Las Fuerzas Armadas estarán con todos los valencianos, sin descanso, hasta el final». Ante una pantalla con mapas satelitales, el teniente general Javier Marcos ofreció este viernes una rueda de prensa en la que, con precisión militar, detalló la devastación de la DANA en un área de 4.608 kilómetros cuadrados. Marcos es el máximo responsable de un despliegue sin parangón en tiempos de paz. Sobre él recae el mando, dirección y organización de 8.474 efectivos y 2.089 medios del Ejército de Tierra, Ejército del Aire y del Espacio, Armada y Guardia Real. Unidades de toda España se han desplegado sobre un terreno desolado y desolador, en algunos aspectos muy similar al de un escenario bélico. Bajo la dependencia directa de la ministra de Defensa, Margarita Robles, el general Marcos ha tenido que presentar batalla a la descomunal e imprevisible fuerza de la naturaleza. Y la UME ha contraatacado con el coraje y la profesionalidad de esas mujeres y hombres de las Fuerzas Armadas que se han dejado y se están dejando la piel hundidos en el lodo, la angustia y el desconsuelo de miles de ciudadanos. Quizás por ello, con su habitual tono sereno, Marcos trasladó un mensaje de confianza a la sociedad valenciana: «Nos piden que no nos vayamos. Y no les vamos a defraudar».

En las 600 misiones que ya se han llevado a cabo en Valencia se ha actuado «con el corazón, porque se trata de personas que están sufriendo, pero sobre todo con cabeza», afirmó Marcos. Bajo esta máxima, el teniente general está afrontando un combate contra el caos que ha dejado la Dana tras su letal paso. Un combate que no se considera una operación militar, sino una operación de emergencia con fuerzas militares. Este aspecto es muy importante para entender cómo funciona su despliegue en el conjunto de las Fuerzas Armadas, tal y como está regulado legalmente.

Marcos juró su cargo como jefe de la Unidad Militar de Emergencias el 16 de agosto de 2023. Fue llegar al cargo y entrar en acción. Acababa de declararse un fuerte incendio en Tenerife y el general recibió su primera «lección rápida», ya que la complicada orografía y la confluencia de distintos vientos locales convirtieron aquel fuego en un infierno.

El general Marcos es natural de Toledo, donde fue director de la Academia de Infantería entre 2017 y 2019, y asumió el mando de los centros logísticos del Ejército de Tierra tras ocupar durante tres años la jefatura de las Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra (FAMET).

Marcos se bregó en numerosas misiones en el exterior. En 1998 fue jefe de operaciones de la unidad española en Bosnia-Herzegovina. A lo largo de su carrera, ha participado asimismo en Líbano, Croacia y Sarajevo. En 2010 fue jefe de la Unidad de Helicópteros de Afganistán.

Ha estado destinado también en el Estado Mayor de la Fuerza de Acción Rápida, el Estado Mayor del Ejército, el Gabinete del JEME y la Dirección General de Política de Defensa.

El general Marcos pertenece a la XLIV Promoción de la Academia General Militar, es diplomado de Estado Mayor, graduado en el Unites States Army War College y máster por el Instituto de Estudios Estratégicos de Estados Unidos. Y es licenciado en Derecho por la Universidad de Castilla-La Mancha, entre otros estudios.

En el cara a cara, el general es un hombre de talante sereno, que inspira confianza y habla con las hoy tan necesarias dosis de sentido común. Cualidades indispensables en un puesto como el que ocupa, en el que se necesita mantener la sangre fría para tomar decisiones rápidas en medio de situaciones de alto riesgo y que evolucionan de forma inesperada. Sabiendo, además, que hay muchas vidas en juego: las de las personas afectadas por la emergencia, pero también las de sus propios hombres. El general habla de «mis soldados» con orgullo, y no es para menos. A fin de cuentas, él es la cabeza visible de un equipo preparado las 24 horas del día, los siete días de la semana, los 365 días del año. Un equipo adiestrado para servir cuando la sociedad vive sus peores pesadillas.

Sin duda, estás palabras que Marcos pronunció durante su toma de posesión se tornan hoy premonitorias: «sois la línea de contacto de una sociedad que os aguarda en momentos difíciles, de riesgo vital, justamente cuando más os necesita». No en vano, entre los principios del ideario de la UME destacan el espíritu de servicio y la abnegación, sabiendo que su esfuerzo diario ayudará a salvar vidas en la emergencia.