trasladadas a nuestra Institución más querida y más valorada, veremos que quienes tienen que defender a la Guardia Civil, no lo hacen, especialmente porque no quieren. Y así, por decisiones políticas de quienes nos quieren mal, por ataques de mediocres que no aceptan la excelencia de la Guardia Civil, y por odios de quienes tienen a su lado y defienden a terroristas y delincuentes, se la va poco a poco relegando para que no destaque y para que la Guardia Civil no pueda cumplir con sus competencias con seguridad, dejando a la propia sociedad indefensa y al albur de políticos incompetentes.

Para terminar, volvamos a hacer un ejercicio de imaginación decía Blas de Lezo que, “No podemos ser inferiores a nuestros antepasados, quienes también dieron la vida por la religión, por España y por el rey, ni someternos al escarnio de las generaciones futuras que verían en nosotros los traidores de todo cuanto es noble y sagrado”, manteniendo esas mismas palabras referidas a la Guardia Civil, no podemos ni debemos permitir que se considere a los guardias civiles de hoy inferiores a otros cuerpos policiales, ni a sus antepasados, a sus veteranos, a sus caídos en acto de servicio, a todos los que un día formaron parte y engrandecieron a la Guardia Civil, ni podemos callar, ser partícipes y colaboradores de la traición hacía todo lo noble y bueno que representa nuestra querida y Benemérita Institución, permitiendo que se les quiten sus competencias, sus demarcaciones, esperando que políticos sin escrúpulos no les releguen de sus atribuciones, policiales y militares.

No debemos olvidarnos de lo importante que es para el futuro de nuestra sociedad, defender su identidad, su neutralidad política a la hora de abordar y perseguir delitos y por ende el futuro próximo de la Guardia Civil, la Institución más valorada por los españoles y más perseguida hoy, por los “malhechores y enemigos del orden”, que todos conocemos y que tienen en sus manos el destino no solo de la Guardia Civil, sino también de la propia seguridad nacional de nuestro país.

 

Antonio Mancera Cárdenas
Director Tribuna Benemérita
Guardia Civil (r)
Miembro de la Asociación Española de Militares Escritores

 

Fuente:

https://tribunabenemerita.es/index.php/actualidad/opinion/20166-objetivo-desmantelar-la-guardia-civil.html