La Unidad Militar de Emergencias cumple 20 años con 782 misiones en su haber
- ¿Qué circunstancias llevaron a la creación de la UME?
- La UME nace como consecuencia de la tragedia en Guadalajara de julio de 2005, donde hubo 11 víctimas. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se dio cuenta de que el Estado no tenía un elemento decisivo para actuar en esas situaciones. De ahí surgió la necesidad de crear un instrumento que permitiera al Gobierno disponer de una herramienta eficaz para emergencias. Luego se decidió que dependiera del Ministerio de Defensa.
- ¿Qué resistencias o apoyos encontró en esos primeros momentos de creación de la UME?
- Inicialmente, como ocurre siempre con algo nuevo, hubo ciertas reacciones, sobre todo por temas presupuestarios. En el Ministerio de Defensa no hubo problemas, pero sí en otros cuarteles generales que temían perder recursos. También hubo cierta desconfianza en el mundo de la protección civil, que pensaba que los militares podrían invadir sus competencias. Sin embargo, nuestro enfoque fue siempre de colaboración, manteniendo nuestro carácter militar y trabajando de manera conjunta.
- Muchos militares lamentan que se quitaran efectivos del Ejército de Tierra para crear la UME. ¿Notó esa tensión interna?
- Sí. La mayoría de los efectivos procedían del Ejército de Tierra, pocos de la Armada. Al principio generó algunas incomodidades, pero con el tiempo las vacantes se fueron cubriendo con nuevo personal o mediante cambios de destino.
- Como general jefe, ¿cuál fue su mayor desafío al empezar la unidad?
- Mi desconocimiento del mundo de las emergencias. Pero conté con el apoyo total del ministro de Defensa, del secretario de Estado y de un equipo de profesionales excepcionales. Pude seleccionar personalmente a militares con gran preparación. Además, desde el principio hubo financiación y respaldo político. Es difícil encontrar otro caso en la historia de España en el que se haya dado tanto apoyo y libertad para crear algo nuevo.
- Usted había estado en Angola, Mozambique, Bosnia e Irak. ¿Cómo se tomó esta nueva misión?
- Los militares solemos ver las misiones como retos que queremos cumplir de la mejor forma posible. El ministro [José] Bono me lo pidió tres veces, y a la tercera acepté. Me dieron todas las facilidades y lo asumí con el objetivo claro de servir a los ciudadanos. Creo que hicimos un trabajo tan eficiente que ni grandes empresas lo habrían logrado en tan poco tiempo.
- ¿Cuál fue la primera gran intervención de la UME?
- Empezamos a trabajar en enero de 2006 con un grupo de 40 militares. En verano de 2007 ya estábamos listos para afrontar incendios forestales. La primera gran intervención fue en Castellón, en un incendio que inicialmente iba a servir para practicar. El fuego se descontroló y desplegamos más de 400 militares y 50 autobombas. Fue el bautismo de fuego de la UME y demostró su eficacia y espíritu de colaboración con los servicios civiles.
- ¿Cómo era la coordinación con el personal civil en las catástrofes?
- Magnífica. Antes de intervenir, trabajábamos junto a ellos para aprender y coordinar procedimientos. Hicimos ejercicios conjuntos con comunidades autónomas, Guardia Civil, Policía, Cruz Roja, etc. El espíritu siempre fue de humildad y colaboración, no de imposición.
- ¿Cree que la creación de la UME demuestra la capacidad de las Fuerzas Armadas españolas?
- Exactamente. Demuestra la gran capacidad que tienen los militares no solo en combate, sino también en gestión. Cuando hay una decisión política valiente y los medios adecuados, se pueden hacer grandes proyectos en muy poco tiempo.
- Mirando atrás, ¿cómo ha cambiado la UME en estos 20 años?
- Se ha perfeccionado en procedimientos, tecnologías y capacidades, y ha ganado experiencia incluso en el extranjero. Sin embargo, lamento que el número de efectivos haya bajado de los 4.300 previstos a unos 3.400 actuales. También creo que no siempre se ha aplicado correctamente la figura de «emergencia de interés nacional», como en el covid, la dana de 2024 o los incendios de 2025.
- ¿Cree que las promesas iniciales se han diluido o que la UME se usa como elemento político?
- Con el ministro Bono hubo un impulso enorme. Luego, tras las elecciones, el ritmo bajó algo. Aun así, la UME mantiene un nivel de preparación y eficiencia indiscutible. Es cierto que a veces la política interfiere, lo cual no ayuda. Los responsables técnicos deberían poder actuar sin interferencias políticas.
- ¿Hubo algún modelo internacional en que se inspiraran?
- Sí. Se estudiaron varios modelos, especialmente el francés y el suizo. Francia nos ofreció una gran ayuda, permitiéndonos observar su funcionamiento y facilitándonos documentación. De ahí nació un modelo español propio, con cinco batallones, un regimiento y dos destacamentos, y con una capacidad de mando única gracias a los puestos de mando de Torrejón y los desplegables.
- ¿Recuerda alguna metedura de pata?
- No. Tuvimos accidentes, como en cualquier operación, pero no errores graves. Nuestro empeño era ser especialistas en emergencias sin perder el espíritu militar. Lo único criticable ha sido la politización en algunos momentos y no haber utilizado la UME desde el principio en grandes crisis. Y creo que, para seguir sacando lecciones aprendidas de las catásfrofes, es que no se ha aplicado la emergencia al nivel 3, en algunos casos que, desde mi modesta opinión, debería haberse aplicado sí o sí desde el principio.
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