El Ejército «flirtea» con un dron terrestre ucraniano

 

► Se llama Termit y tiene experiencia en guerra real. El Mando Conjunto de Operaciones Especiales ya realiza ejercicios con él

 

Termit ha sido diseñado y fabricado por Ucrania

Como se decía antes, los drones están conquistando todos los escenarios. Hace un lustro empezaban a llegar a distintas fuerzas armadas. A pesar de que existían modelos preparados para los ataques, en realidad el diseño más común se centraba en el reconocimiento y exploración. Ante todo, y esta era una característica corriente, se trataba de desarrollos aéreos con unas capacidades limitadas.

Tras ese lustro, y en la actualidad, el panorama se ha transformado de manera radical. No hay otra forma de decirlo.

Esa evolución constante y cada vez más vertiginosa ha llevado a que el espacio aéreo que ocupaban los drones o UAV (Unmanned Aerial Vehicle) se diversifique por el resto de las dimensiones, es decir, que de ser vehículos aéreos pasen a otros marítimos y terrestres. En estas páginas ya se ha tratado en más de una ocasión de cómo los drones marítimos ahora son una herramienta imprescindible para los esfuerzos de guerra ucranianos en el Mar Negro. De hecho, han sido los causantes del hundimiento de un buen número de embarcaciones rusas, lo que ha dado para hablar sobre la capacidad de defensa de los buques tradicionales ante estas amenazas.

Sin embargo, y aparte del ámbito aeronaval, donde parece que los drones tienen un porvenir asegurado, es en tierra donde se están poniendo ahora los esfuerzos para que los sistemas cumplan misiones trascendentales en el campo de batalla. Ejemplos de «tanques robóticos», perros robots y otra clase de vehículos hay bastante en fechas modernas, pero no parece que todavía tengan tareas definidas en el apoyo de las fuerzas terrestres convencionales.

En este sentido, se ha tenido constancia de que el Mando Conjunto de Operaciones Especiales

SOFEX-25 ha estado realizando ejercicios con el vehículo autónomo Termit, el cual ha sido diseñado y fabricado por Ucrania, y que se distribuye en España de la mano de la empresa Menpro.

El Termit es un UGV (Unmanned Ground Vehicle) con unas capacidades bastante peculiares. Lo primero, es que al haber sido desarrollado por Ucrania ha podido ser usado en los combates que se están llevando a cabo. Por tanto, tiene unas características comprobadas bajo la tensión del fuego. Estos vehículos de cadenas tienen un diseño de vehículo blindado en miniatura con la posibilidad de transportar hasta 300 kilogramos de carga. Esto le proporciona la opción de primero llevar material logístico (impedimenta, equipos o munición) a primera línea. Lo que permitiría a los soldados no tener que realizar una tarea engorrosa además de peligrosa. En este sentido, también podría transportar sistemas ofensivos tales como ametralladoras pesadas, lanzacohetes y otro tipo de armas que por su peso son más complejas de trasladar de un lado para otro. El Termit las llevaría sin ningún problema, además se tendría la posi

Con el diseño de vehículo blindado en miniatura, transportan hasta 300 kilos de carga

bilidad de montarlas encima para incrementar la potencia de fuego. Por último, se halla la capacidad que debido a su carga máxima y fuera podría retirar heridos del campo de batalla hacia zonas seguras de retaguardia. Otro papel que hoy requiere de unidades humanas que pueden sufrir bajas por estas operaciones delicadas.

Resumiendo, el Termit cuenta con altas posibilidades de acabar siendo una de las herramientas robóticas y autónomas que acabe utilizando el Ejército de Tierra de España. Entre otras cuestiones que juegan a su favor está que tiene un precio unitario de 35.000 euros, lo que le da ventaja frente a otros modelos que han sido desarrollados en Occidente.

Ahora bien, su rango máximo de acción es de 40 kilómetros y tiene una velocidad máxima de 10 kilómetros por hora. Estos datos contrastan un poco con sus futuras aportaciones, no obstante, hay que subrayar que los UGV están todavía en sus inicios. Por hacer una comparación histórica, se trataría de los primeros modelos de carros de combate que aparecieron allá por 1916 en el marco de la Primera Guerra Mundial. Esos vehículos tenían mucho potencial, pero sus características aún eran limitadas. En una guerra altamente móvil, objetivo que todas las fuerzas armadas del mundo esperan siempre alcanzar, 40 kilómetros y una velocidad de 10 no son suficientes para mantener el ritmo de combate. Dicho esto, los UGV tienen por delante un espacio enorme para continuar mejorando y actualizándose a las exigencias de la guerra moderna. Las primeras piedras ya se han puesto y ahora deben seguir colocándose para edificar la estructura que en el futuro brinde a los ejércitos un sistema autónomo terrestre eficaz, rápido y ágil para misiones de todo tipo. El Termit es una buena opción para comenzar y el Ejército de Tierra español hace muy bien en probarlo para futuras adquisiciones, ya que no deja de lado las tendencias militares actuales.

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