Una guardia real auxilia a un ciudadano en la vía pública

Guardia Real Celia Morante

Faltan unos minutos para las tres de la tarde de un día de finales de marzo. La guardia real Celia Morante, destinada en la Compañía de Seguridad, se dispone a cerrar las puertas del cuartel El Rey. Sin saberlo aún, está a punto de abrir la esperanza de continuar con vida a un vecino del barrio de El Pardo. Cuando está dando por finalizado su servicio de control de acceso, un ciudadano anónimo se persona en la puerta, con respiración agitada, pidiendo auxilio.

Después de escuchar el relato de esta persona y pedir permiso al oficial de guardia para acudir al lugar
donde un hombre se encuentra en una situación de emergencia, acude a toda prisa en el vehículo de la
patrulla junto con un compañero. «Cuando llegué me encontré a una persona mayor sentada y con la cara manchada, vomitando sangre; su mujer estaba a su lado sujetándole y gritando su nombre», afirma.

En el lugar había más personas congregadas, alguna de las cuales intentaba con insistencia acelerar la llegada de los servicios de emergencia. «Pedí pañuelos de papel para extraerle la dentadura postiza intentando evitar un atragantamiento y puse al hombre en la posición lateral de seguridad. A partir de ahí lo más importante era mantenerle consciente y controlarle la respiración y el ritmo cardiaco, que eran muy inestables», añade.

Hasta la llegada del SAMUR pasaron quince o veinte minutos que a todos los presentes se les hicieron
eternos. Además, apunta «yo no paraba de hacerle preguntas y de hablar con él mientras le controlaba las constantes, incluso le daba pequeños pellizcos y le preguntaba si los sentía. Así hasta que llegó la ambulancia y se hicieron cargo de él».

La guardia real Celia Morante ha realizado un curso sanitario en la vida civil y otro más reciente en la
Guardia Real. Aquí, en concreto, completó el de soporte vital básico, gracias al cual, según manifiesta, «pude afrontar la situación con la sangre fría necesaria y atender a esta persona hasta la llegada del SAMUR»

 

Fuente:

Revista ALABARDA30, pagina 14