Rusia utiliza contra Europa agentes de ‘usar y tirar’ para pequeños sabotajes

La Guardia Civil trabaja en el lugar del asesinato

 

 

 

Son ataques ‘low cost’ cometidos por gente reclutada en Instagram y la ‘dark web’. En España hay una decena de incidentes bajo sospecha, pero no pruebas directas

Rusia mantiene una guerra no declarada con la Unión Europea (UE) sobre todo desde que los 27 se pusieran al lado de Ucrania tras la invasión ordenada por Vladímir Putin. El Kremlin vio tras esa decisión cómo los gobiernos europeos expulsaban de sus países a cientos de sus diplomáticos, buena parte de ellos dedicados a trabajos de Inteligencia, lo que le dejaba ‘ciego’ en el mundo occidental. Entonces reaccionó, y además de enviar a agentes sin cobertura –muchos menos, ante el riesgo de que pudieran ser detectados– decidió poner en marcha una estrategia para reclutar a bajo precio a agentes que utilizarían en una sola ocasión para pequeños sabotajes o misiones de menor importancia. De ahí que sean conocidos como de ‘usar y tirar’ o ‘desechables’.

Distintas fuentes de la seguridad del Estado de la máxima solvencia consultadas por ABC explican que en cierta medida «se puede decir que los agentes de ‘usar y tirar ’ son un síntoma de que Putin se sintió vulnerable y puso en marcha un plan que no suponía una gran amenaza para los países de la UE en la medida en la que los objetivos que se señalaban eran de bajo nivel». No obstante, las mismas fuentes precisan que se trata de una estrategia más dentro de las muchas, y más agresivas, que ha puesto en marcha el Kremlin dentro de esa guerra híbrida que mantiene contra Europa, que incluye sabotajes de distintas, ciberataques, incendios provocados y campañas de desinformación.

Y hay otro elemento, no menor. «La amateurización del sabotaje podría aumentar la probabilidad de víctimas colaterales, incluidos sus propios autores», según explica un documento de Acled, acrónimo de la organización Armed Conflict Location & Event Data que recoge y mapea información detallada sobre la violencia política y las protestas en todo el planeta,

En España, según fuentes de seguridad consultadas, no existe pruebas definitivas que involucren a la Inteligencia rusa en una docena de actos sospechosos –desde un incendio en una empresa de Fuenlabrada (Madrid) a los envíos de paquetes sospechosos a las embajadas de Ucrania y Estados Unidos en Madrid, o a una empresa de defensa que suministraba armas al régimen de Zelenski–, pero lo cierto es que algunos de estos episodios llevan el marchamo del GRU.

Las mismas fuentes consultadas advierten de que la propia forma de reclutar a los ‘agentes de usar y tirar’, a través de Telegram o la ‘dark web’, complica mucho encontrar pruebas directas de la relación entre los autores materiales e intelectuales de estos ataques, que lo que buscan, sobre todo, es crear una sensación de inseguridad.

Para captar a esos colaboradores los servicios de Inteligencia rusos supervisan el comportamiento de los usuarios en canales públicos de la red donde se difunden contenidos prorrusos y teorías conspirativas. Aquellos que marcan ‘me gusta’, comentan o comparten publicaciones con frecuencia pueden ser identificados como posibles reclutas, mediante programas informáticos que analizan millones de perfiles en función de su lealtad y orientación política.

El primer contacto suele producirse a través de ofertas o consultas inofensivas, antes de que la comunicación se traslade a canales de comunicación encriptados. Los reclutados pueden recibir encargos como fotografiar instalaciones militares, incendiar vehículos o hacer pintadas con consignas políticas. La mayoría carece de formación o motivación ideológica y son abandonados tras cumplir una misión.

