Sultanes marroquíes. General Feliu Bernardez

 

Siempre que Marruecos ha detectado debilidad política en el Gobierno de España ha intensificado sus reivindicaciones

 

LA legitimidad del actual Rey Mohamed VI de la dinastía alauí tiene origen en el sultán Mulay Ismail en 1672, cuando se impuso a las tribus bereberes y beduinas (árabes), extendidas por el norte y sur de Marruecos, que se negaban a pertenecer al estado unificado que pretendía organizar. Poco antes, en 1669, Mulay al Rashid, antecesor de Mulay Ismail, había conquistado Marrakech al derrocar a la anterior dinastía saadí, establecida alrededor de 1556, a mediados del siglo XVI. Nada más llegar al poder, Mulay Ismail sometió a Ceuta, entre 1 674 y 1726, a un largo asedio que terminó con derrota marroquí.

Sin embargo, hay que esperar a la llegada de Mohamed III en 1757, cuando el sultán consigue unificar el reino, organizar la administración y abandonar el intento de centralizar el estado, permitiendo a bereberes, en el norte, y beduinos, a las tribus nómadas, conservar su autonomía dentro de Marruecos. En 1774, Mohamed III, nieto de Mulay Ismail, sometió a Melilla a un asedio que duró cien días y terminó con la derrota del ejército del sultán.

Su sucesor, Mohamed IV, decidió en 1859 atacar Ceuta, siendo derrotado en 1860 por el Ejército español en Uad Ras, Castillejos y Tetuán, dando paso al Tratado de Paz de Tetuán y a la Conferencia Internacional de Madrid de 1880, convocada a petición del nuevo sultán, Hassan I.

La dinastía alauí, desde su origen a finales del siglo XVII y continuando en la actualidad, ha sometido a presión constante a las ciudades españolas de Ceuta y Melilla, sobre las cuales España tiene derechos desde el siglo XV, cuando no existía el Reino alauí ni tampoco la dinastía saadí anterior.

Las reclamaciones de Mohamed VI no tienen base histórica ni religiosa, como defendía su antecesor, Mohamed III, ante el Rey Carlos III, y las meramente geográficas no resisten un mínimo análisis geopolítico serio, a la vista del contexto internacional después de la II Guerra Mundial. Sin embargo, siempre que Marruecos ha detectado debilidad política en el Gobierno de España ha intensificado sus reivindicaciones. Entre ellas, mantener cerradas las fronteras a pesar de los acuerdos firmados o, recientemente, reactivar en Castillejos el Comité Marroquí de Reivindicación sobre Ceuta, Melilla y Peñones.

No hay duda de que la reivindicación en las ciudades citadas tiene que ver con la solución de auto determinación del Sáhar adentro de Marruecos, que fue español y del que Naciones Unidas sigue considerando a España como« nación administrador a », sin reconocer la soberanía de ningún país sobre el territorio, a pesar del reconocimiento bilateral de un número de naciones, algunas europeas, junto con el Gobierno español actual, sobre la soberanía de Marruecos en el Sahara.

En ese contexto de legalidad internacional, el Partido Popular ha invitado a una delegación del Frente Polisario Saharauia su ultimo congreso, y la reacción inmediata del secretario general del Partido Istiqlal, fundado en 1943, ha sido enviar una carta al secretario general del Partido Popular, donde le insta a seguir el reconocimiento del Gobierno de España sobre la soberanía marroquí del Sahara, no acordado por las Cortes.

Mirando más de cerca, de forma simultánea, se está activando un movimiento de jóvenes bereberes, nunca visto hasta ahora y bastante silenciado, para reivindicar la autonomía del norte de Marruecos, del Rif, Gómara y Yebala. Este movimiento recuerda al intento de los hermanos Abd el Krim de crear una república independiente del Rif y separarse del sultán a partir de 1920, cuando España ejercía la misión de nación protectora en el norte de Marruecos y, por ello, tuvo que enfrentarse, desde 1925, año del desembarco hispano-francés en Alhucemas, junto con Francia, al ejército de aquella república independiente hasta su derrota total en 1927.

Como hemos mencionado, Mohamed III consigue unificar el Estado marroquí otorgando una autonomía bereber en el norte de Marruecos, que podría resurgir al amparo de la pretendida autonomía del Sahara. Aunque algunas naciones hayan dado carpetazo al asunto del Sahara, al margen y descartando la autoridad de las Naciones Unidas, el asunto podría tener mas flecos de los que parece.

Luis Feliu Bernardez es General de Brigada, r del ET

Fuente:

https://lectura.kioskoymas.com/abc/20250721