Así ha cambiado el mapa de Ucrania y este es el balance de la guerra tres años después

Las modificaciones que ha sufrido el mapa ucraniano desde 2014

 

Hegseth, jefe del Pentágono, ha comentado que no es «realista» que Ucrania vuelva a las fronteras de 2014, ¿pero cómo eran las mismas?

Han pasado más de diez años desde que comenzó el conflicto entre Rusia y Ucrania, casi tres desde que el país presidido por Vladimir Putin se lanzó a una invasión sin complejos de sus vecinos, y apenas unos días desde que sendas conversaciones telefónicas del presidente estadounidense Donald Trump con el propio Putin y el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, acercaran, más que nunca, un alto el fuego.

Una de las declaraciones más importantes de esta última semana han sido las de Pete Hegseth, el nuevo jefe del Pentágono, que aseguró que «no es realista que Ucrania vuelva a las fronteras de 2014». ¿Pero, cómo eran esas fronteras? ¿Qué es lo que Hegseth le pide a Zelenski que renuncie?

El punto de inflexión en la relación entre Ucrania y Rusia fue el Euromaidán, la ola de protestas que surgió en 2014 contra el entonces presidente ucraniano, Víktor Yanukóvich, se negó a firmar un acuerdo de asociación con la Unión Europea. Su huida provocó una crisis de poder que Moscú aprovechó para organizar un referéndum en Crimea y anexionarse la península. Casi al mismo tiempo, en el este de Ucrania estalló un conflicto entre el Ejército ucraniano y grupos separatistas prorrusos en Donetsk y Lugansk, que declararon sus propias «repúblicas populares» con el respaldo de Rusia.

Tras eso, el mapa ucraniano ya nunca fue el mismo. La conocida como guerra del Donbás se prolongó durante ocho años con miles de muertos y, finalmente, el 24 de febrero de 2022, la invasión a gran escala de Rusia en territorio ucraniano.

rusia

Los cambios sufridos por el mapa ucraniano desde 2014

 

En las primeras semanas, las tropas rusas avanzaron rápidamente, capturando Jersón y acercándose paulatinamente a Kiev. Moscú confiaba en una guerra relámpago que forzara la rendición ucraniana en cuestión de días, pero la resistencia del país presidido por Zelenski, apoyada por un suministro rápido de armamento occidental, logró frenar los avances rusos y recuperar parte del terreno perdido. La retirada rusa de la región de Kiev y el fracaso en tomar Járkov marcaron un punto de inflexión.

A medida que la guerra avanzaba, el conflicto se convirtió en un enfrentamiento de desgaste. Rusia logró capturar Mariúpol —quizás su victoria más simbólica— en mayo de 2022 tras una brutal batalla en la acerería Azovstal, un golpe estratégico para Ucrania. Sin embargo, la esperada gran ofensiva rusa en el Donbás solo logró avances limitados, mientras Ucrania lanzaba contraofensivas exitosas en Járkov y Jersón. Para finales de 2023, el frente se estabilizó, con Rusia manteniendo el control de alrededor del 20 % del territorio ucraniano, principalmente en el sureste del país.

El tercer año de guerra ha estado marcado por una menor movilidad en el frente. Ucrania, dependiente de la ayuda militar de Occidente, ha visto cómo el apoyo internacional se ha vuelto más incierto, con el Congreso de EE.UU. y la Unión Europea mostrando reticencias a mantener el flujo de armamento. Ahora, con el regreso de Trump a la Casa Blanca, los acontecimientos se están precipitando hacia un final que, si bien está lejos de ser el que le gustaría a Zelenski, al menos es un final.

El coste humano del conflicto

Más allá de lo que cambien los tableros internacionales, no hay mayor ejemplo del efecto devastador que tiene una guerra que las bajas humanas que se producen. Según datos del medio Kyiv Post, en estos casi tres años de invasión Rusia ha perdido en Ucrania a casi un millón de personas (854.280).

Pérdidas rusas en la invasión de Ucrania

Pérdidas rusas en la invasión de Ucrania

 

Eso sin contar con todas las pérdidas en maquinaria y armamento: el país presidido por Putin se ha tenido que despedir de más de 25.000 drones, 20.000 piezas de artillería, más de 10.000 vehículos blindados, 6.523 tanques y más de 700 vehículos aéreos entre aviones militares y helicópteros.

Mientras tanto, Ucrania confirmó que tenía 10.000 muertos y 30.000 heridos a principios de junio de 2022, mientras que 7.200 soldados estaban desaparecidos, incluidos 5.600 capturados. En el punto álgido de los combates en mayo y junio de 2022, según el presidente Zelenski, entre 100 y 200 soldados ucranianos morían en combate diariamente.

En agosto de 2023, The New York Times citó a funcionarios estadounidenses no identificados que afirmaban que hasta 70.000 soldados ucranianos habían muerto y entre 100.000 y 120.000 habían resultado heridos. A finales de noviembre de 2024, basándose en todas las estimaciones previas, The Economist calculó las bajas ucranianas entre 60.000 y 100.000 muertos y 400.000 heridos.

El 8 de diciembre de 2024, el presidente electo de EE.UU., Donald Trump, afirmó que 400.000 soldados ucranianos habían muerto o resultado gravemente heridos hasta el momento. Posteriormente, el presidente Zelenski anunció que 43.000 soldados ucranianos habían muerto y 370.000 habían resultado heridos, pero que aproximadamente el 50 % de estos se recuperaron y volvieron al servicio activo. A principios de febrero de 2025, actualizó el número de bajas a 45.100 muertos y 390.000 heridos.

En cuanto a las muertes confirmadas de oficiales de ambos bandos, al 2 de febrero de 2025 habían muerto 4.671 oficiales rusos, mientras que al 29 de enero de 2025 habían muerto 4.898 oficiales ucranianos.

Más allá de este baile de números, donde obviamente cada bando ofrece las cifras que le interesan, lo que está claro es que las pérdidas humanas se cuentan por miles y miles. Un horror que, parece, todas las partes quieren acabar lo antes posible, aunque siempre tirando de la cuerta todo lo posible hacia tu lado.