Según el rotativo británico ‘The Guardian’ decenas de personas han sido detenidas en Europa en los dos últimos años como sospechosas de haber sido captados por la Inteligencia rusa para perpetrar este tipo de actos. Por ejemplo, en Lituania una tienda de Ikea fue incendiada; en el Reino Unido siete personas fueron acusadas por el incendio de una nave industrial de una empresa vinculada a Ucrania, siniestro que se repitió en una nave de Fuenlabrada (Madrid); en París, al pie de la Torre Eiffel, dejaron cinco ataúdes con la inscripción ‘Soldados franceses en Ucrania’…

En cuanto a los autores, como se ha señalado, se trata de individuos reclutados en la red y que en muchas ocasiones reciben el pago, nunca demasiado elevado, en criptomonedas. Algunos saben muy bien lo que hacen, pero otros desconocen que trabajan para Moscú; de hecho, lo más frecuente es que no les mueva componente ideológico alguno.

Forman una tropa fácil de manejar y, de hecho, los oficiales de Inteligencia rusos no necesitan salir de su país para dirigir las operaciones. Además, muchas veces son personas que trabajan en la economía sumergida, a los que por supuesto se paga en negro, y no pocos tienen algún tipo de antecedente delictivo.

Para dar una idea de la amenaza basta señalar que recientemente la Oficina Federal para la Protección de la Constitución alemana, el Servicio Federal de Inteligencia (BND), la Oficina Federal de Policía Criminal (BKA) y el Servicio de Contrainteligencia Militar (MAD) advirtieron a los ciudadanos de que estuvieran alerta ante la posibilidad de ser reclutados como ‘agentes desechables’ por países hostiles.

En mayo pasado, el fiscal general federal de Alemania ordenó la detención de tres sospechosos a los que acusó de planear ataques con paquetes explosivos en nombre de agencias estatales rusas. Los detenidos eran tres ciudadanos de origen ucraniano que habían aceptado el encargo de «enviar paquetes desde Alemania a destinatarios en su país con dispositivos explosivos de férula que se incendiarían durante el transporte». Los fiscales trabajan sobre la hipótesis de que se trataba de ‘agentes desechables‘.

«El objetivo estratégico es sembrar discrepancias e inseguridad. No destruyen infraestructuras importantes, se centran en objetivos vulnerables que influyen en la percepción general de inseguridad en la sociedad», asegura un exjefe del servicio de Inteligencia Exterior de Polonia, uno de los países más afectados como se vio hace un par de semanas en un incidente ferroviario en ese país que se atribuye a una acción de uno de estos ‘agentes de un solo uso’.

Para Rusia la utilización de estos elementos tiene la ventaja de que si algo sale mal y son detenidos se pueden desentender de ellos con facilidad y simplemente permitir que cumplan una condena, que en todo caso no será muy alta por el tipo de ataque que se hace. «Encarcelas a uno y aparece otro que ocupa s u l ugar. Para Moscú s on una mercancía desechable», aseguró un funcionario europeo.

Para Javier Jordán, catedrático de Ciencia Política de la Universidad de Granada y experto en seguridad, las «acciones de sabotaje son sinérgicas con otras estrategias híbridas empleadas por Rusia, como los ciberataques y la desinformación» y afirma que en Rusia «convergen dos motivaciones. La primera, de gran estrategia: los líderes rusos ven la guerra en Ucrania como parte de una confrontación existencial de mayor envergadura, en la que Moscú pretende redefinir el sistema internacional según sus intereses frente a Estados Unidos y a Europa (…) La segunda motivación es de carácter pragmático: busca debilitar el apoyo militar y económico a Ucrania, un requisito fundamental para el esfuerzo bélico de Kiev».

Según datos de Acled, la mitad de los incidentes sospechosos desde febrero de 2022 se produjeron el año pasado, siendo los sabotajes y los sobrevuelos no autorizados de drones los más frecuentes. En marzo pasado comenzaron a disminuir probablemente por el acercamiento a Putin de Donald Trump.

Esta organización añade que «si bien algunos actos podrían calificarse de mero vandalismo, no puede subestimarse su importancia ni su potencial desestabilizador. Mientras tanto, Rusia podría aprovechar la cobertura de la insurgencia local para perpetrar ataques y sembrar el caos con una negación plausible, lo que dificulta aún más la investigación y desdibuja los límites de la realidad y la violencia».

FUENTE:

https://lectura.kioskoymas.com/abc/20251220/281745570732136/textview