En los últimos años, Marruecos ha experimentado un imparable proceso de rearme y modernización de sus Fuerzas Armadas, como viene informando El Debate. La escalada armamentística se inició como respuesta a las crecientes tensiones regionales y por la necesidad de reforzar su posición geopolítica. La situación en el norte de África y el Sahel, la inestabilidad en Libia, las amenazas terroristas y la rivalidad con Argelia, así como la disputa sobre el Sahara Occidental, han impulsado a Marruecos a fortalecer sus capacidades militares. La posterior situación en la escena internacional, con rearmes generalizados, ha contribuido a consolidar la estrategia marroquí. Obviamente, los movimientos marroquíes siempre tienen una incidencia en España, que sigue de cerca la evolución militar del país vecino.

Entre las adquisiciones más destacadas se encuentran los aviones de combate F-16 y F-5 de fabricación estadounidense, que han mejorado significativamente la capacidad aérea del país. Además, Marruecos ha adquirido carros de combate Abrams M1A1, sistemas de defensa aérea como el Patriot PAC-3 y drones de vigilancia y ataque

Así las cosas, y con el apoyo firme de Estados Unidos, Marruecos se va a hacer con una flota de cazas de combate F-16 dotados con el sistema de guerra electrónica más moderna. El gigante norteamericano Lockheed Martin ha recibido el encargo del Departamento de Defensa de Estados Unidos para la producción de la suite de guerra electrónica F-16 Viper Shield. El trabajo se realizará en Fort Worth, Texas, y se espera que esté terminado para el 30 de junio de 2028. Este encargo involucra ventas militares extranjeras al Reino de Bahréin, la República de Bulgaria, el Reino de Marruecos, la República Eslovaca y la Fuerza Aérea de Taiwán.

Hay que subrayar, por cierto, que Lockheed Martin también ha recibido un contrato que permitirá a Marruecos la adquisición de un misil guiado y un conjunto de lanzamiento del Army Tactical Missile System.

El F-16 es un caza histórico que ha recibido una completa reforma por parte de Lockheed Martin, que se materializa en el modelo Block 70/72, que utiliza las nuevas tecnologías para alejarse de la cuarta generación y meterse de lleno en capacidades propias de los cazas de quinta generación. Marruecos optó en su momento, precisamente, por la adquisición de 24 cazas F-16 versión Block 70/72.

En estos aviones se ha incorporado un radar APG-83 AESA de Northrop Grumman proporciona al Bloque 70/72 capacidades de radar de combate de quinta generación aprovechando el hardware y software común con los radares AESA de los más modernos cazas de combate F-22 y los F-35. Estos radares funcionan en cualquier tipo de clima y proporcionan a los pilotos detalles del área objetivo de gran detalle y visualizaciones de mapas digitales que se pueden personalizar con funciones de giro y zoom, según detalla Lockheed Martin.

En concreto, el AESA se está integrando con un nuevo sistema de guerra electrónica interna activo y pasivo (Viper Shield), que incorpora un nuevo Receptor de Advertencia de Radar (DRWR) totalmente digital diseñado para interactuar con el radar APG-83.

En cuanto a la integración del armamento, en colaboración con la Fuerza Aérea de EE. UU. y varios clientes de ventas militares extranjeras de F-16, Lockheed Martin ha certificado más de 3.300 configuraciones de transporte y liberación para más de 180 tipos de armas y cargadores.

La cabina del nuevo F-16 permite mapas en movimiento en color, pantallas de situación aire-aire más grandes y más fáciles de administrar, funcionalidad de zoom con la capacidad de cambiar información entre pantallas y una pantalla digital de datos de instrumentos de vuelo.

La flota de F-16 de Marruecos cuenta con una veintena de cazas de una versión antigua —Block 52+— que entraron en servicio en 2011. En 2019, Estados Unidos aprobó su actualización al estándar F-16 Viper, que tiene previsto incorporarse a corto plazo. Las actualizaciones estructurales del nuevo modelo de F-16 garantizan que la flota internacional pueda operar al menos hasta 2060. El rearme marroquí también tiene un indudable componente económico y tecnológico. La industria de defensa local ha recibido inversiones significativas, con el objetivo de desarrollar capacidades autóctonas de producción y mantenimiento de equipo militar.